Debate sobre EEUU-Cuba mostró una OEA politizada y antipatía hacia Washington
Infolatam/Efe
Washington, 23 de diciembre de 2014
Washington, 23 de diciembre de 2014
Las claves
- La declaración final aprobada manifiesta la "profunda satisfacción" de la OEA por la decisión anunciada la semana pasada por los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro.
- Durante el debate, representantes de varios países expresaron su frustración por las dificultades para ponerse de acuerdo en el respaldo al nuevo capítulo iniciado por Cuba y EE.UU., algo elogiado por todos los asistentes a la reunión.
El debate celebrado en la OEA este lunes, que estuvo a punto de tumbar una resolución de apoyo a la reanudación de las relaciones entre EE.UU. y Cuba consensuada previamente, dejó al descubierto la politización del organismo y la animadversión hacia Washington de algunos de sus miembros.
La Organización de Estados Americanos (OEA) “no fue capaz de responder de manera eficiente, dramática y contundente”, comentó a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.
A su juicio, eso tiene que ver con que “los sentimientos” hacia Estados Unidos de algunos de los países que integran la OEA, y en particular de aquellos asociados en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), “siguen siendo muy complicados”.
Una propuesta de Bolivia para mencionar el embargo económico a Cuba, respaldada por Venezuela, Nicaragua, Ecuador y El Salvador, obstaculizó la aprobación de una resolución de apoyo al histórico anuncio para el restablecimiento de relaciones entre EE.UU. y Cuba, después de 53 años de antagonismo entre los dos países.
Los desacuerdos sobre el borrador de la declaración, que estaba listo desde el pasado viernes, obligaron a retrasar cinco horas el inicio de la reunión extraordinaria celebrada este lunes por el Consejo Permanente del organismo.
Debido a la propuesta de Bolivia, los representantes permanentes debieron solicitar un tiempo extra para comunicarse con sus países y determinar la posición oficial de sus gobiernos.
La declaración final aprobada manifiesta la “profunda satisfacción” de la OEA por la decisión anunciada la semana pasada por los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro.
Además, “reitera el compromiso de las Américas con el diálogo entre Estados soberanos y expresa su apoyo a la implementación de las medidas en favor de la completa normalización de las relaciones bilaterales”, rotas desde 1961.
Bolivia, Venezuela y Nicaragua se sumaron a la votación de la declaración por aclamación, pero indicaron que incluirían notas a pie de página para reflejar su posición sobre el embargo.
Durante el debate, representantes de varios países expresaron su frustración por las dificultades para ponerse de acuerdo en el respaldo al nuevo capítulo iniciado por Cuba y EE.UU., algo elogiado por todos los asistentes a la reunión.
“La incapacidad de lograr rápidamente un consenso en una cosa tan sencilla como manifestar nuestra satisfacción es una injusticia para esta organización”, resumió el embajador de Granada, Angus Friday.
En la misma línea se expresó el representante permanente de Colombia, Andrés González: “Seguramente, el mundo no va a estar pendiente de qué decimos, pero sí va a estar pendiente si no lo decimos”.
La situación vivida este lunes recordó lo ocurrido en marzo pasado, cuando ya quedó en evidencia la dificultad del organismo para actuar ante una crisis política como la que estaba teniendo lugar en Venezuela, debido a sus divisiones internas y a la complicada burocracia que rige su funcionamiento.
Entonces, las negociaciones secretas retrasaron más de una semana la convocatoria de una sesión sobre Venezuela en el Consejo Permanente.
“La OEA necesita realmente reformarse y renovarse”, apuntó Shifter a Efe, al aludir a la “falta de agilidad” de la organización cuando le toca actuar.
El exvicepresidente de Guatemala Eduardo Stein, que aspira a ser el próximo secretario general de la OEA cuando el chileno José Miguel Insulza deje el cargo, prometió en octubre en una entrevista con Efe que, de ser elegido, se esforzará por reformar el organismo para que deje de ser un “desmadre”, y no se convierta en una “aduana de ideologías territoriales”.
“En Latinoamérica, somos campeones en planear y en escribir sobre objetivos estratégicos, pero somos flojos en llevarlos a la práctica”, sostuvo Stein.
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