jueves, 18 de diciembre de 2014

Guantánamo, el gran marginado en el deshielo

Guantánamo, el gran marginado en el deshielo

  • Ha sido el único tema no incluido en la negociación entre Cuba y Estados Unidos

Puerta de uno de los campos del centro de detención de Guantánamo.
Puerta de uno de los campos del centro de detención de Guantánamo. REUTERS

En medio de unas negociaciones secretas en Canadá que tardaron 18 meses, Estados Unidos y Cuba hablaron de espías, embargo, derechos humanos y decenas de temas. Lo que no discutieron fue sobre el único pedazo de tierra que une físicamente a los dos países:la Base Naval de Guantánamo.
La base está situada al este de Cuba y bajo administración estadounidense desde 1903, que ha alquilado el espacio a perpetuidad por 4.080 dólares anuales. Hasta hoy, en la primera semana de enero un funcionario de la misión diplomática de Estados Unidos en La Habana deposita un cheque del Departamento del Tesoro en el ministerio de Exteriores de la isla. Pero, desde 1959, el Gobierno cubano no ha cobrado el cheque porque reclama la devolución del territorio de la base que considera 'bajo ocupación" de Estados Unidos.

"Los cambios anunciados no tendrán ningún impacto en Guantánamo", ha dicho la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Bernadette Meehan, el miércoles por la noche.
Tanto es así que el trueque de Alan Gross y un espía estadounidense por tres agentes de inteligencia cubanos no provocó un refuerzo en la seguridad de la base, ha confirmado la portavoz Kelly Wirfel.
Un miembro de la administración de Barack Obama ha dicho a la cadena noticiosa McClatchy que en cada uno de los encuentros en Canadá, los cubanos quisieron abordar el tema de Guantánamo, pero los estadounidenses siempre rehusaron siquiera mencionar la palabra.
La base es objeto de controversia internacional tras la apertura de una cárcel allí en el año 2002 para albergar a los detenidos en las guerras de Irak y Afganistán. Inicialmente el Gobierno cubano se mantuvo en silencio hasta que un año después, en un discurso ante el batallón fronterizo, el entonces ministro de Defensa ahora presidente, Raúl Castro, sorprendió a observadores al decir que si alguno de los presos se escapaba a territorio cubano seria entregado a las autoridades estadounidenses.
Pero cuando los abogados de los presos comenzaron a divulgardetalles del tratamiento que los carceleros imponían a los detenidos, las golpizas y torturas, el entonces presidente Fidel Castro criticó duramente a Washington. "Quiero que sepan (Estados Unidos) que jamás vamos a tolerar torturas y violaciones en esa base. Los denunciaremos ante todo el mundo", ha dicho.
La base tiene 116 kilómetros cuadrados y además de los 136 detenidos que quedan, alberga unas 6.000 personas entre personal militar, civil y constructores.

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