domingo, 1 de febrero de 2015

DIALOGO Y ALGO MAS


DIALOGO Y ALGO MAS

Por Ariel Clavijo

Las campanas del dialogo con la tiranía de los hermanos Castro no es nueva en nuestro ámbito. Desde hace muchos años que esos vientos vienen soplando y han sido rechazados por muchos hombres dignos en el exilio y dentro de Cuba. Dentro de esos de buscan el dialogo con la tiranía criminal que ha estado asesinando a hombres, con los pantalones bien puestos, que se han enfrentado dignamente a ellos desde el comienzo de la fatídica revolución Estalinista  implantada en la isla por más de medio siglo, hay varios grupos: aquellos que por intereses económicos buscan un acercamiento con el tirano para ver crecer sus ganancias, sin importarle el sufrimiento de miles de madres que han perdido a sus hijos en los campos de batalla en las montañas de Cuba, frente al paredón y aquellos que han tratado de escapar de la barbarie en frágiles balsas que han zozobrado sin conseguir su objetiva: ser hombres libres. Un segundo grupo que se vieron perjudicados al ser apartados de los puestos administrativos o militares que ocupaban y que ellos mismos se autoproclamaron “disidentes” para buscar la forma política de pertenecer a un grupo que supuestamente lucha para el derrocamiento de la tiranía.

Los de ambiciones políticas conforman el tercer grupo. Aquí encontramos a aquellos que nunca hicieron nada para derrocar al tirano, pero al llegar al exilio, y como un entretenimiento, desarrollan actividades políticas para engrandecer su ego y darse a conocer. En este grupo también caben los que se encuentran dentro de la isla, pero nunca van a aparecer públicamente donde sean identificados como enemigos de la revolución y se encuentran al acecho del momento propicio para hacer su aparición en el marco político y de esa forma ocupar un puesto que le sirva, tal vez, para desviar la atención y que su pasado no sea descubierto.

Los que trabajan al servicio del tirano también ocupan un lugar dentro de la lucha y desarrollan un papel muy importante pues son los encargados de confundir y persuadir a aquellos que no saben donde están parados y su definición es pendular. Otros miran con sentimiento y nostalgia la separación de la patria y, cansados de la lucha, solo añoran el retorno a la tierra que los vio nacer y que un día los vio partir con la ilusión que el retorno solo duraría unos meses.

En los últimos tiempos hemos escuchado a los falsos profetas dirigirse al exilio y al pueblo de Cuba para decirles que “hay que dejar a un lado la parte ideológica de la lucha, que los tiempos cambian y hay que retomar la etapa de la tecnología para desarrollar la lucha interna en Cuba. Esto se traduce en que la sangre derramada por nuestros hermanos caídos durante la lucha no tiene el más mínimo valor, que las ideas son acomodaticias al mejor postor y que no importa medio siglo de hambre, miserias y enfermedades, que la desintegración de la base de la sociedad, la familia, es algo normal, que la desmoralización de nuestra juventud y la pérdida de los valores fundamentales del ser humano no cuenta cuando se trata de intereses creados. La devastación económica de nuestro país, la ecología, la cultura, nuestras tradiciones, el legado de nuestros patriotas, nuestro patrimonio y todo lo demás que ha sufrido deterioro tiene un nombre, los hermanos Castro y no es justo que se les premie por tanto dolor, por tanto sufrimiento de aquellas madres que vieron partir a sus hijos desde temprana edad por luchar por un futuro mejor para nuestra sociedad.

El doctor Oscar Elías Biscet pronuncio unas sabias palabras en una entrevista radial cuando dijo: Tenemos que cavar una zanja bien profundo entre aquellos que tratan de dialogar con el tirano de Cuba y aquellos que estamos dispuestos a continuar la lucha hasta la verdadera liberación de nuestra patria. Es la hora de la definición; los que dialogan con el tirano, quedaran con él y aparecerán en la historia junto a aquellos que asesinaron y esclavizaron a nuestro pueblo. Los que verdaderamente quieren la libertad de la patria serán aquellos que, con orgullo, habrán cumplido con los ideales de nuestros hermanos caídos frente al paredón y en los campos de batalla.

Los que hablan de dialogo también hablan de unión de los diferentes grupos a sabiendas que no puede haber unión cuando se habla de dialogar con quien oprime a nuestros hermanos y quien se ha burlado infinitas veces de aquellos que llegaron al lado del tirano con el ánimo de establecer un dialogo. La historia no miente cuando los que la escriben lo hacer con honor y cuando se busca el bienestar de todos y cada uno de los ciudadanos

 

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