Refugiados hoy, turistas al año y un día
¿Qué hacer con la Ley de Ajuste? Si los cubanos son “perseguidos políticos”, ¿cómo es posible que vayan a Cuba en múltiples ocasiones cada año y nada les suceda?
jueves, febrero 5, 2015 | Hector Lans | 4 Comentarios
MIAMI, Florida -Interesante ver, como dice el bolero, “las vueltas que da la vida”. ¿Quién iba a decir que incluso líderes políticos de extrema derecha, quienes siempre enarbolaron la bandera de la denuncia al régimen de Castro y la defensa al valiente exilio cubano que tantas vidas ha ofrendado, iban a recomendar el levantamiento de la Ley de Ajuste Cubano?
Tal ley, como el llamado Embargo Económico, contiene más un valor moral y de denuncia a una dictadura implacable, que un efecto realmente positivo o decisivo para ganar esta gran batalla de más de 56 largos años.
La actitud de languidez política del presidente Obama, así como su lealtad a la defensa del Socialismo Mundial, llamado comúnmente en tiempos de la antigua Unión Soviética, Internacional Comunista, por el contrario, ha mostrado sus verdaderos colores.
El exilio cubano legítimo, el que vino por persecución política y no en busca de bienestar económico, observa con dolor como Miami se llena cada vez más de “compañeros” del Partido, antes perseguidores, fieles al régimen, aun cuando viven en “exilio”. Aquellos que visitan la Isla, como me comentaba, adolorido, un amigo, “cada 15 minutos”. He visto múltiples casos de personas que llegan, se acogen a la Ley de Ajuste Cubano, al año reciben su residencia o Green Card y al mes siguiente hacen su primera visita a Cuba.
Me pregunto: ¿No es la Ley de Ajuste Cubano la que permite quedarse en Estados Unidos a aquellos perseguidos por la dictadura cubana? Si son perseguidos, ¿cómo es posible que regresen a Cuba, vayan y vengan en múltiples ocasiones cada año y nada les suceda? Cuando les preguntas, te dicen claramente que vinieron por razones económicas. A mí no se me ocurriría -de hecho, jamás lo he hecho- visitar Cuba, para no correr el riesgo de que me encarcelen, como tantas veces hicieron en mis tiempos de juventud cuando allá vivía.
¿Sería la mejor respuesta cancelar la Ley de Ajuste Cubano, ante esta falta de dignidad de quienes visitan la finca del dictador después de recibir asilo político en Miami? La verdad que ganas no me faltan para apoyar tal iniciativa. Sin embargo, pienso que existe una solución más justa. ¿Por qué no mantener esa Ley, cuyo gran valor radica en ser una denuncia y una posibilidad de dar refugio a verdaderos perseguidos por el régimen de los Castro, pero regular o hacerle una Enmienda a la Ley que controle las idas y venidas de quienes, sin tener una razón de peso, la visitan sin temor a ser encarcelados?
Debiéramos legislar que aquellos que la visiten sin una razón muy justificada, deberán prescindir de su derecho a residir de manera permanente en Estados Unidos, así como de recibir los múltiples beneficios económicos a que tienen derecho los verdaderos refugiados.
Eliminar la Ley de Ajuste Cubano no creo sea justo, sino más bien otra victoria política de los Castro. Eliminar el Embargo, tampoco lo creo, aunque totalmente inefectivo, sigue siendo una bandera de protesta del cubano exiliado.
Quienes hace tantas décadas no vemos a Cuba, y no pensamos verla mientras exista allá la sombra de los Castro, vemos con tristeza el desparpajo de los nuevos “emigrados”, pero más tristeza nos da ver cómo el Presidente norteamericano es capaz de proponer la retirada de Cuba de la lista de países terroristas, cuando sus actuales gobernantes lo practicaban desde su lucha contra Batista, poníendo bombas en los cines, asesinando a funcionarios del gobierno en cabarets, librando una guerra de guerrillas, hoy extendida a Colombia y a muchos otros países del mundo. Cuando aviones cubanos militares han derrumbado aeronaves civiles, asesinando jóvenes en aguas internacionales. Cuando recientemente se detectó en el Canal de Panamá un buque con rumbo a Corea del Norte cargado ilegal y clandestinamente de armamentos pesados. Cuando las mujeres son públicamente atropelladas y golpeadas por solo expresar pacíficamente su inconformidad con la dictadura. Cuando jóvenes arriesgan sus vidas diariamente tratando de llegar a la Base Naval de Guantánamo esquivando las minas colocadas por el gobierno cubano y cruzando el Estrecho de la Florida con tal de ser libres. Cuando más de un opositor ha sido asesinado de una u otra manera a la luz pública.
Esperemos que, a pesar de la indignación que nos causa ver a la ola más reciente de cubanos que llegan a la Florida y de inmediato se van de paseo a la Isla, la Ley de Ajuste Cubano se mantenga como un estandarte de denuncia a un régimen de oprobio que ha humillado a los cubanos, dentro y fuera de Cuba por más de medio siglo, ante la indiferencia del mundo llamado libre y de todas la naciones democráticas del planeta.
También esperemos que nuestros congresistas y senadores legislen y propongan la suspensión de los beneficios recibidos mediante la Ley de Ajuste Cubano a aquellos que demuestren que van a Cuba sin justificación saludable y no sufren persecución real del gobierno.
Como decía Winston Churchill: Esperemos y oremos.
Tal ley, como el llamado Embargo Económico, contiene más un valor moral y de denuncia a una dictadura implacable, que un efecto realmente positivo o decisivo para ganar esta gran batalla de más de 56 largos años.
La actitud de languidez política del presidente Obama, así como su lealtad a la defensa del Socialismo Mundial, llamado comúnmente en tiempos de la antigua Unión Soviética, Internacional Comunista, por el contrario, ha mostrado sus verdaderos colores.
El exilio cubano legítimo, el que vino por persecución política y no en busca de bienestar económico, observa con dolor como Miami se llena cada vez más de “compañeros” del Partido, antes perseguidores, fieles al régimen, aun cuando viven en “exilio”. Aquellos que visitan la Isla, como me comentaba, adolorido, un amigo, “cada 15 minutos”. He visto múltiples casos de personas que llegan, se acogen a la Ley de Ajuste Cubano, al año reciben su residencia o Green Card y al mes siguiente hacen su primera visita a Cuba.
Me pregunto: ¿No es la Ley de Ajuste Cubano la que permite quedarse en Estados Unidos a aquellos perseguidos por la dictadura cubana? Si son perseguidos, ¿cómo es posible que regresen a Cuba, vayan y vengan en múltiples ocasiones cada año y nada les suceda? Cuando les preguntas, te dicen claramente que vinieron por razones económicas. A mí no se me ocurriría -de hecho, jamás lo he hecho- visitar Cuba, para no correr el riesgo de que me encarcelen, como tantas veces hicieron en mis tiempos de juventud cuando allá vivía.
¿Sería la mejor respuesta cancelar la Ley de Ajuste Cubano, ante esta falta de dignidad de quienes visitan la finca del dictador después de recibir asilo político en Miami? La verdad que ganas no me faltan para apoyar tal iniciativa. Sin embargo, pienso que existe una solución más justa. ¿Por qué no mantener esa Ley, cuyo gran valor radica en ser una denuncia y una posibilidad de dar refugio a verdaderos perseguidos por el régimen de los Castro, pero regular o hacerle una Enmienda a la Ley que controle las idas y venidas de quienes, sin tener una razón de peso, la visitan sin temor a ser encarcelados?
Debiéramos legislar que aquellos que la visiten sin una razón muy justificada, deberán prescindir de su derecho a residir de manera permanente en Estados Unidos, así como de recibir los múltiples beneficios económicos a que tienen derecho los verdaderos refugiados.
Eliminar la Ley de Ajuste Cubano no creo sea justo, sino más bien otra victoria política de los Castro. Eliminar el Embargo, tampoco lo creo, aunque totalmente inefectivo, sigue siendo una bandera de protesta del cubano exiliado.
Quienes hace tantas décadas no vemos a Cuba, y no pensamos verla mientras exista allá la sombra de los Castro, vemos con tristeza el desparpajo de los nuevos “emigrados”, pero más tristeza nos da ver cómo el Presidente norteamericano es capaz de proponer la retirada de Cuba de la lista de países terroristas, cuando sus actuales gobernantes lo practicaban desde su lucha contra Batista, poníendo bombas en los cines, asesinando a funcionarios del gobierno en cabarets, librando una guerra de guerrillas, hoy extendida a Colombia y a muchos otros países del mundo. Cuando aviones cubanos militares han derrumbado aeronaves civiles, asesinando jóvenes en aguas internacionales. Cuando recientemente se detectó en el Canal de Panamá un buque con rumbo a Corea del Norte cargado ilegal y clandestinamente de armamentos pesados. Cuando las mujeres son públicamente atropelladas y golpeadas por solo expresar pacíficamente su inconformidad con la dictadura. Cuando jóvenes arriesgan sus vidas diariamente tratando de llegar a la Base Naval de Guantánamo esquivando las minas colocadas por el gobierno cubano y cruzando el Estrecho de la Florida con tal de ser libres. Cuando más de un opositor ha sido asesinado de una u otra manera a la luz pública.
Esperemos que, a pesar de la indignación que nos causa ver a la ola más reciente de cubanos que llegan a la Florida y de inmediato se van de paseo a la Isla, la Ley de Ajuste Cubano se mantenga como un estandarte de denuncia a un régimen de oprobio que ha humillado a los cubanos, dentro y fuera de Cuba por más de medio siglo, ante la indiferencia del mundo llamado libre y de todas la naciones democráticas del planeta.
También esperemos que nuestros congresistas y senadores legislen y propongan la suspensión de los beneficios recibidos mediante la Ley de Ajuste Cubano a aquellos que demuestren que van a Cuba sin justificación saludable y no sufren persecución real del gobierno.
Como decía Winston Churchill: Esperemos y oremos.
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