La guerra de Maduro a las empresas
Crea comandos militares para luchar contra las largas colas en los establecimientos
Presume de la detención de varios empresarios, a los que acusa de 'conspiración'
Ciudadanos esperan en una fila para entrar en un establecimiento de Caracas.EFE
"Todos los días el caos tiene una forma distinta. El desvarío se incrementa". El escritor Leonardo Padrón resume en 13 palabras la última arremetida del chavismo contra la empresa privada, que viene acompañada de la creación de comandos populares militares "para ganar la batalla económica a favor del pueblo", según el 'catecismo' político de Nicolás Maduro.
Una medida militar sorprendente, de la que aún se desconocen los detalles, y varios golpes (de los de verdad) en una sola semana y donde más duele: la distribución de productos básicos, cuya escasez provoca múltiples colas y desazón entre los venezolanos. Maduro aprovechó un acto en Carabobo para presumir, además, de la detención de varios directivos de la cadena de supermercados Día a Día: "Les llevé a los tribunales; ya están siendo juzgados". Estos empresarios se unen a los de la cadena Farmatodo, que fue intervenida el lunes. Al frente de las operaciones, Diosdado Cabello, líder militar del oficialismo.
Según la retórica de la revolución, los empresarios estaban "conspirando", "irritando al pueblo" y "buscando mantener la sensación de colas", lo que supone "una táctica guerrillera", en palabras de Maduro.
La noticia cayó como una bomba en un país hastiado por la crisis de desabastecimiento y por la mayor inflación del planeta. Una país con colas todos los días, donde Farmatodo, la cadena que hoy sufre el tsunami revolucionario, ha vendido con mayor o menor acierto sus productos. Eso sí, las colas en sus 167 farmacias (2,5 millones de clientes semanales) son inferiores a las que todos los días exhiben cadenas estatales como Bicentenario o Mercal. Incluso el Gobierno ha querido reducir la sensación de sus colas ocultándolas en parkings o sótanos de algunos de sus comercios. Las redes sociales, a pesar de que se persigue a todo aquél que tome una fotografía, tardaron pocas horas en desvelar el truco.
Estas embestidas (más de 20 empresarios han sido llamados a declarar y el presidente de la asociación de clínicas privadas fue detenido durante tres horas tras denunciar la falta de material básico en hospitales) airean la táctica del Gobierno para encarar las trascendentales parlamentarias de este año: el 'dakazo' a cuentagotas. Gracias a las famosas superrebajas socialistas a la fuerza de diciembre de 2013, el chavismo triunfó en las elecciones locales. Con este aluvión de medidas populistas buscan un efecto parecido.
El aparato de propaganda hace el resto, aunque también los hay desobedientes. Jorge Giordani, vicepresidente destituido por Maduro, irrumpió en la polémica tras ocho meses de silencio para denunciar que "casi somos el hazmerreír de América". El que fuera gurú marxista de Chávez lo tiene claro: "Las colas son un signo de ineficiencia".
La discusión estaba abierta esta semana entre las mesas de la panadería Royal, en el barrio caraqueño de Santa Mónica. Opiniones discrepantes, incluso una de ellas recordando el fracaso de Farmapatria, cadena gubernamental que prometió 120 locales y que hoy languidece. Hasta que una voz se alzó con fuerza sobre las demás: "Maduro es el milagro que el comandante Chávez nos legó". Y ahí se acabó el debate.
Una medida militar sorprendente, de la que aún se desconocen los detalles, y varios golpes (de los de verdad) en una sola semana y donde más duele: la distribución de productos básicos, cuya escasez provoca múltiples colas y desazón entre los venezolanos. Maduro aprovechó un acto en Carabobo para presumir, además, de la detención de varios directivos de la cadena de supermercados Día a Día: "Les llevé a los tribunales; ya están siendo juzgados". Estos empresarios se unen a los de la cadena Farmatodo, que fue intervenida el lunes. Al frente de las operaciones, Diosdado Cabello, líder militar del oficialismo.
Según la retórica de la revolución, los empresarios estaban "conspirando", "irritando al pueblo" y "buscando mantener la sensación de colas", lo que supone "una táctica guerrillera", en palabras de Maduro.
La noticia cayó como una bomba en un país hastiado por la crisis de desabastecimiento y por la mayor inflación del planeta. Una país con colas todos los días, donde Farmatodo, la cadena que hoy sufre el tsunami revolucionario, ha vendido con mayor o menor acierto sus productos. Eso sí, las colas en sus 167 farmacias (2,5 millones de clientes semanales) son inferiores a las que todos los días exhiben cadenas estatales como Bicentenario o Mercal. Incluso el Gobierno ha querido reducir la sensación de sus colas ocultándolas en parkings o sótanos de algunos de sus comercios. Las redes sociales, a pesar de que se persigue a todo aquél que tome una fotografía, tardaron pocas horas en desvelar el truco.
Defensa de la Patronal
Jorge Roig, presidente de la patronal Fedecámaras, salió en defensa del empresariado, al que la revolución pinta como "burguesía parasitaria": "Farmatodo es un ejemplo de empresa exitosa, ética y socialmente responsable. Toda nuestra solidaridad. Llevan 96 años apostando por el país, mientras que los maletineros [empresas fantasmas cercanas al poder que en 2013 arrebataron al país más de 20.000 millones de dólares] roban los recursos".Estas embestidas (más de 20 empresarios han sido llamados a declarar y el presidente de la asociación de clínicas privadas fue detenido durante tres horas tras denunciar la falta de material básico en hospitales) airean la táctica del Gobierno para encarar las trascendentales parlamentarias de este año: el 'dakazo' a cuentagotas. Gracias a las famosas superrebajas socialistas a la fuerza de diciembre de 2013, el chavismo triunfó en las elecciones locales. Con este aluvión de medidas populistas buscan un efecto parecido.
El aparato de propaganda hace el resto, aunque también los hay desobedientes. Jorge Giordani, vicepresidente destituido por Maduro, irrumpió en la polémica tras ocho meses de silencio para denunciar que "casi somos el hazmerreír de América". El que fuera gurú marxista de Chávez lo tiene claro: "Las colas son un signo de ineficiencia".
La discusión estaba abierta esta semana entre las mesas de la panadería Royal, en el barrio caraqueño de Santa Mónica. Opiniones discrepantes, incluso una de ellas recordando el fracaso de Farmapatria, cadena gubernamental que prometió 120 locales y que hoy languidece. Hasta que una voz se alzó con fuerza sobre las demás: "Maduro es el milagro que el comandante Chávez nos legó". Y ahí se acabó el debate.
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