lunes, 16 de mayo de 2016

Brasil rechaza declaraciones de gobiernos aliados de Rousseff por la suspensión de la mandataria

Brasil rechaza declaraciones de gobiernos aliados de Rousseff por la suspensión de la mandataria

Temer durante el acto de nombramiento del nuevo presidente de la corte electoral en Brasilia el 12 de mayo. (REUTERS)
El Gobierno interino de Brasil rechazó las críticas de gobiernos de izquierda en América Latina, incluyendo al de Cuba, Venezuela y Bolivia, por el proceso de impugnación a Dilma Rousseff, que fue suspendida de su cargo de presidenta por el Senado, reportó Reuters.
El presidente izquierdista de El Salvador se sumó a la presión
regional contra Brasil cuando dijo que no reconocería al Gobierno interino y llamó a su embajadora, agregando que hubo una "manipulación política" en la mayor economía de América Latina.
La situación —que no es inusual entre líderes de izquierda y gobiernos más conservadores en momentos en que la región se inclina hacia la derecha— tiene lugar al tiempo que el vicepresidente de Rousseff, Michel Temer, asume la presidencia de Brasil y se apresta a sacar a la economía de su peor recesión desde la década de 1930.
Rousseff enfrentará ahora un juicio en el Senado por irregularidades en el presupuesto de su Gobierno. El juicio podría durar hasta 180 días y se prevé que concluya en su salida definitiva.
En un comunicado emitido el viernes por la tarde, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil dijo que "rechaza enfáticamente" que sus vecinos "se permitan opinar y propagar falsedades sobre un proceso político interno en Brasil".
En otra declaración, el ministerio, encabezado por José Serra, un prominente exsenador y candidato presidencial, criticó al jefe del bloque regional sudamericano UNASUR. El secretario general de la entidad, Ernesto Samper, había cuestionado la validez de la suspensión de Rousseff.
Después de declaraciones en duros términos emitidas por Brasil el viernes, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro —quien también enfrenta problemas económicos y un intento por sacarlo del cargo—, pidió a su embajador en Brasil que volviera a casa para hablar sobre la situación.
Maduro es uno de los líderes, incluyendo a la propia Rousseff, que han condenado su suspensión calificándola de un "golpe".
Rousseff, que pasó el fin de semana junto a su familia en Porto Alegre, en el sur de Brasil, dijo que podría apelar a organizaciones regionales para desacreditar el proceso de impugnación. Sin embargo, hasta ahora ha cumplido con todos los procedimientos vinculados a su suspensión.
Por su parte, el presidente interino de Brasil, Michel Temer, dijo el domingo en una entrevista televisada que espera reducir el desempleo y traer estabilidad económica y política al país más grande de América Latina, reportó Reuters.
Temer, un político de centro que asumió interinamente la presidencia la semana pasada después de que el Senado decidiera someter a un juicio político a la ahora suspendida presidenta Dilma Rousseff, dijo que su gobierno reducirá el gasto público donde sea posible y que es esencial reformar el actual sistema de pensiones de Brasil.
Repitiendo la promesa hecha la semana pasada, Temer insistió en que los recortes de gastos no afectarán los populares programas sociales que caracterizaron los 13 años de Gobierno del Partido de los Trabajadores.
El recién asumido Gobierno de Brasil está luchando por identificar reformas que le permitan revivir la alicaída economía del país, que cruza su peor recesión en décadas.
Además de reducir el déficit presupuestario, el Gobierno debe controlar una inflación de casi dos dígitos y una tasa de desempleo en aumento.
Temer, que era hasta la semana pasada el vicepresidente de Rousseff, permanecerá como presidente interino mientras ella enfrenta el juicio político por acusaciones de violar leyes presupuestarias, que podría extenderse por hasta seis meses y que podría terminar con su destitución definitiva.
Temer dijo que no buscará la presidencia más allá del actual período presidencial que se extiende hasta el 2018.
Al ser preguntado sobre cuál le gustaría que fuera el legado del período en que estará al mando del país, Temer dijo: "reducir el desempleo y ver a un país en calma".
En una entrevista grabada por Globo, la mayor red de televisión del país, Temer dijo además que no interferiría con las investigaciones por corrupción en curso que han afectado a gran cantidad de políticos en los últimos años.
En una entrevista separada, el nuevo ministro de Hacienda de Brasil, Henrique Meirelles, dijo el domingo que el peor problema económico del país era la "confianza".
Meirelles aseguró que el Gobierno interino del país necesita reordenar las finanzas públicas, pero que no recortaría gastos de programas sociales.
Manifestantes se enfrentan con activistas a favor de la destitución de Dilma
Varios miles de brasileños salieron este domingo a las calles para protestar por la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff y contra el nuevo Gobierno de Michel Temer, en una jornada de movilización que será retomada durante la semana por los movimientos de izquierda, reportó la AFP.
La mayor marcha tuvo lugar en Sao Paulo, donde 10.000 personas, según los organizadores, se manifestaron contra Temer y su gabinete enteramente masculino, así como en oposición al "golpe" del que afirman ha sido víctima Rousseff.
"No aceptamos un gobierno ilegítimo, un gobierno fraudulento, un gobierno sin representatividad, que vino a cortar derechos. No podemos quedarnos sentados y observar cómo usurpan nuestro país. Por eso, ¡Temer jamás!", declaró a AFP TV la actriz de 24 años, María Bope.
Al final de la marcha, algunos manifestantes se enfrentaron con otros activistas a favor de la destitución de Rousseff, que seguían acampados en la Avenida Paulista, pero no hubo detenidos.
El nuevo presidente interino asumió el poder el jueves con un gabinete conformado sólo por hombres blancos, ricos, conservadores y algunos con casos en la justicia, lo que ha despertado fuertes críticas, informó la agencia francesa.
La Unión Nacional de Estudiantes, uno de los movimientos presentes en la marcha, anunció que el martes habrá otra protesta en la capital económica del país contra lo que califican como "golpe".
En su mensaje a la nación poco después de haber sido notificada de su suspensión, Rousseff pidió a sus partidarios que continuaran "movilizados, unidos y en paz".
"Brasil tiene hoy un gobierno provisorio, interino y una presidenta electa por 54 millones. Hay un Gobierno interino e ilegítimo desde el punto de vista de los votos. Lucharemos para volver", afirmó en un encuentro con la prensa extranjera al día siguiente.
Las protestas de este domingo comenzaron durante la mañana en Brasilia, donde unas 250 personas, según la policía, se concentraron frente al palacio presidencial.
"¡Golpistas, fascistas", repetían los manifestantes, que llevaban banderas de Brasil y del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y Lula.
"Creemos en Dilma, la queremos de vuelta. Haremos de todo para que esas ratas salgan", dijo a la AFP Elaine Ruas, una promotora cultural de 57 años. "No se pueden mandar 54 millones de votos a la basura para que estos bandidos tomen el poder", lanzó por su parte Vanderson Silva, un profesor de 32 años.
Mientras, en Belo Horizonte, otro de los polos industriales del sudeste de Brasil, se congregaron unos 5.000 manifestantes, según datos de los organizadores recogidos por el sitio de información G1.
Rousseff, de 68 años, fue suspendida de su cargo durante 180 días, mientras el Senado juzga si cometió un crimen de responsabilidad que pueda derivar en su destitución definitiva.

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