Esta Administración no se hace ilusiones sobre las barreras continuas a las libertades reconocidas a nivel internacional que se mantienen para el pueblo cubano.
febrero 03, 2015
Gracias por la oportunidad de testificar hoy ante el Congreso acerca del nuevo enfoque de la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Sé que muchos de ustedes tienen un profundo interés en la política de Estados Unidos hacia Cuba y han seguido de cerca el anuncio del presidente Barack Obama el 17 de diciembre y los acontecimientos posteriores, entre ellos hace dos semanas mis reuniones en La Habana.
Agradezco el compromiso de la Comisión de asuntos relacionados con Cuba y el Hemisferio Occidental y aplaudo su fuerte compromiso con los valores democráticos, los Derechos Humanos y la ampliación de oportunidades sociales y económicas en las Américas.
También quiero dar las gracias al Comité por su ayuda para el retorno largamente esperado de Alan Gross a su familia. Durante los cinco largos años de detención del Sr. Gross, la Administración ha trabajado estrechamente con muchos miembros del Congreso –de ambas Cámaras y de ambos partidos– para lograr su liberación.
Como el Presidente y el Secretario de Estado han dicho, también estamos agradecidos por la función esencial de Canadá y el papa Francisco para alcanzar un acuerdo que hizo que la libertad el Sr. Gross fuera posible.
Nuestro enfoque anterior con Cuba durante más de medio siglo, a pesar de sus raíces en la mejor de las intenciones, no logró empoderar al pueblo cubano y nos aísla de nuestros socios democráticos en este hemisferio y en todo el mundo. Además, el Gobierno cubano ha utilizado esta política como una justificación para la restricción de su gente. Como resultado, por desgracia, y sin querer, los más desfavorecidos ha sido el pueblo cubano.
Las iniciativas del Presidente están diseñadas para promover cambios a favor de los Derechos Humanos universales y las libertades fundamentales de todos los cubanos.
Desde el inicio de esta Administración, nuestro enfoque ha sido implementar políticas hacia Cuba que apoyan al pueblo cubano de determinar libremente su propio futuro, su propio futuro político y económico. Porque en última instancia, será el propio pueblo cubano quien impulse las reformas políticas y económicas. Es por ello que levantó las restricciones, para que sea más fácil para los cubano-estadounidenses viajar y enviar remesas a sus familiares en Cuba, y abrió nuevos caminos para intercambios académicos, religiosos y de pueblo a pueblo.
Estos cambios crearon nuevas y poderosas conexiones entre nuestros dos países. Los cambios regulatorios que anunció son para que aumenten los recursos financieros para apoyar al pueblo cubano y el sector privado cubano emergente.
También el permitir a las compañías estadounidenses expandir las telecomunicaciones y el acceso a Internet dentro de Cuba. La política de Estados Unidos ya no será un obstáculo para la conectividad en Cuba.
Esta Administración no se hace ilusiones sobre las barreras continuas a las libertades reconocidas a nivel internacional que se mantienen para el pueblo cubano, ni tenemos ilusión sobre la naturaleza del Gobierno cubano. Cuando nos sentamos con nuestros homólogos en La Habana, estábamos claros que nuestros Gobiernos cuentan con intereses comunes y diferencias nítidas.
Hablé con mi homólogo cubano sobre varios elementos que actualmente inhiben el trabajo de nuestra Sección de Intereses, incluyendo restricciones de viaje a nuestros diplomáticos, límites a la dotación de personal y el acceso local a la misión, y problemas para recibir los envíos a tiempo a la misión. La resolución exitosa de estos temas permitirá una futura embajada de Estados Unidos para prestar servicios acordes con las otras misiones diplomáticas en todo el mundo.
Sólo hemos comenzado las conversaciones oficiales sobre la normalización de las relaciones, que se llevará mucho más tiempo que el primer paso, que es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Pero incluso mientras lo hacemos, vamos a seguir, tanto directamente como a través de la vía diplomática, para animar a nuestros aliados para aprovechar todas las oportunidades públicas y privadas para apoyar un mayor respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales en Cuba.
Vamos a seguir utilizando los fondos asignados por el Congreso para apoyar el ejercicio de las libertades políticas y civiles en Cuba, facilitar el libre flujo de información y proporcionar asistencia humanitaria. También esperamos con interés a un mayor compromiso para empoderar al pueblo cubano a través del contacto autorizado con miembros del Congreso, funcionarios del Gobierno de Estados Unidos y los viajeros estadounidenses.
Sé que muchos de ustedes tienen un profundo interés en la política de Estados Unidos hacia Cuba y han seguido de cerca el anuncio del presidente Barack Obama el 17 de diciembre y los acontecimientos posteriores, entre ellos hace dos semanas mis reuniones en La Habana.
Agradezco el compromiso de la Comisión de asuntos relacionados con Cuba y el Hemisferio Occidental y aplaudo su fuerte compromiso con los valores democráticos, los Derechos Humanos y la ampliación de oportunidades sociales y económicas en las Américas.
También quiero dar las gracias al Comité por su ayuda para el retorno largamente esperado de Alan Gross a su familia. Durante los cinco largos años de detención del Sr. Gross, la Administración ha trabajado estrechamente con muchos miembros del Congreso –de ambas Cámaras y de ambos partidos– para lograr su liberación.
Como el Presidente y el Secretario de Estado han dicho, también estamos agradecidos por la función esencial de Canadá y el papa Francisco para alcanzar un acuerdo que hizo que la libertad el Sr. Gross fuera posible.
Nuestro enfoque anterior con Cuba durante más de medio siglo, a pesar de sus raíces en la mejor de las intenciones, no logró empoderar al pueblo cubano y nos aísla de nuestros socios democráticos en este hemisferio y en todo el mundo. Además, el Gobierno cubano ha utilizado esta política como una justificación para la restricción de su gente. Como resultado, por desgracia, y sin querer, los más desfavorecidos ha sido el pueblo cubano.
Las iniciativas del Presidente están diseñadas para promover cambios a favor de los Derechos Humanos universales y las libertades fundamentales de todos los cubanos.
Desde el inicio de esta Administración, nuestro enfoque ha sido implementar políticas hacia Cuba que apoyan al pueblo cubano de determinar libremente su propio futuro, su propio futuro político y económico. Porque en última instancia, será el propio pueblo cubano quien impulse las reformas políticas y económicas. Es por ello que levantó las restricciones, para que sea más fácil para los cubano-estadounidenses viajar y enviar remesas a sus familiares en Cuba, y abrió nuevos caminos para intercambios académicos, religiosos y de pueblo a pueblo.
Estos cambios crearon nuevas y poderosas conexiones entre nuestros dos países. Los cambios regulatorios que anunció son para que aumenten los recursos financieros para apoyar al pueblo cubano y el sector privado cubano emergente.
También el permitir a las compañías estadounidenses expandir las telecomunicaciones y el acceso a Internet dentro de Cuba. La política de Estados Unidos ya no será un obstáculo para la conectividad en Cuba.
Esta Administración no se hace ilusiones sobre las barreras continuas a las libertades reconocidas a nivel internacional que se mantienen para el pueblo cubano, ni tenemos ilusión sobre la naturaleza del Gobierno cubano. Cuando nos sentamos con nuestros homólogos en La Habana, estábamos claros que nuestros Gobiernos cuentan con intereses comunes y diferencias nítidas.
Hablé con mi homólogo cubano sobre varios elementos que actualmente inhiben el trabajo de nuestra Sección de Intereses, incluyendo restricciones de viaje a nuestros diplomáticos, límites a la dotación de personal y el acceso local a la misión, y problemas para recibir los envíos a tiempo a la misión. La resolución exitosa de estos temas permitirá una futura embajada de Estados Unidos para prestar servicios acordes con las otras misiones diplomáticas en todo el mundo.
Sólo hemos comenzado las conversaciones oficiales sobre la normalización de las relaciones, que se llevará mucho más tiempo que el primer paso, que es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Pero incluso mientras lo hacemos, vamos a seguir, tanto directamente como a través de la vía diplomática, para animar a nuestros aliados para aprovechar todas las oportunidades públicas y privadas para apoyar un mayor respeto de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales en Cuba.
Vamos a seguir utilizando los fondos asignados por el Congreso para apoyar el ejercicio de las libertades políticas y civiles en Cuba, facilitar el libre flujo de información y proporcionar asistencia humanitaria. También esperamos con interés a un mayor compromiso para empoderar al pueblo cubano a través del contacto autorizado con miembros del Congreso, funcionarios del Gobierno de Estados Unidos y los viajeros estadounidenses.
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