domingo, 24 de agosto de 2014

Me preocupa ver a la oposición mimetizando al chavismo"

Me preocupa ver a la oposición mimetizando al chavismo"

"El país anda a la deriva y eso ocurre porque la confrontación política no está dejando espacios para discutir los verdaderos problemas y buscarles solución. La situación económica es dramática. Aquí ha habido una caída profunda del aparato productivo que tendrá dramáticas consecuencias sobre la población", sostuvo Fernández.

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"El problema no es buscar un Mesías sino encontrar un mensaje que permita la creación de una fuerza"
ROBERTO GIUSTI |  EL UNIVERSAL
domingo 24 de agosto de 2014  07:43 AM
Pedro Pablo Fernández tiene ante sí la dura tarea, como todos los hijos de su especie, de quebrar el estigma según el cual se le identifica como "el hijo de Eduardo Fernández". Su estilo contundente y rotundo, que contrasta con el talante reposado y risueño de su padre, le han ayudado a forjarse un nombre propio, pese a que ambos sostengan puntos de vista convergentes. Diputado a la Asamblea Nacional, abogado con especialización en economía en la Universidad de Colorado y Maestría en Políticas Públicas de la Universidad de Georgetown, su accionar político, en solitario, no ha dejado de ser polémico, sobre todo luego de su discurso en el parlamento durante la elección de su directiva, en enero pasado.

-La oposición vive un momento difícil por las diferencias insalvables en cuanto a la estrategia. Si La Salida no logró su objetivo básico, tampoco funcionó un diálogo con el Gobierno que se dio en diferentes ámbitos (político y económico). A eso se suma una pérdida considerable de la popularidad del presidente Maduro que, sin embargo, no se traduce en apoyo efectivo a la oposición. Vistas así la cosas, ¿no sientes que el país está a la deriva? 

-El país anda a la deriva y eso ocurre porque la confrontación política no está dejando espacios para discutir los verdaderos problemas y buscarles solución. La situación económica es dramática. Aquí ha habido una caída profunda del aparato productivo que tendrá dramáticas consecuencias sobre la población de no tomarse las medidas necesarias.

-¿Medidas de qué tipo? 

-Vivimos el colapso de un modelo que se pretende imponer desde hace 15 años, sustentado en el gigantesco ingreso petrolero. Pero ya no es posible sostener a un Estado que se ocupa de la explotación petrolera, de administrar hoteles, producir cemento, hierro y energía eléctrica, en detrimento del sector privado. Todo eso genera un drama social al cual no le estamos dando respuesta por estar sumidos en una confrontación permanente.

-Pero la gente refrendó, con su voto ese sistema que, dices, ha colapsado. 

-Frente al colapso nosotros debemos construir una alternativa. Dar el salto cualitativo de oposición a alternativa y eso pasa por un mensaje que trascienda la oposición y nos diferencie del gobierno.

-¿Sugieres que la oposición actúa como el gobierno? 

-Yo siento una preocupación muy grande cuando veo a la oposición mimetizando, imitando, al gobierno.

-¿Podrías explicarte?

-En la última campaña presidencial nuestro candidato propuso legalizar las misiones, advirtió que no subiría el precio de la gasolina y manifestó que el también era socialista. Pero todo eso nos lleva a parecernos, en vez de diferenciarnos porque no se trata de copiar el modelo chavista populista o decir "yo soy socialista", sino de venderle al país un modelo superior. No el mismo. Nosotros podemos plasmar un discurso que le abra al país caminos de progreso y desarrollo si cambiamos el modelo. Creo que ese es el gran obstáculo de la oposición para convertirse en mayoría clara y en alternativa.

-¿Cómo defines el modelo? 

-Frente al modelo del gobierno, que excluye y confronta, nosotros debemos ofrecer uno que dialoga con los 30 millones de venezolanos y los pone a trabajar en una economía productiva y creciente donde el sector público y privado vayan de la mano. Un modelo que no caiga en la tentación populista de regalar la gasolina o abaratar la comida en todas las formas posibles, sino que se empeñe en promover un sistema que aporte puestos de trabajo y mejore el salario real de la gente.

-Frente a una crisis que no espera hablas de un proceso que implica elaborar un modelo, ponerse de acuerdo sobre el mismo, presentárselo al país y ganarse la adhesión de las mayorías. Pareciera que miras al 2019. 

-El problema no es si esperamos o no al año 2019. El problema es si se presentan las condiciones que permitan producir el cambio político.Y lo que nos ha faltado, en ese sentido, es disponer de la suficiente fuerza y esta no se dará mientras nuestro discurso se limite a la confrontación.

-Dices que la oposición se parece al chavismo y, sin embargo, desde esa oposición algunos sectores te critican por identificarte con posiciones del gobierno. 

-Yo no me identifico con ninguna posición del gobierno. Quien me escucha, me ve o lee mis artículos, puede apreciar profundas diferencias con el gobierno y su modelo económico.

-¿No eres partidario de la convivencia y del diálogo con el Gobierno? 

-La estrategia del Gobierno ha sido la confrontación y esta es la causa de los males del país. Como no creo en la confrontación no confronto y le propongo al país el camino del diálogo. Los voceros oficialistas dicen que quiere resolver los problemas y que a la oposición solo la mueve la intención de destruir al país.Entonces, si confrontamos, le damos la razón al Gobierno. Lo que se impone es decirle al país que el camino no es ese, sino el del diálogo.

-El Gobierno juega al diálogo pero no lo concreta. 

-El Gobierno no quiere dialogar ni nunca lo ha querido.

-Entonces, ¿cómo dialogar con quien niega el diálogo? 

-No es un problema de que dialoguemos o no, sino de cuáles son las cosas que defiendo y cuáles las que defiende el Gobierno. Este país y la crisis económica no tienen salida si no logramos amplios acuerdos nacionales entre todos los sectores, incluido el Gobierno. Yo no le mendigo diálogo al Gobierno. Parto de que el Gobierno no quiere dialogar, pero yo sí.

-Más allá de la cuestión ideológica en el Gobierno aflora la intención de quedarse en el poder indefinidamente. ¿Están en esa misma tónica (el poder por el poder) factores de oposición? 

-Hay un descontento grande en la población por la inflación y la escasez de alimentos. Pero la gente siente que si la oposición gana no se acabarán las colas, sino Mercal y Bicentenario. Creo que los temas que tratamos no le interesan a la mayoría. Cuando no consigues comida o dinero para comprarlos, poco te importa el estado de derecho, la división de poderes o la libertad de expresión. Todas esas cosas son fundamentales, pero el drama de la gente anda por un lado y el discurso político por otro. Así que el ciudadano termina percibiendo que no tiene alternativas.

-¿Está la oposición de espaldas a la realidad? 

-Hay una disputa por ver quién es el jefe de la oposición. Y en ese trance no le hablamos a quien debemos hablarle, es decir, al que no está con nosotros pero que podría estar. Eso nos aleja de la posibilidad de construir una alternativa, un deber moral que tenemos con los venezolanos en estos momentos difíciles. Creo que la inmensa mayoría no participa de la confrontación consciente de que la solución a sus problemas pasa por ponerle fin a la polarización. Cuando veo la convocatoria a un congreso ciudadano que se celebra en La Lagunita, al lado de los campos de golf y donde los temas son el estado de derecho y la división de poderes, pienso: ¿qué le estamos ofreciendo al venezolano cuyas preocupaciones apuntan en otra dirección. Sin embargo, hay consenso en puntos fundamentales y en ellos debemos incidir en nuestro mensaje.

-¿No cierra todas las posibilidades la determinación de un gobierno que no acepta el cambio y lo sostendría, incluso por la fuerza? 

-Alguna gente me dice que a este gobierno no se le puede sacar sino con violencia porque los comunistas no ceden el poder. Esa gente no conoce bien la historia porque en la URSS no hizo falta la violencia para que los padres del comunismo cedieran el poder. Ni pasó lo mismo en Nicaragua con Daniel Ortega. Tampoco ha ocurrido con las dictaduras de derecha, (Pinochet). Para salir de regímenes con fuerte tendencia totalitaria, como éste, se han conformado grandes consensos despolarizadores. En Chile, por ejemplo, el candidato natural era Ricardo Lagos, pero como él polarizaba con Pinochet, buscaron a Patricio Aylwin, un hombre moderado, de centro que podía unir al país. Gracias a eso pudieron salir de Pinochet Lo mismo pasó con Violeta Chamorro en Nicaragua. Todo sobre la base de propuestas que unían y no dividían. La solución a la crisis venezolana pasa por la construcción de una gran fuerza de centro, despolarizada, que busque consenso.

-¿Quién lideraría esa gran coalición? 

-El problema no es buscar un

Mesías sino montarnos alrededor de un mensaje. Dicen las sagradas escrituras que primero fue el verbo y este se hizo carne. Lo más importante es construir una fuerza que despolarice y plantee un cambio político. Pero no para llevar a una nueva confrontación, donde haya otros vencedores y vencidos, sino una propuesta para unir al país alrededor de un proyecto. Está visto como se le ha hecho imposible al Gobierno, con todo el poder que tiene, imponerse a la otra mitad del país. A nosotros nos va a pasar lo mismo. Entonces es la construcción de un espacio, en el centro, que rompa la polarización, la única posibilidad que tenemos de superar la crisis. Yo me cuento entre quienes quieren un cambio, pero estoy en este barco (con 30 millones de venezolanos) y por sacar al capitán no estoy dispuesto a hundir el barco. Quiero, sí, construir una mayoría que permita cambiar de capitán y llevar el barco a buen puerto.

@rgiustia

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