Discuten en Miami legado de líder cubano José Antonio Echeverría
Sebastian Arcos, subdirector del Instituto de Estudios Cubanos de FIU, y Lucy Echeverría, hermana del líder estudiantil cubano José Antonio Echeverría.
NORA GÁMEZ TORRES
NGAMEZTORRES@ELNUEVOHERALD.COM
Aspectos poco conocidos de la dimensión política y humana del líder estudiantil cubano José Antonio Echeverría —asesinado tras asaltar el Palacio Presidencial de La Habana en 1957, en un intento de derrocar a Fulgencio Batista— fueron revelados en un evento realizado en la Universidad Internacional de la Florida.
Echeverría, oriundo de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, comenzó sus estudios de Arquitectura en la Universidad de La Habana en la década de los 50 y fue electo presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en 1954. Luego fundó el Directorio Revolucionario (DR), brazo armado de la FEU, para luchar activamente contra la dictadura de Batista. El DR se convirtió en una fuerza política importante de la oposición, junto al Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, y que finalmente fue el que prevaleció en 1959.
“José Antonio fue a la insurrección pero trató por todos los medios de que no se derramara sangre en Cuba. No era un asesino, era una hombre de dignidad y de principios”, destacó su hermana Lucy Echeverría, quien dirige la fundación que lleva el nombre del líder estudiantil.
“Mi hermano ocupó la presidencia de la FEU en cuatro oportunidades por abrumadora mayoría. Ahí comenzaron los problemas de (Fidel) Castro. Como nunca llegó a presidente, siempre tuvo eso por dentro”, apuntó.
Lucy rememoró la muerte de otro de sus hermanos y cómo José Antonio, que ya en ese momento vivía en el clandestinaje, no podía entrar en Cárdenas, donde se celebraba el sepelio. Un militar batistiano, conocido del padre, lo ayudó finalmente a acudir al entierro, en el que José Antonio le dijo a su madre premonitoriamente “ ‘mami, no te preocupes, que yo pronto lo acompaño; él no va a estar solo’. El tenía intuición de su muerte porque sabía que iba a dar su vida por Cuba”, narró Lucy.
Sobre la Carta de México, un acuerdo firmado por José Antonio y Fidel Castro para unir a las organizaciones que ambos dirigían en el intento de sacar a Batista del poder, Lucy Echeverría sugirió que fue un acto de pragmatismo político, pues aunque el DR no tenía “los mismos ideales” que el Movimiento 26 de julio, estos eran quienes tenían las armas.
Por cortesía de su hermana, los presentes pudieron escuchar una grabación poco difundida del discurso que José Antonio Echeverría pronunciara como presidente de la FEU en una reunión de la Sociedad de Amigos de la República en el muelle de Luz en la avenida del puerto habanero, el 19 de noviembre de 1955.
Según una transcripción existente de ese discurso, Echeverría públicamente se refirió al derrocamiento del “usurpador Fulgencio Batista” como “el problema inmediato de Cuba”, así como el establecimiento de “un gobierno democrático” y la puesta en práctica de “una obra revolucionaria que resuelva el problema de los desempleados, de los campesinos sin tierra, de los obreros explotados, de una juventud condenada al destierro económico”.
La grabación es un valioso documento histórico que, como otras pertenencias de José Antonio que Lucy Echeverría afirma poseer, debería ser preservado como legado para toda la nación cubana. “Algún día regresarán a Cuba”, aseguró.
Según Lucy, objetos que se encuentran en el Museo Casa Natal de José Antonio Echeverría en Cárdenas no pertenecían a su hermano y un homenaje televisado que se le hiciera en Cuba, mostró a supuestos padres del fallecido líder, cuando los verdaderos ya estaban en Estados Unidos.
En la actividad también destacó la ponencia de la profesora e historiadora Lillian Guerra, quien dirige el programa de Estudios Cubanos en la Universidad de la Florida. Guerra señaló que desde las primeras décadas, el gobierno revolucionario intentó utilizar la figura de José Antonio para respaldar las políticas educativas de esos años, pero escamoteando detalles de su vida, como su activismo en la juventud católica.
“Lo que más me llamaba la atención de estos homenajes oficiales, especialmente de los discursos de Fidel Castro, era la ausencia total de José Antonio, sus ideas escritas y publicadas”, subrayó la profesora, quien consideró que se trataba de “un intento deliberado de silenciar la voz y la personalidad política de José Antonio Echeverría, reduciéndolo a la categoría de mártir”.
Guerra se centró en devolver a la luz el pensamiento político del líder estudiantil, del cual resaltó su “conocimiento crítico del papel de Estados Unidos en la interrupción del proceso político interno de Cuba y su desarrollo económico”. Este pensamiento anticolonial, dijo, era heredero del pensamiento de José Martí y del consenso popular en la época sobre el rol central de los gobiernos nacionales en la creación de “un capitalismo distorsionado para favorecer a los inversionistas extranjeros, en vez de los nacionales”, señaló.
La Fundación José Antonio Echeverría otorga anualmente una beca a estudiantes de FIU para promover los estudios cubanos, a través de su acercamiento a la figura de José Antonio. El evento fue organizado por el Instituto de Estudios Cubanos.
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