Una Cumbre que se recordará por una foto necesaria pero insuficiente
A VECES los deseos de cambio no se corresponden con la realidad y las esperanzas se convierten en espejismos en los que lo aparente esconde una verdad bien distinta. Por eso, aunque es lícito interpretar la imagen del saludo entreRaúl Castro y Barack Obama durante la Cumbre de las Américas como un gesto "histórico", lo cierto es que estamos aún muy lejos de que las buenas intenciones se materialicen en cambios que realmente lo sean. Porque la «emoción» que dice sentir el dictador cubano cada vez que evoca una "Revolución" que ha convertido la isla en una prisión para los opositores y obliga a vivir al resto sin libertad y al borde de la pobreza extrema, hacen albergar pocas dudas sobre las verdaderas intenciones del castrismo.
El escepticismo que mostraba en este periódico Leonardo Padurahace apenas un mes sobre los beneficios que para los cubanos tendrá el espíritu de reconciliación iniciado el pasado 17 de diciembre -hay que recordar que los cubanos no pueden todavía tener acceso a internet-, se vio ayer confirmado. El apretón de manos entre los dos dignatarios políticos es, de momento, uno más de los muchos gestos que se han sucedido desde entonces, pero que aún no se han traducido en decisiones concretas. Y mientras eso no ocurra, obligando al régimen cubano a iniciar una transición a la democracia, Raúl Castro podrá presumir con razón de estar ganando la partida. EEUU no debe consentir, por más que Obama diga sentirse liberado del peso de la "ideología", que la dictadura comunista se beneficie de los efectos económicos que producirá este nuevo momento político y mantenga intactos los resortes de poder que concentra desde hace 50 años.
Lo visto en Panamá nos obliga por tanto a hacer un balance muy prudente y estar preparados para unas conversaciones que se presumen largas y difíciles y en las que ambas partes tendrán que aplicar sus mejores dotes negociadoras. Desde este punto de vista, aún no hay acuerdo sobre cuándo y en qué condiciones se llevará a cabo la reapertura de embajadas en ambos países, paso indispensable para poder hablar de normalización diplomática. En el terreno internacional, Obama no ha explicado cómo piensa justificar la más que probable salida de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, cuando hay Estados como España con peticiones de extradición de miembros de ETA que viven en la isla. Y en cuestiones de política doméstica, nadie sabe si será capaz de convencer a los republicanos para que voten a favor de la retirada del bloqueo en el Congreso, circunstancia sin la que no podrá avanzarse demasiado. Al menos, y esto sí hace posible albergar ciertas esperanzas, Hillary Clinton, que ha sido muy crítica con Obama en muchas decisiones de política exterior y que ayer anunció su decisión de presentarse a las primarias del Partido Demócrata que se celebrarán el próximo año, se ha mostrado favorable al proceso iniciado con Cuba, aunque sea sólo por cuestiones electorales.
En el otro punto caliente de la Cumbre, quedó evidenciado el peligro que el régimen venezolano representa para América Latina, como señala hoy en nuestras páginas Miguel Henrique Otero, editor del único periódico independiente del país. Sin embargo, el frente bolivariano, aunque debilitado por su cada vez mayor fragilidad económica, se mantiene aún bastante cohesionado y no parece dispuesto a renunciar a su poder. De hecho, el enfrentamiento entre estos países y EEUU fue lo que impidió una resolución conjunta de una Cumbre que se recordará por la foto de un saludo.
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