LA HABANA, Cuba. -Durante cien horas de conversaciones, Fidel Castro le confesó a Ignacio Ramonet que no había sido un buen estudiante.
¨Yo era –dijo- un ejemplo pésimo de estudiante, porque nunca iba a clases, nunca atendí a una clase… dejaba volar la imaginación y estudiaba al final, antes de los exámenes. Lo que hacía era hablarles a los estudiantes en el parque, debajo de los laureles. ¡Qué no daría por recordar con qué argumentos trataba de persuadirlos y de qu顨
Lina Ruz, la madre de este estudiante malo, se encontró con un amigo en una iglesia del Vedado habanero en los primeros meses de 1959 y le comentó que se sentía muy preocupada por Fidel. Aquel diálogo que mantuvieron ambos y que luego me contó ese amigo, mío también, jamás pude olvidarlo.
-Estoy muy preocupada por Fidel, créame –Comenzó a decirle Lina-. De todos mis hijos fue Fidel quien rompía sus juguetes al llegar a sus manos.
Pocos años más tarde, aquel amigo Comandante comprendió bien el significado de las palabras de aquella buena señora, muy religiosa por cierto.
En el libro de Ramonet, también el Máximo Líder hace gala de sus mentiras, las que comenzaron en su infancia. Confesó que gustaba de tirar tiros y que para hacerlo sin ser regañado por sus padres, mataba a las tiñosas porque eran las que se comían los pollos.
¨Yo había inventado aquello de las tiñosas para usar las armas –le comentó Fidel a Ramonet-. Desde pequeño, siempre andaba en Birán con las armas.¨
Muy joven aún y en la Universidad, donde ingresó el 4 de septiembre de 1945, también andaba con una pistola Browning, ¨porque dedica, así dice, más tiempo a las actividades políticas que al estudio¨. En ocasiones sale en la prensa de varias formas. Unas veces atacando a alguien y en otras ocasiones acusado de matar a alguien.
¿Qué podía pensar Lina Ruz, cuando supo de aquellas noticias en la prensa, ella que conocía bien a su hijo?
En el segundo curso de la carrera de Derecho, inmerso en el grupo armado de la UIR, Unión Insurreccional Revolucionaria, se vio envuelto en un crimen el 22 de febrero de 1948, cuando muere abatido a balazos Manolo Castro, ex secretario general de la FEU, al salir del Cinecito, en las calles habaneras de Consultado y San Rafael. La prensa imputa el asesinato a Fidel Castro, algo que continúa siendo un misterio hasta el día de hoy.
La segunda vez fue el 6 de junio de 1948, cuando muere a balazos el sargento de la policía universitaria Oscar Fernández Caralt. La prensa implicó, aunque sin pruebas, a Fidel.
El experto periodista español pasó por alto hábilmente aquellos hechos que para nada convenían a su entrevistado. En las páginas que dedica a la Universidad de La Habana, apenas se detiene en esos hechos que ya son conocidos por todos, menos por aquellos que aún no quieren conocerlas.
¨Viví -dijo Fidel a Ramonet- una de las más difíciles y peligrosas etapas de mi vida¨.
Tal vez en busca de una respuesta que ya suponía, Ramonet le pregunta:
-Llegó usted a utilizar la Browning que se llevó a la Universidad?
Y Fidel Castro responde:
-En aquella ocasión no.
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