miércoles, 22 de abril de 2015

Deuda de Venezuela a Panamá: ¿A la tercera la vencida?

Deuda de Venezuela a Panamá: ¿A la tercera la vencida?

En el camino, varias lecciones aprendidas y muchas expectativas por una solución definitiva. Eso incluye hasta la disposición de trabajar con un modelo de “pago diferido”, que contempla un plazo de dieciocho meses para honrar la deuda, propuesta que aún espera la aprobación de Venezuela

VENEZUELA
Deuda de Venezuela a Panamá: ¿A la tercera la vencida?
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Panamá después departicipar en la Cumbre de las Américas, se despide de su homólogo Juan Carlos Varela. (TWITTER)
CARACAS.- ELIANA PANTOJA/ DLA
El portal oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIRE) de Panamá (www.mire.gob.pa) destaca esta semana un comunicado oficial que dice “El Vicecanciller Luis Miguel Hincapié liderará el próximo 21 y 22 de abril, una misión oficial a la República Bolivariana de Venezuela, para reactivar los mecanismos de consultas políticas, según lo acordado con las máximas autoridades de dicho país en la reciente visita de la Vicepresidenta Isabel de Saint Malo de Alvarado”.
De esta manera, el Gobierno panameño comunicaba que reactivaba – por segunda vez en menos de un año - las negociaciones para cobrar las facturas vencidas de Venezuela por $535 millones con importadores de la Zona Libre de Colón - producto de tres mil transacciones realizadas a lo largo de ocho años – y 478 millones dólares a Copa Airlines – producto de la venta de boletos aéreos.
Los empresarios del istmo han tenido que esperar dos años, dos Gobiernos y un tejido de controversias e insultos para recuperar estos  1.013 millones de dólares. En el camino, varias lecciones aprendidas y muchas expectativas por una solución definitiva. Eso incluye hasta la disposición de trabajar con un modelo de “pago diferido”, que contempla un plazo de dieciocho meses para honrar la deuda, propuesta que aún espera la aprobación de Venezuela.

Diplomacia extrema
Por parte de los líderes políticos panameños, la lección ha sido de diplomacia. Las estrategias para el cobro han dado un giro de 180 grados.
El actual Gobierno, encabezado por Juan Carlos Varela quien cumplirá en Julio próximo un año en la Presidencia, ha apelado a una táctica de cordialidad, de disimulo frente a las posiciones álgidas en asuntos políticos y aparente diálogo abierto para lograr que Venezuela honre su deuda.
En el mismo comunicado del MIRE se expone que en esta mesa de negociación también será abordada una agenda de “temas como la ampliación de la frecuencia aérea entre Panamá y Venezuela, la reactivación de acuerdos existentes en materia de energía”… y que por eso “a la misión acompañan personal técnico de la Cancillería panameña; autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, la Secretaría de Energía, la Dirección de Aeronáutica Civil; y directivos de la Zona Libre de Colón”.
En dos platos: a pesar de la deuda y el conflicto que las demoras en los pagos han generado, Panamá ahora jugará a reactivar y afianzar la relación binacional.
La furia de Martinelli
Fue en 2014, durante la última etapa del Gobierno de Ricardo Martinelli, cuando se desató la tormenta entre Panamá y Venezuela por el cobro de la millonaria deuda. En aquellos días, el presidente Martinelli fue presionado por sus compatriotas empresarios para que el Gobierno asumiera el tema como un asunto de Estado.
Al exponer su reclamo, la respuesta del presidente Nicolás Maduro fue sorprendentemente tajante: “No le debemos un centavo a nadie”. Acto seguido, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, encabezado en ese momento por Elías Jaua, informó que el “90%” de la deuda reclamada por Martinelli  “era fraudulenta”. Para poner la guinda en el pastel, Jaua amenazó con presentar cargos penales contra el Gobierno de panameño, asegurando que la administración de Maduro había pagado a empresarios panameños por la importación de bienes que nunca llegaron a Venezuela.
Tsunami
La reacción de los empresarios del istmo no se hizo esperar y saltó a la opinión pública una impactante denuncia: sí había fraude, pero orquestado desde Venezuela, de la mano de empresarios venezolanos “en componenda con parte del Gobierno, de CADIVI, del Banco Central de Venezuela y del mismo SENIAT”. Así lo señaló Leopoldo Benedetti, en aquel entonces Gerente General de la Zona Libre de Colón”.
Los voceros de la administración Martinelli destacaron además que fueron ellos quienes alertaron al Gobierno de Maduro sobre las irregularidades. Por eso les parecía sorpresivo que Venezuela se aprovechara de esas observaciones para desconocer sus responsabilidades.
Los dimes y diretes continuaron por semanas. Entre las muchas cosas que se ventilaron estuvo la afirmación de Nicolás Maduro de que Ricardo Martinelli pedía un 20% de comisión por gestión de cobro a cada factura, para financiar así su campaña electoral. Acto seguido: suspensión de todas las negociaciones y hasta la ruptura de relaciones diplomáticas – el cinco de marzo de 2014 - que se retomaron únicamente cuando llegó al poder Juan Carlos Varela.
Dos intentos… Por las buenas
La toma de posesión de Varela – el primero de julio de 2014 -  fue el momento para limar las asperezas.  La administración entrante invitó al acto protocolar al Presidente venezolano. Aunque en su lugar viajó el vicepresidente de la República, Jorge Arreaza. Así quedaba atrás eso de decirle a un mandatario “lacayo de los Estados Unidos”, como le dijo Maduro a Martinelli cuatro meses atrás.
El 29 de octubre de ese año y el primero de noviembre, el titular de la cartera de Comercio e Industria de Panamá - Melitón Arrocha - visitó Venezuela para gestionar el pago de las facturas. Pero, "lo único que se logró fue la reinstalación de las comisiones de ambos países para tratar el tema", reseñaba el diario local La Estrella. Además de que quedó claro que las facturas fraudulentas no representaban 90% de la deuda, sino casi la mitad: 937 millones de dólares.
Así que, en este momento, hablamos de una “reinstalación” de la “reinstalación” de una mesa de trabajo que supuestamente se había concretado en 2014. Los empresarios panameños respiran con dificultad, pues no están seguros de que en este segundo intento - por las buenas - dé mejores resultados que los intentos por las malas de Martinelli. Al final de la historia, para los que tienen sus arcas comprometidas, ya las palabras sobran.

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