martes, 29 de julio de 2014

Recordando a un amigo

                                                     RECORDANDO A UN AMIGO.


Por: Ariel Clavijo

1984 represento para mí el inicio de una nueva vida; la vida en el exilio. Fue el 28 de enero mi llegada a Venezuela donde comenzaría a conocer la realidad de ser un exiliado político. Del aeropuerto de Maiquetia, donde fui recibido por “Bikin”, fui trasladado al “Hogar Cubano” en Prados del Este. Allí conocí a los que ya se encontraban y a los que iban llegando. Una casa histórica, una casa de paso, que permitía a los que salían de la Isla su estancia. Un techo, una comida caliente, un lugar donde dormir.
Mi estancia en el “Hogar Cubano” fue corta pues un gran amigo de Santiago de Cuba, al verme, me brindo su hogar, que desde entonces fue el mío, y su familia fue mi familia. Pronto comencé a trabajar y comencé a abrirme paso dentro de aquel, mi nueva patria.

Transcurrieron varios meses pero nunca perdí la pista del “Hogar Cubano” y así fue como conocí a mi entrañable amigo Eduardo Tamargo Martin. Desde el principio hubo una buena comunicación entre nosotros y comenzamos a compartir la misma posición política e ideológica. Miraba con asombro como aquel hombre grueso y de espesa barba se quitaba todo lo que tenía para entregarlo a los más necesitados. Afable, siempre tenía una sonrisa en sus labios y la picardía reflejada en sus ojos pero siempre atento para servir en lo que fuera necesario. Siempre buscaba el trabajo más difícil para hacer y su preocupación por la salud de los demás era extrema aunque despreocupaba la de él. Bastaba conocer que alguien necesitaba de sus servicios y era suficiente para tener a Eduardo tocando la puerta de tu casa.
Políticamente definido dentro de la extrema derecha y su orientación sobre la libertad de Cuba siempre desembocaba en una solución militar la cual defendía a capa y espada. No conocía de odio o rencores y sus únicos enemigos eran los comunistas.
No solo participo en manifestaciones frente a diferentes embajadas, también fue un valioso pilaren la distribución de material político, visita a militantes, partidos políticos, Ministerios públicos, organizaciones de lucha, sino que también participó como un soldado más en la lucha por la liberación de Nicaragua. Participo en las emisiones radiales hacia Cuba y viajo a varios países buscando contactos para el montaje de una planta de radio para informar al pueblo de Cuba sobre la lucha contra la tiranía.
La lucha por la libertad de Cuba fue su prioridad y no tuvo tiempo de establecer una vida hogareña. La muerte lo sorprendió cuando atravesaba unos momentos económicos muy adversos y siempre mantuvo en silencio sus dolencias y enfermedades para evitar que no le permitieran continuar luchando por la libertad de su Cuba.

Siempre recordare a Eduardo por su sencillez y sus deseos de ayudar a sus coterráneos. Todos los que conocimos a Eduardo lo recordaremos siempre por la diversidad de buenas cualidades que poseía. 

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