RECORDANDO A UN
AMIGO.
Por: Ariel
Clavijo
1984
represento para mí el inicio de una nueva vida; la vida en el exilio. Fue el 28
de enero mi llegada a Venezuela donde comenzaría a conocer la realidad de ser
un exiliado político. Del aeropuerto de Maiquetia, donde fui recibido por
“Bikin”, fui trasladado al “Hogar Cubano” en Prados del Este. Allí conocí a los
que ya se encontraban y a los que iban llegando. Una casa histórica, una casa
de paso, que permitía a los que salían de la Isla su estancia. Un techo, una
comida caliente, un lugar donde dormir.
Mi
estancia en el “Hogar Cubano” fue corta pues un gran amigo de Santiago de Cuba,
al verme, me brindo su hogar, que desde entonces fue el mío, y su familia fue
mi familia. Pronto comencé a trabajar y comencé a abrirme paso dentro de aquel,
mi nueva patria.
Transcurrieron
varios meses pero nunca perdí la pista del “Hogar Cubano” y así fue como conocí
a mi entrañable amigo Eduardo Tamargo Martin. Desde el principio hubo una buena
comunicación entre nosotros y comenzamos a compartir la misma posición política
e ideológica. Miraba con asombro como aquel hombre grueso y de espesa barba se
quitaba todo lo que tenía para entregarlo a los más necesitados. Afable,
siempre tenía una sonrisa en sus labios y la picardía reflejada en sus ojos
pero siempre atento para servir en lo que fuera necesario. Siempre buscaba el
trabajo más difícil para hacer y su preocupación por la salud de los demás era
extrema aunque despreocupaba la de él. Bastaba conocer que alguien necesitaba
de sus servicios y era suficiente para tener a Eduardo tocando la puerta de tu
casa.
Políticamente
definido dentro de la extrema derecha y su orientación sobre la libertad de
Cuba siempre desembocaba en una solución militar la cual defendía a capa y
espada. No conocía de odio o rencores y sus únicos enemigos eran los comunistas.
No solo
participo en manifestaciones frente a diferentes embajadas, también fue un
valioso pilaren la distribución de material político, visita a militantes,
partidos políticos, Ministerios públicos, organizaciones de lucha, sino que
también participó como un soldado más en la lucha por la liberación de
Nicaragua. Participo en las emisiones radiales hacia Cuba y viajo a varios
países buscando contactos para el montaje de una planta de radio para informar
al pueblo de Cuba sobre la lucha contra la tiranía.
La
lucha por la libertad de Cuba fue su prioridad y no tuvo tiempo de establecer
una vida hogareña. La muerte lo sorprendió cuando atravesaba unos momentos
económicos muy adversos y siempre mantuvo en silencio sus dolencias y
enfermedades para evitar que no le permitieran continuar luchando por la libertad
de su Cuba.
Siempre
recordare a Eduardo por su sencillez y sus deseos de ayudar a sus coterráneos.
Todos los que conocimos a Eduardo lo recordaremos siempre por la diversidad de
buenas cualidades que poseía.
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