Rusia y China en Cuba: El Retorno
Jorge Hernández Fonseca
13 Julio de 2014
Rusia y China, antiguos líderes del sistema comunista mundial, están de vuelta a Cuba. Llegan de ojo en el capitalismo de estado que Raúl Castro y sus generales están implantando en la isla, apoyando las razones de ese cambio: primero, para no “morir de hambre” con su sistema socialista, ineficiente e improductivo, y segundo, para beneficiar a sus familiares --hijitos de papá-- colocándolos en los puestos claves de los negocios confiscados a los cubanos de Miami.
Vladimir Putin pasó por la isla perdonando la mayor parte de una abultada deuda cubana, que data de era soviética, más por el hecho de que Cuba nunca pagaría (no tiene como hacerlo) que por buena voluntad. El remanente, unos “pocos” miles de millones de dólares, Rusia se comprometió en reinvertirlo en la isla, en puntos estratégicos seleccionados con dos objetivos: objetivo económico-militar, que le sirva como base en el hemisferio occidental, a un paso de EUA y objetivos puramente económico, asociado al Puerto del Mariel y su base productiva.
China viene con similares pretensiones. Ya tiene una base militar con tecnología electrónica en la isla para espiar las comunicaciones de EUA y ahora también quiere entrar en el jugoso juego del Puerto del Mariel y su base productiva, que copia las áreas económicas especiales permitidas en China, algunas de las cuales probablemente traslade hacia la isla con la intención de ganar en cercanía al mayor mercado del mundo, la costa este de los Estados Unidos.
Tanto China como Rusia, adversarios políticos y económicos de EUA, ofrecerán nuevos créditos a la Habana con la esperanza de disminuir la voluntad actual del régimen cubano de negociar con EUA y con la Unión Europea, en busca precisamente de ese dinero fresco.
Con este posicionamiento económico-militar de China y Rusia dentro de la isla, ambas potencias esperan dos resultados: primero, interferir indirectamente en las venideras negociaciones EUA-Cuba y UE-Cuba, fortaleciendo a los hermanos Castro con el financiamiento que necesitan, de manera a eliminar esa debilidad cubana en las negociaciones que enfrentará y en segundo lugar, consolidar el espíritu anti-norteamericano del castrismo, que podría ser disminuido por compromisos hechos durante las negociaciones con Occidente.
Esta supuesta ayuda a Cuba de parte de Rusia y China es más un golpe contra EUA que una ayuda a la isla en crisis, aunque una cosa implicó en la otra, para tratar de apuntalar al gobierno de los hermanos Castro, que “hacen cualquier cosa” con tal de perjudicar a Norteamérica.
Esta “pelea” sin embargo tiene un “segundo round”. Ninguna inversión en el aspecto económico dentro de Cuba, sobre todo aquellas relacionadas con la zona especial del puerto de Mariel, tendrá éxito económico sin EUA levantar las sanciones económico-comerciales que pesan contra la isla y contenidas en el entramado de leyes del embargo norteamericano sobre Cuba.
Así las cosas, Cuba está obligada a negociar con Estados Unidos aunque Rusia y China le ofrezcan “villas y castillas”. Y digo más, como las inversiones tanto de Rusia como de China se harán de ojo en el éxito del Puerto de Mariel y su zona especial y este éxito depende de la buena voluntad de los EUA durante las venideras negociaciones EUA-Cuba, indirectamente, estas nuevas inversiones rusas y chinas llevan a Cuba a la necesidad de negociar con EUA.
Quizá la negociación con la UE Cuba la pueda llevarla sin la necesidad de créditos urgentes, ya que China y Rusia abastecieron las cuentas en rojo de los hermanos Castro. Pero con EUA la isla tiene no sólo necesidad de créditos, necesita levantar el embargo para que los planes asociados al Puerto de Mariel y su zona especial funcionen de la manera planeada, planes en los cuales Rusia y China han confiado con sus actuales y flamantes inversiones.
Este nuevo escenario económico, político y estratégico es un factor adicional para EUA enfrentar cuanto antes las negociaciones con los hermanos Castro, habidas cuentas que ahora ya no es sólo resolver el diferendo tradicional Cuba-EUA, sino que ahora se trata de interferir en la participación dentro de la isla de dos potencias que pretenden desplazar Norteamérica del plano líder mundial que posee actualmente, con su presencia militar y económica en Cuba.
Para la oposición política cubana cualquier negociación con los hermanos Castro, bien sea de parte de la UE como de parte de EUA, no sería conveniente sin la exigencia de estas potencias occidentales para un nuevo ordenamiento político dentro de la isla, dando libertades y participación a su pueblo para definir los destinos de la Nación cubana. No es sólo la débil apertura que Raúl y sus generales propician autorizando oficios de la Edad Media dentro de la isla lo que debe ser apoyado e incentivado por EUA, es también --y sobre todo-- en el plano político. Un nuevo ordenamiento político con participación de la oposición cubana, sería la única manera de frenar el impacto político, militar y económico de Rusia y China dentro de Cuba.
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