EUA debe levantar el embargo a cambio de una abertura política en Cuba
Jorge Hernández Fonseca
26 Julio de 2014
El embargo norteamericano que pesa sobre Cuba ha sido un tema de debate, argumentación y división dentro de la oposición política cubana al régimen de los hermanos Castro. “No ha cumplido sus objetivos”; “Es una justificativa para el castrismo”; “No es un problema cubano”; “Es un remanente de la guerra fría”; “Levantarlo llevará a un cambio positivo dentro de la isla”; “Es la causa de la deplorable situación económica cubana”; “Sin el embargo Cuba sería un paraíso”; “El embargo es injerencista”; “El embargo implica un ‘bloqueo’ a Cuba”, entre otros puntos de vista, muchos de ellos acuñados por el castrismo, otros por opositores honestos.
Los enunciados anteriores --todos-- implican siempre verdades a medias, precisamente para ser creíbles, pero en ninguno de los casos son verdades absolutas. Bajo el embargo Cuba pasó los largos años del subsidio soviético (desde la década del 60 hasta inicios del 90) sin ser mencionado por el oficialismo, pero cuando la subvención terminó, la propaganda oficial lo resucitó “de entre los muertos”. En realidad los opositores cubanos --sean cuales fueran sus criterios sobre esta medida de EUA hacia Cuba-- pueden entender que el embargo es una importante herramienta de negociación de EUA con el castrismo, ahora que la Cuba de los hermanos Castro finalmente enarbola bandera blanca ante “el enemigo del norte”.
Hasta el más ingenuo opositor a la dictadura castrista sabe que Estados Unidos no va a levantar el embrago sin que los hermanos Castro paguen el precio que esto implica. ¿Por qué el régimen cubano insiste en que para liberar al norteamericano Alán Gross, EUA debe “reciprocar” liberando los 3 espías cubanos que permanecen presos en Norteamérica, y con el embargo pide su eliminación “unilateral” sin “reciprocar”, ni dar nada a cambio?
Un grupo de exitosos empresarios cubano-americanos ha pedido directamente al presidente norteamericano Barack Obama el levantamiento de limitaciones financieras, económicas y comerciales que EUA mantiene respecto a la Habana. Es un derecho de estos empresarios el pedir semejante medida en el área económica de parte del ejecutivo norteamericano –área en la cual se han desarrollado. Por la misma razón --y con el mismo derecho-- políticos opositores cubanos deben pedir al gobierno norteamericano el negociar con los Castro el levantamiento del embargo a cambio de una apertura política, también en el área en la cual se desempeñan.
Estamos ante una realidad de conversaciones --ya en curso-- entre la Unión Europea y la Cuba de los hermanos Castro. De igual manera, se aproximan negociaciones entre EUA y los representantes de Fidel y Raúl. Sin embargo, no habrá conversaciones entre la dictadura cubana y los opositores políticos (como debería ser). Este diálogo no se dará porque, de parte de la oposición sería traicionar la memoria de luchas contra los opresores y de parte de la dictadura cubana no hay voluntad política. Son dos las razones básicas para que este diálogo no se efectúe: primero, la dictadura no quiere diálogo con los opositores cubanos (prefiere dialogar con “el enemigo externo”) y las veces que ha conversado con opositores cubanos, ha sido un puro monólogo; segundo, porque el diálogo sólo se produce cuando ambas partes están convencidas que del diálogo surge una mejor posición para ambos contendientes, y este no es el caso ahora, ni de la dictadura castrista, ni de la oposición política democrática digna, que entiende el diálogo con el opresor en las actuales circunstancias como una traición.
En el caso específico de EUA --y ante el avance de las influencias conjuntas de Rusia y China dentro de Cuba-- y procurando además lesionar los intereses norteamericanos en todo nuestro hemisferio ofreciendo créditos e inversiones a Latinoamérica toda, EUA debe tomar providencias urgentes para definir una política exterior pro activa respecto a Cuba y a la intromisión de China y Rusia en nuestro Sub Continente todo, saliendo de la inercia actual.
Así las cosas resulta claro que la oposición política cubana debe empeñarse en ejercer la mejor de sus influencias, tanto dentro de la Unión Europea (donde tiene muy poca influencia real) como ante el gobierno actual de EUA, aportando sus argumentos para que sean analizados por estas grandes potencias, con vistas a que los utilicen en las conversaciones con Cuba.
Un grupo de opositores cubanos ya ha ido a Europa (Madrid) para hablar sobre las futuras negociaciones Europa-Cuba y recientemente fueron de nuevo en España para tratar de influir en los negociadores europeos. Los intereses cubanos y los intereses de la UE y EUA deben coincidir en los pedidos que se le hagan. No es el caso de incluir opositores cubanos en delegaciones foráneas, o incluir una parte cubana (opositora) en negociaciones a los que no han sido convidados. Lo correcto sería proponer elementos de negociación a Europa y a EUA de beneficio, tanto a los cubanos en general, como para europeos y norteamericanos, con argumentos que resulten aceptables (y evidentes) para toda la comunidad internacional.
Los EUA por su parte, tienen en el levantamiento del embargo la carta de negociación que los europeos perdieron renunciando a su posición común. Este particular debe ser aprovechado en conjunto con la real y actual influencia que tiene el exilio cubano dentro de EUA sobre las decisiones del ejecutivo y el legislativo norteamericano, estructurando argumentos para que EUA no entregue su más importante carta de negociación --el embargo-- sin pedirle al castrismo una apertura política a cambio. De esta manera, el ejecutivo de EUA pondría en crisis la posición cubana de no abrirse políticamente, en la seguridad de que el mundo exterior vería esa propuesta con muy buenos ojos y aprobaría la lógica de que, en todas las negociaciones “hay que dar para que se reciba”. Adicionalmente, el pedido de apertura política estaría muy en fase con la cultura política latinoamericana actual, ya que hasta en regímenes como el “chavismo” venezolano, el “evismo” boliviano y el “correismo” ecuatoriano, hay elecciones pluripartidistas.
No creo que los opositores cubanos deban pedir ahora diálogo con los hermanos Castro; pero ya que las conversaciones se van a producir entre aliados democráticos (EUA y la UE) y la dictadura cubana, sí creo que debemos poner todo nuestro empeño en convencer a EUA y la UE (ambos demócratas y libres) de la necesidad de obligar a la dictadura cubana a actuar en adelante más acorde con la cultura política mundial actual, para que se abra políticamente.
El pueblo cubano ha ejecutado una larga y constante lucha por sus libertades democráticas en este más de medio siglo. Nada más lógico que ahora las potencias que negociarán con la dictadura sus intereses, incluyan en sus negociaciones la necesidad del acceso de los cubanos a sus derechos políticos cercenados sin razón de ningún tipo, sobre todo cuando la dictadura se dispone a negociar con “el enemigo”, debe verse obligado a darle libertad a su pueblo.
Para la apertura política (poca o mucha) que se logre de este proceso en manos de aliados democráticos (si es que convencemos a la UE y a EUA --y si se logra la apertura política en las conversaciones--) toda la oposición cubana debe estar preparada para dar la batalla pacífica dentro de la isla en el terreno cívico. La dictadura también se prepara para esta nueva fase --que sabe inevitable de la lucha-- y ya monta sus “partidos políticos opositores” amañados.
El nuevo campo de acciones que surja de una situación como la descrita será gradual, porque no habrá una derrota contundente e inmediata del castrismo, pero seguramente habrá resquicios a los que nuestro pueblo se asirá junto a la oposición democrática, para superar esta pesadilla, de demasiados años oprimiendo, reprimiendo y dividiendo a la Nación Cubana.
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