CADA UNO EN SU
LUGAR
Por: Ariel
Clavijo
La lucha por la
libertad de Cuba se ha centrado en disimiles posiciones políticas: la que
ejecutan los opositores dentro de la Isla y la que desarrollan los exiliados en
lo que se conoce por la Capital del Exilio cubano. Existen ciertas diferencias
que no se pueden eludir y la más importante de todas es la condición en que los
cubanos oprimido, reprimidos y apaleados dentro de Cuba mantienen frente a la tiranía
despiadada y criminal a la que se enfrentan día por día. Sin recursos
económicos, sin materiales de información, sin transporte y sin alimentos ni
trabajo. La otra cara de la moneda está representada por los que luchamos en el
exilio, donde no nos falta una suculenta comida, las reuniones sociales, las
peñas, Congresos, una prensa libre que recoge nuestras ideas de cómo debe
derrocarse al tirano.
Nos sentimos en
la libertad de escoger el método de lucha, que se debe hacer primero, si
desechar la Constitución o escribir una nueva, aun sin conocer las condiciones
de vida y lo que piensa nuestro pueblo que sufre día a día los rigores del
tirano, el hambre, la miseria, las enfermedades, la represión y la burla que día
a día emite el tirano en cada una de sus intervenciones para anunciar nuevas
medidas económicas o políticas.
Nos sentimos en
la libertad de emitir nuestro criterio sobre una lucha en la cual solo
participamos moralmente mientras los golpes lo reciben quienes se enfrentan a
la Seguridad del Estado y a los grupos de Respuesta Rápida. Cuando no somos
capaces de sacar de nuestros bolsillos algunos dólares para cooperar con la
lucha dentro de Cuba; para ayudar a la expansión de la ideología que puede contrarrestar
a la del odio y el ateísmo implantada por los hermanos Castro. Cuando no somos
capaces de asimilar las necesidades económicas y de recursos necesarias para
continuar con la lucha pacífica contra la cruel tiranía.
Nos reunimos en
flamantes salones en reconocidas instituciones mientras los miembros del Partido
Unión por Cuba Libre son acorralados dentro de su sede política, apedreados,
golpeados, detenidos, conducidos a las ergástulas de la Seguridad del Estado
para ser interrogados por largas horas, conducidos a parajes inhóspitos y
abandonados a su suerte, despedidos de sus trabajos y sin nada que ponerles en
la mesa a sus hijos.
Es ridículo que
continuemos de esa forma la lucha; es desigual, es inhumana, es cruel y no es
patriótica; pero aplicamos la oración “Unos tienen y no pueden, otros pueden y
no tienen; nosotros que tenemos y podemos, demos gracias al Señor”.
Si, así somos,
los patriotas del exilio, los que lideramos la lucha desde un reclinable, los
que no miramos las necesidades de los que verdaderamente se enfrentan al
tirano, sin comida, sin zapatos, sin ropas, pero con la frente muy alta y la
dignidad mambisa y con el verdadero interés de liberar la patria de la miseria
en que está sumida.
Somos parte de la
lucha pero debemos entender donde está la parte más importante de la lucha y
quiénes son los que verdaderamente luchan, los que se exponen diariamente, los
que sufren los rigores de la lucha, los que están cerca del tirano, los que
reciben los golpes y sufren el hambre. Es tiempo de reconocer los meritos que
ellos tienen, es tiempo de echar a un lado los lujos y los gastos innecesarios
y brindar apoyo a quienes verdaderamente lo necesitan. La lucha es cruenta
dentro de Cuba y se necesita de la logística del exilio. Dejemos que ellos
dirijan la lucha pues son los que saben luchar contra el tirano, nosotros
debemos apoyarlos y la patria sabrá recompensarnos por nuestra desinteresada
ayuda.
LA PATRIA NOS
NECESITA A TODOS Y TODOS DEBEMOS AYUDARLA PERO DEBEMOS SABER DONDE NUESTRA
AYUDA ES MAS UTIL.
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