viernes, 24 de junio de 2016

Todavía más tiempo perdido

Todavía más tiempo perdido

Acabo de confesar a un amigo que decididamente me voy a dar baja del partido de los optimistas impenitentes al que pertenezco. La lectura y análisis de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y del, para llamarlo de alguna manera, ambicioso Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, me ha provocado una profunda depresión, peor que la que sufrí cuando leí 1984 de George Orwell. La obra de Orwell la recomiendo, el tabloide que contiene los planes de la dictadura cubana para nuestro país, puede enfermar a más de un lector osado.

En síntesis, el documento es la amenaza por escrito de que durante los próximos 15 años nada va a cambiar en nuestro país, y esto va a suceder no solo porque las fórmulas sean las mismas usadas hasta ahora sin éxito, aquí y en otras partes del mundo, sino porque, y esto es lo más importante, todos los planes, proyectos, elucubraciones y ensueños dependen del factor humano. 
De hecho, los inversores extranjeros no son las empresas, bancos y entidades con millones de dólares en sus arcas, detrás de estas instituciones hay hombres y mujeres, personas de carne y  hueso que se mueven por intereses y el primero de esos intereses es el lucro.
Para obtener ganancias, los inversores necesitan estabilidad política, social y financiera, leyes e instituciones que garanticen un mercado más o menos abierto, donde puedan tratar con sus iguales de la Isla y la economía de mercado rija las relaciones financieras y mercantiles. Comerciar con un gigantesco monopolio estatal no les hace mucha gracia y de ahí las dudas y titubeos.
La otra parte en la ecuación, no es el Partido Comunista (PCC), o los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) o la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Esta parte la componen las personas, el pueblo, no las organizaciones satélites del Estado, son los cubanos llenos de necesidades que no se sienten estimulados a seguir buscando el lugar donde nace el arcoiris otros 15 años, solo porque a un grupito de obsesos se les ocurrió que la mejor y única opción es el comunismo, aunque nadie pueda dar fe de que algún país haya alcanzado el desarrollo con una economía basada en la explotación despiadada de los trabajadores.
Más bien ha ocurrido todo lo contrario, Cuba y Corea del Norte son ejemplos vivos del por qué de la desaparición de los dinosaurios del comunismo en la última década del siglo pasado. No fue producto de la casualidad o de una conspiración internacional: los países donde los ricos son considerados enemigos van a ser siempre irremediablemente pobres.
Los trabajadores son conscientes de su papel en la sociedad y se niegan a colaborar con el régimen aunque vayan a desfilar cada Primero de Mayo. Ni tabloides ni discursos amenazantes van a lograr que el pueblo coopere porque, al igual que las antiguas metrópolis tuvieron que abandonar sus posesiones por las buenas o por las malas, las dictaduras comunistas están condenadas a desaparecer porque las condiciones que imponen son las mismas que las de las metrópolis coloniales, ni libertades económicas ni políticas pero mucho autoritarismo y explotación.
El Gobierno cubano se enfrenta hoy a una huelga no declarada de los obreros y campesinos, al bloqueo voluntario y silencioso de los inversores extranjeros que astutamente esperan los verdaderos cambios, a una conspiración espontánea, sin líderes, contra la que los órganos represivos de laSeguridad del Estado no pueden ejercer su terror porque como en Fuenteovejuna, son todos a una.
Cuando al fin se apruebe la conceptualización del modelo y todo lo que le cuelga, la frustración y el sentimiento de desesperanza harán crisis y asistiremos a una ola de suicidios y deserciones entre la clase dirigente como ya ocurrió en el pasado, la emigración se incrementará a niveles de éxodo masivo y habremos dado un paso más hacia la desintegración total de la sociedad cubana, todo por el capricho de mantener un partido único en el poder y una economía estatalizada en ruinas.
Hasta cuándo durará la capacidad de reciclarse del despotismo cubano es un misterio, tratar de hacer ver el comunismo como algo bueno o siquiera posible es un engaño que la historia no va a absolver porque es un sistema que no tiene reparos en utilizar toda la violencia posible para sostenerse.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Enviar comentarios: