viernes, 28 de noviembre de 2014

El bienestar del estado, editorial 352

El bienestar del estado, editorial 352


La Habana, (PD) Luego del anuncio hecho desde Washington por Anthony Blinken, uno de los asesores en política exterior del presidente Barack Obama, sobre que no habrá medida ejecutiva alguna para suavizar y mucho menos levantar el embargo si el gobierno militar cubano no da pasos de avance significativos hacia la democratización y que los pasos en cuestión no solo debían ventilarse desde el terreno económico, sino que tenían que ser efectivamente democráticos, por tanto políticos, ya se perciben efectos dentro de Cuba.

Los efectos domésticos en cuestión son bastante amplios en su espectro. Uno entre ellos podría ser la concesión de una eventual ‘licencia para matar’ a los policías sin ley, cancerberos de la Seguridad del Estado subordinados, ora al vicealmirante (terrestre) Gandarilla, Al general de división (policíaca) Fernández Gondín o al señor Alcibíades Muñoz, a cargo de la Inteligencia del MININT. El otro efecto ha sido habilitar y prestigiar con celeridad a disidentes leales y semi-leales –no anticastristas todos- para que ocupen espacios y garanticen el adecuado control de los daños que
se avecinan.
En la culta Europa, la cuestión está en salvar el estado del bienestar -donde existe- de neonazis; donde no, de preservar la libertad, el crecimiento económico y el ordenamiento democrático del apetito de Rusia y su zarévich mediático Putin.
Este peligroso personaje además de asesinar periodistas y restablecer como símbolos nacionales monstruos bicéfalos de muchas caras en sustitución de hoces y martillos, sonríe y vende camisetas para consumar su fantasía de sustituir en la iconografía mundial del poster a la conocida fría máquina de matar argentina por otra que además, consiga ser eficiente y rusa. En fin, sustituir el mate político argentino endulzado con azúcar amarga por el vodka que ciertamente, si de calentar se trata, lo hace mejor.
Mientras allá lejos, donde la gente ganó el derecho a buscar la felicidad, se promueve y se afirma el estado del bienestar común, por acá y por Rusia se lucha por preservar el bienestar del estado. En Cuba al menos, el bienestar del estado no hay que verlo solo como la preservación del orden impuesto por el estado, este abarca el cumplimiento de la única o quizás una de las pocas promesas hechas desde el inicio de la pesadilla que el actual régimen se esfuerza y se ha esforzado desde siempre denodadamente por cumplir.
La promesa en cuestión fue que lo que se hizo antes y lo que se hará después estará en función del disfrute de “nuestros hijos”. Ciertamente, aquella promesa hecha por el líder histórico del desastre compartido era verídica en todas sus partes. Lo que no se aclaró en su momento es que se trata de que “nuestros hijos” excluye al resto de los hijos de la Isla y se reduce drásticamente a los hijos unidos genéticamente a la banda armada triunfante verdeolivo de Birán, sus miñones más representativos y nadie más.
Luego que el gobierno militar cubano y su lobby secreto en USA han gastado los millones que gastaron en penetraciones de espacios académicos y políticos en USA y entre ellos, más de un millón de dólares solo en editoriales de The New York Times; luego de poner en peligro a la ‘agentura’, dentro y fuera de Cuba, con las peticiones de levantar el embargo o la fantasía de que turistas y aperturas económicas conllevan cambios políticos, se imponen nuevas medidas.
La nueva licencia para matar denunciada desde Manzanillo no debía ser pasada por alto, mucho menos incluida como crédito eventual más para la credibilidad en Cuba de disidentes, crédito exigido, siempre, por supuesto, fuera de Cuba.
El bienestar del estado en Cuba merece atención personalizada. Quizás cuando la banda armada insurgente de Colombia deje de ser oficialmente terrorista, gracias a los oficios y el tesón de los observadores nórdicos bendecidos por un estado del bienestar democrático, el bienestar del estado cubano, representado por su banda armada gobernante, la que en su momento estrenó y preparó a la banda armada insurgente de Colombia,
consiga ser sacada del listado estadounidense de países promotores del terrorismo.
Vamos, si las FARC-EP no son terroristas, el régimen militar cubano tampoco. Si el estado del bienestar europeo y algunos de sus más representativos exponentes avalan la dictadura militar totalitaria cubana, ¿por qué no aceptarles entonces su bienestar del estado? A fin de cuentas, los únicos perjudicados serán el pueblo y la nación cubana. En toda ecuación política, siempre habrá pérdidas colaterales: se trata de que alguien debe perder

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