domingo, 16 de octubre de 2016

Lo difícil de cultivar tabaco en Mayarí Osmel Ramírez Álvarez | Holguín | 15 de Octubre de 2016 - 09:59 CEST. | 1 Archivado enCuba Cubatabaco Economía Tabaco Tabacos. Los productores de tabaco en Mayarí, en la provincia de Holguín, están muy disgustados por tantas dificultades. Para entender bien el asunto es necesario contar su génesis. Esta es una tierra de tradición centenaria en ese cultivo y se había perdido el incentivo por los precios de miseria. Toda la década de los 90 y más acá se arrastraron los mismos precios que en los años 80, cuando era otra la situación económica y el poder adquisitivo del peso cubano. Parece que la política económica de Fidel Castro seguía estando basada en "producir por conciencia". Pero sucede que la conciencia es reflejo de la realidad y esta era mucho más triste en esos años críticos del Periodo Especial. La gente terminó desistiendo del tabaco o sembrando poco, sin importarle a nadie de arriba; a pesar de que el tabaco cubano se vende bien en el mercado mundial por su calidad y prestigio. Es cierto que hubo un aumento de precio antes del declive de Carlos Lage, de 220 dólares la tonelada a 750 (al cambio actual y tomando como base el de mayor calidad). Aunque matemáticamente es 3,4 veces el incremento, en la práctica no estimulaba mucho, porque seguía siendo irrisorio. Con la llegada de Raúl Castro llegó al poder, se priorizaron los sectores exportables. Las autoridades parecieron percatarse de que el tabaco es una gran inversión y que depende de los productores privados. Volvió a incrementares el precio, esta vez significativamente, hasta alcanzar los 2.000 dólares la tonelada del tabaco al sol, y las capas de exportación en cultivos protegidos y controlados promedian los 10.000 dólares por tonelada. Sabemos que aún es abusivo comparado con lo que gana el monopolio estatal Cubatabaco al venderlo. Tiene un inmenso valor agregado que no se hace público, ni se sabe el precio en el mercado mundial. Se guarda un gran secreto al respecto y, como hay poco acceso a internet o medios alternativos, los productores ni se enteran. Sin embargo, la situación podría hasta considerarse buena si no viniera acompañada de numerosos problemas, propios de un sistema económico planificado e ineficaz. En primer lugar, lo que ganan los productores cada vez se hace menor por el exponencial incremento en el valor de los insumos. Todos los años, dos o tres veces, llegan aumentos de precios del nivel central y son obligatorios. Los contratos son puro formalismo, sin posibilidades reales de demanda. El productor firma un contrato y se le otorga un crédito que cubre el 100% de los gastos, pero al final de la cosecha vende y no tiene casi ganancias porque le ha llegado un incremento de precios de un 50% o del 100%, que lo deja con una miseria. La cooperativa no defiende al productor porque este no pertenece a ella voluntariamente: es obligatoria la pertenencia y el contrato y toda la gestión financiera se hace por su intermedio. Hay que contar, adem´s, con las decisiones llegadas de arriba, inapelables por absurdas que sean. En cinco años la empresa de tabaco de Mayarí ha crecido enormemente: de 20 hectáreas a 120 héctareas la campaña anterior; y en esta campaña está previsto llegar a 210 hectáreas. De ningún tabaco tapadero para la exportación, se comenzó con una hectárea el año antepasado, el pasado fueron 10 y este serán 20 hectáreas. Un gran crecimiento que podría tomarse por excelente si viniera acompañado del lógico incremento de la infraestructura. Pero cuando eran 20 hectáreas las cultivadas,  se contaba con dos tractores, un camión y un motor para el director.  Y así sigue siendo. Los técnicos y administrativos subordinados andan hasta hoy a pie y por ello no hacen bien su trabajo. Los atrasos son endémicos. En octubre próximo se comenzará a sembrar y decenas de campesinos que se inician en este trabajo aún no han comenzado a construir su casa de cura, por falta de transporte en la empresa para cargar los materiales. Los créditos debían salir desde agosto y todavía no se han impreso por falta de tóner para la impresora. En la empresa, que realiza semejante actividad económica y genera millones de dólares por concepto de exportación (amén de pesos cubanos produciendo tabacos y cigarros), solo tienen una computadora. Sin embargo, en la sede provincial o nacional de la empresa hay decenas de autos modernos, uno para cada jefe; y en cada oficina, una computadora. Ante tantas dificultades fue planificada una reunión en la cooperativa entre los productores y los directivos de Cubatabaco, que debió celebrarse el pasado día 26 de septiembre, pero no asistieron. La Delegada del Poder Popular y la Presidenta de la Cooperativa los volverán a citar a través del PCC, una vía según ellos más comprometedora. Es de esperar que asistan, aunque con seguridad todo continuará como siempre. Ya veremos.

Lo difícil de cultivar tabaco en Mayarí


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Tabacos.
Los productores de tabaco en Mayarí, en la provincia de Holguín, están muy disgustados por tantas dificultades. Para entender bien el asunto es necesario contar su génesis. Esta es una tierra de tradición centenaria en ese cultivo y se había perdido el incentivo por los precios de miseria. Toda la década de los 90 y más acá se arrastraron los mismos precios que en los años 80, cuando era otra la situación económica y el poder adquisitivo del peso cubano.

Parece que la política económica de Fidel Castro seguía estando basada en "producir por conciencia". Pero sucede que la conciencia es reflejo de la realidad y esta era mucho más triste en esos años críticos del Periodo Especial. La gente terminó desistiendo del tabaco o sembrando poco, sin importarle a nadie de arriba; a pesar de que el tabaco cubano se vende bien en el mercado mundial por su calidad y prestigio.
Es cierto que hubo un aumento de precio antes del declive de Carlos Lage, de 220 dólares la tonelada a 750 (al cambio actual y tomando como base el de mayor calidad). Aunque matemáticamente es 3,4 veces el incremento, en la práctica no estimulaba mucho, porque seguía siendo irrisorio.
Con la llegada de Raúl Castro llegó al poder, se priorizaron los sectores exportables. Las autoridades parecieron percatarse de que el tabaco es una gran inversión y que depende de los productores privados. Volvió a incrementares el precio, esta vez significativamente, hasta alcanzar los 2.000 dólares la tonelada del tabaco al sol, y las capas de exportación en cultivos protegidos y controlados promedian los 10.000 dólares por tonelada.
Sabemos que aún es abusivo comparado con lo que gana el monopolio estatal Cubatabaco al venderlo. Tiene un inmenso valor agregado que no se hace público, ni se sabe el precio en el mercado mundial. Se guarda un gran secreto al respecto y, como hay poco acceso a internet o medios alternativos, los productores ni se enteran.
Sin embargo, la situación podría hasta considerarse buena si no viniera acompañada de numerosos problemas, propios de un sistema económico planificado e ineficaz. En primer lugar, lo que ganan los productores cada vez se hace menor por el exponencial incremento en el valor de los insumos. Todos los años, dos o tres veces, llegan aumentos de precios del nivel central y son obligatorios. Los contratos son puro formalismo, sin posibilidades reales de demanda.
El productor firma un contrato y se le otorga un crédito que cubre el 100% de los gastos, pero al final de la cosecha vende y no tiene casi ganancias porque le ha llegado un incremento de precios de un 50% o del 100%, que lo deja con una miseria. La cooperativa no defiende al productor porque este no pertenece a ella voluntariamente: es obligatoria la pertenencia y el contrato y toda la gestión financiera se hace por su intermedio. Hay que contar, adem´s, con las decisiones llegadas de arriba, inapelables por absurdas que sean.
En cinco años la empresa de tabaco de Mayarí ha crecido enormemente: de 20 hectáreas a 120 héctareas la campaña anterior; y en esta campaña está previsto llegar a 210 hectáreas. De ningún tabaco tapadero para la exportación, se comenzó con una hectárea el año antepasado, el pasado fueron 10 y este serán 20 hectáreas. Un gran crecimiento que podría tomarse por excelente si viniera acompañado del lógico incremento de la infraestructura.
Pero cuando eran 20 hectáreas las cultivadas,  se contaba con dos tractores, un camión y un motor para el director.  Y así sigue siendo. Los técnicos y administrativos subordinados andan hasta hoy a pie y por ello no hacen bien su trabajo. Los atrasos son endémicos. En octubre próximo se comenzará a sembrar y decenas de campesinos que se inician en este trabajo aún no han comenzado a construir su casa de cura, por falta de transporte en la empresa para cargar los materiales.
Los créditos debían salir desde agosto y todavía no se han impreso por falta de tóner para la impresora. En la empresa, que realiza semejante actividad económica y genera millones de dólares por concepto de exportación (amén de pesos cubanos produciendo tabacos y cigarros), solo tienen una computadora.
Sin embargo, en la sede provincial o nacional de la empresa hay decenas de autos modernos, uno para cada jefe; y en cada oficina, una computadora.
Ante tantas dificultades fue planificada una reunión en la cooperativa entre los productores y los directivos de Cubatabaco, que debió celebrarse el pasado día 26 de septiembre, pero no asistieron. La Delegada del Poder Popular y la Presidenta de la Cooperativa los volverán a citar a través del PCC, una vía según ellos más comprometedora. Es de esperar que asistan, aunque con seguridad todo continuará como siempre. Ya veremos.

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