lunes, 2 de marzo de 2015

Fidel Castro recibió a los cinco espías en Punto Cero… por cinco horas

Fidel Castro recibió a los cinco espías en Punto Cero… por cinco horas

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Fidel Castro junto a Ramón Labañino (izq.) y Gerardo Hernández (centro) en una de las imágenes del encuentro, divulgadas este lunes. Foto: Estudios Revolución
Por Redacción CaféFuerte
Finalmente Fidel Castro se encontró con los cinco espías, condecorados como Héroes de la República de Cuba tras su regreso a la isla.
El encuentro entre Castro y el grupo de oficiales y agentes de la Red Avispa se produjo en la casa del ex gobernante en Punto Cero, el pasado 28 de febrero, y  aparece ampliamente documentado con 13 fotos de los Estudios Revolución en laedición de este lunes del periódico oficial Granma.
Castro menciona que la conversación se extendió por cinco horas.
“Fui feliz durante horas ayer. Escuché relatos maravillosos de heroísmo del grupo presidido por Gerardo [Hernández, jefe de la Red Avispa] y secundado por todos, incluido el pintor y poeta [Antonio Guerrero], al que conocí mientras construía una de sus obras en el aeródromo de Santiago de Cuba. ¿Y las esposas? ¿Los hijos e hijas? ¿Las hermanas y madres? ¿No los va a recibir también a ellos? ¡Pues también hay que celebrar el regreso y la alegría con la familia!”, escribió Castro en un texto que acompaña el despliegue fotográfico con fecha del 1ro de marzo.

En las fotos figuran además Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro y coordinador de los organismos militares y de inteligencia, y Dalia Soto del Valle. No figuran los familiares de los espías.
En el artículo, Castro insiste en la aseveración de que los llamados Cinco Héroes antiterroristas “nunca hicieron daño alguno a Estados Unidos”y  “trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra nuestro pueblo”. Según el ex gobernante, estas acciones eran  organizadas por “los órganos de inteligencia norteamericanos”.
Espiando desde la base de Lourdes
Y agrega que Cuba no necesitaba de ellos para espiar las instalaciones militares de Estados Unidos, porque de eso se encargaba la base de exploración de Lourdes, ubicada en el sur de La Habana y cerrada por los rusos tras los atentados terroristas del 9/11.
“La inteligencia cubana no necesitaba en absoluto seguir los movimientos de un solo equipo militar de Estados Unidos, porque esta podía observar desde el espacio todo lo que se movía sobre nuestro planeta a través de la Base de Exploración Radioelectrónica “Lourdes”, al sur de la capital de Cuba. Este centro era capaz de detectar cualquier objeto que se moviera a miles de millas de nuestro país”, indicó Castro.
El líder cubano repite el argumento esgrimido por el gobierno cubano de no habían venido a Estados Unidos para hacer daño al país vecino o tomar venganza por actos que allí se organizaban y abastecían de explosivos contra la isla. “Tratar de impedirlos era absolutamente legítimo”, apunta el anciano, que cumplirá 89 anos el próximo agosto.
El largo silencio oficial sobre un posible recibimiento de Castro a los cinco espías después de la liberación y arribo a Cuba de Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, el pasado 17 de diciembre, había sido objeto de suspicacias y versiones en los medios de comunicación y redes sociales.
Castro da su versión sobre la demora de más de dos meses para recibirlos: “Lo principal a su llegada era saludar a sus familiares, amigos y al pueblo, sin descuidar un minuto la salud y el riguroso chequeo médico”.
A continuación reproducimos el texto de Fidel Castro sobre su encuentro con los cinco espías:
ENCUENTRO DE FIDEL CON LOS CINCO
Los recibí el sábado 28 de febrero, 73 días después que pisaron tierra cubana. Tres de ellos habían consumido 15 largos años de su más plena juventud al respirar el aire húmedo, maloliente y repugnante de los sótanos de una prisión yanki, después de ser condenados por jueces venales. Otros dos, que igualmente trataban de impedir los planes criminales del imperio contra su Patria, fueron condenados también a varios años de prisión brutal.
Los propios organismos de investigación, ajenos por completo al más elemental sentido de la justicia, participaron en la inhumana cacería.
La inteligencia cubana no necesitaba en absoluto seguir los movimientos de un solo equipo militar de Estados Unidos, porque esta podía observar desde el espacio todo lo que se movía sobre nuestro planeta a través de la Base de Exploración Radioelectrónica “Lourdes”, al sur de la capital de Cuba. Este centro era capaz de detectar cualquier objeto que se moviera a miles de millas de nuestro país.
Los Cinco Héroes antiterroristas, que nunca hicieron daño alguno a Estados Unidos, trataban de prevenir e impedir los actos terroristas contra nuestro pueblo, organizados por los órganos de inteligencia norteamericanos que la opinión mundial sobradamente conoce.
Ninguno de los Cinco Héroes realizó sus tareas en busca de aplausos, premio o gloria. Recibieron sus honrosos títulos porque no lo buscaron. Ellos, sus esposas, sus padres, sus hijos, sus hermanos, y sus conciudadanos, tenemos el legítimo derecho a sentirnos orgullosos.
En julio de 1953, cuando atacamos el Moncada, yo tenía 26 años y mucho menos experiencia que la que ellos demostraron. Si estaban en Estados Unidos no era para hacer daño a ese país, o tomar venganza por los crímenes que allí se organizaban y abastecían de explosivos contra nuestro país. Tratar de impedirlos era absolutamente legítimo.
Lo principal a su llegada era saludar a sus familiares, amigos y al pueblo, sin descuidar un minuto la salud y el riguroso chequeo médico.
Fui feliz durante horas ayer. Escuché relatos maravillosos de heroísmo del grupo presidido por Gerardo y secundado por todos, incluido el pintor y poeta, al que conocí mientras construía una de sus obras en el aeródromo de Santiago de Cuba. ¿Y las esposas? ¿Los hijos e hijas? ¿Las hermanas y madres? ¿No los va a recibir también a ellos? ¡Pues también hay que celebrar el regreso y la alegría con la familia!
Ayer, en lo inmediato, quería intercambiar con los Cinco Héroes. Durante cinco horas ese fue el tema. Dispongo desde ayer, afortunadamente, del tiempo suficiente para solicitarles que inviertan una parte de su inmenso prestigio en algo que será sumamente útil a nuestro pueblo.
Fidel Castro

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