sábado, 29 de octubre de 2016

Una victoria aparente

Una victoria aparente


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Más de medio siglo de gobierno estalinista no ha dado resultado alguno, pero no es suficiente la ineficiencia demostrada del sistema para obligar a los burócratas del Partido Comunista (PCC) a ver la realidad.
¿Por qué esa posición tan obstinada e irracional? ¿Cuál es su sostén? No es una ideología definida y coherente cuando cada cierto número de años debe adecuarse a la cambiante realidad  del mundo,
Todo el sostén del proyecto de nación imaginado por el líder absoluto de la Revolución consiste en el enfrentamiento a EEUU. Así lo expresó en una carta dirigida a Celia Sánchez. Su ideario no iba a ser ya más el derrocamiento de una dictadura a la que le quedaba poco tiempo, ni cumplir el programa del Moncada que le sirvió para embaucar en la aventura del yate Granma y la Sierra Maestra a ingenuos seguidores buscadores de la democracia.

Al convertir a EEUU en su personal Goliat, se creyó en poder de una razón suficiente para justificar cualquier cantidad de años en el poder  sin dar explicaciones. El embargo comercial y financiero provocado cuando expropió sin justa compensación a los capitalistas norteamericanos en la Isla, le ha servido al Gobierno cubano, sobre todo a partir de la caída de la Unión Soviética y el campo socialista, para sostener una campaña-cortina de humo que le granjeó simpatías hasta en los propios EEUU, sirviéndose del pueblo cubano como víctima propiciatoria y rehén a la vez.
Hoy las declaraciones de entrevistados advertidos y de funcionarios del Gobierno dejan ver cierta preocupación por lo que sobrevendrá post-embargo. Unos hablan de cautela, otros hablan de peligros encubiertos. Todo el andamiaje de la política basada en la  confrontación con el vecino se está desmoronando y un simple cambio en la votación, ha provocado una euforia cargada de nerviosismo.
De levantarse el embargo hoy mismo, todo el sistema político y jurídico del país se convertiría en obsoleto, y la proverbial lentitud de la burocracia cubana convertiría los cambios en la política hacia Cuba en ancla y no en motor de desarrollo.
Los miedos se están exacerbando y las autoridades se apuran endureciendo posiciones. Han sido resucitadas las milicias estudiantiles universitarias; las advertencias sobre el peligro que encierran los intercambios de estudiantes se suman a las del peligro de internet; las agresiones a periodistas y abogados independientes se multiplican.
No creo que el levantamiento del embargo deje al Gobierno cubano sin justificaciones para mantener el bloqueo al pueblo cubano, siempre las van a encontrar, pero tendrán que improvisar y eso los hará caer en errores. Hasta ahora se han sentido seguros en su postura de plaza sitiada, vamos a ver cómo les va en terreno descubierto, sin el bendito embargo, mas con las mismas incapacidades para producir y deudas crecientes con las once mil vírgenes, es decir, con los miles de acreedores  que vencidos los plazos extenderán las manos.
¿Volverán a nacionalizar para no verse obligados a pagar? No creo que tengan tiempo para tanto. Cuba está en liquidación y la salida para los gobernantes va a ser vergonzosa cualquiera que esta sea. La euforia por el resultado de la reciente votación en la Asamblea General de la ONU no durará mucho, porque hay victorias que solo lo parecen y en esto hay añejas experiencias; por ejemplo, en Cuba se hace ver que la Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles fue una victoria personal de Fidel Castro, cuando en realidad constituyó una humillación de las peores que haya sufrido un mandatario en cualquier parte del mundo. Lo mismo ocurre con esta votación, no es una victoria, es el derrumbe de un mito.
De todos modos, el levantamiento del embargo no traerá beneficios materiales al pueblo cubano y solo hará más evidente que lo que sobra en Cuba es el comunismo y los malos gobernantes. Voto en contra del embargo y en contra del comunismo, a favor de la libre empresa y la democracia, de la propiedad privada y el libre mercado. Voto a favor de un proyecto de nación que no se subordine a mitos de enemigos inexistentes o comunismos posibles.
La soberanía real del pueblo cubano no tiene que ver con la alegada soberanía del Gobierno cubano. Bajo el comunismo no hay soberanía posible para el pueblo porque en verdad la soberanía reside en el PCC, según define el artículo 5 de la Constitución. Cuando el representante de Cuba pronuncia un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas no lo hace a nombre del pueblo cubano, sino del PCC y no defiende un proyecto de nación, sino un modelo fracasado de gobierno

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