Médicos cubanos desertores en Venezuela, viven en el limbo en Colombia
Las “misiones internacionalistas” son vistas como una posible oportunidad de crecimiento económico y profesional. También son una oportunidad para nunca regresar a la isla
"MISIONES INTERNACIONALISTAS"
En Bogotá, la capital de Colombia, estarían viviendo cerca de 1.700 médicos cubanos indocumentados, que desertaron de la misión de salud a la que los envió el gobierno de la isla a Venezuela.
Esta cifra no es oficial. La da la organización Solidaridad sin Fronteras, localizada en Miami, y se basa en datos supuestamente recogidos por un abogado de inmigración colombiano que está trabajando estos casos. Al parecer son cifras que también maneja autoridades migratorias del gobierno colombiano pero después de varios intentos fallidos de DIARIO LAS AMÉRICAS por hablar con representantes de la cancillería de ese país, no se pudo confirmar dicha cifra.
“Aquí [en Colombia] no tenemos posibilidades de legalizarnos”, señaló Daynelis, fisioterapeuta cubana, en conversación telefónica con DIARIO LAS AMÉRICAS. Ella desertó hace siete meses de Venezuela, trabajaba en una de las misiones del gobierno chavista, y ahora vive en el centro de Bogotá, en condiciones económicas muy difíciles.
Cuando Daynelis ingresó de manera ilegal por Cúcuta –ciudad fronteriza- llegó a Bogotá y se presentó, el pasado mes de enero, a la embajada de Estados Unidos, para acogerse al programa de visas para médicos desertores. En teoría, el proceso debería tomar 90 días. “Cuando me presente éramos 14, de ellos la única que queda aquí soy yo. Todos se han ido a Estados Unidos”, explicó Daynelis.
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Sin embargo, son muy pocos, en general, los que han conseguido esa visa y, por el contrario, a muchos se la han denegado “de manera injusta”, como lo dice Daynelis.
Uno de ellos es Alexander, también fisioterapeuta, quien trabajaba en la misión Barrio Adentro, en Caracas. Su situación precaria en Venezuela más la imposibilidad de tener una mejor situación económica en Cuba, lo llevaron a optar por la visa, que veía como una alternativa “ciento por ciento segura”, como lo afirmó este profesional quien, en el momento de la conversación telefónica con DIARIO LAS AMÉRICAS, estaba reunido con otros colegas y compatriotas –más de 60- en una zona al suroccidente de Bogotá, con el fin de escribir una carta en la que le piden al gobierno de Estados Unidos que les resuelva su situación migratoria.
“Si se la niegan a tantos entonces que cierren ese programa y no inciten más a la deserción”, dijo de manera enfática Alexander quien, al igual que Daynelis, vive una situación límite en Colombia.
De acuerdo con Julio César Alfonso, presidente de Solidad sin Fronteras, la lentitud exasperante con la que se está moviendo ese proceso, por parte de Washington, podría explicarse por las conversaciones que hay entre el gobierno estadounidense y el cubano. Ese programa de visas “saboteaba uno de los mejores negocios que tiene el gobierno de la isla que es la salud, después del turismo”.
Esclavitud moderna
Según Alfonso, los médicos enviados en misión para otros países, “trabajan en una especie de esclavitud moderna, es un sistema de trata de personas. Y es el único que le paga al gobierno y no al médico por los servicios prestados”.
La experiencia de Daynelis podría encajar en la caracterización que hace Alfonso. “Era mucho el abuso, teníamos que trabajar sábados y domingos, sin descanso, haciendo votos para el gobierno venezolano. Y nos pagaban muy poco, 3.000 bolívares al mes” [alrededor de cuatro dólares].
A pesar de las duras condiciones de trabajo que describió Daynelis, “ aquí en Bogotá estamos desamparados, nos refugiamos en los medios de comunicación y les pedimos a los congresistas del sur de la Florida que por favor nos ayuden”.
“Yo estoy esperando y estoy desesperada, ya son siete mesessin poder hacer nada, no tengo permiso de trabajo, duermo en el piso. Una amiga me manda dinero para pagar la renta y como una sola vez al día”, narró Daynelis.
Desde el primer minuto en Caracas quiso desertar. Una cosa fue lo que le pintaron en Cuba y otra la realidad. "La depresión fue grande", explicó Daynelis, quien se graduó de la universidad el 13 de agosto de 2014. Tiempo después llegó la oportunidad ir a otro país, en misión médica. “Salir es una posibilidad para los cubanos de mejorar en el terreno económico y profesional. Pero en Venezuela no tuve tiempo de estudiar, ahí nos volvimos máquinas”, recordó.
Limitaciones económicas
De acuerdo con Alexander, el gobierno cubano les paga a los profesionales de la salud “internacionalistas” 190 dólares al mes, suma que les deposita en una tarjeta. Él llegó a Venezuela en 2012. Su esposa también prestó servicios en la misión, pero su contrato fue sólo por dos años. La idea era que entre los dos pudieran ahorrar lo suficiente para comprar una casa, pero les fue imposible.
“No puedo irme por tierra para pasar a otro país, porque es muy peligroso hacerlo. Y ya no puedo regresar a Cuba, porque voy a ser perseguido, y, además, me quitarían el título profesional por haber desertado”, indicó Alexander, quien tiene a su hija y a su mujer en la isla.
Julio César Alfonso indicó que su organización está presionando en Washington, a través de los congresistas cubanoamericanos, para que se resuelva la situación migratoria de los médicos cubanos que se encuentran en Colombia. También busca darles apoyo financiero mientras resuelven su situación y pueden viajar a Estados Unidos.
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