El "sin embargo" de Hillary Clinton
La aspirante presidencial demócrata quiere poner fin a las restricciones económicas contras el régimen cubano y tender puentes con la isla
PRESIDENCIALES
MIAMI.- RUI FERREIRA
Especial
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Hillary Clinton ha escogido un espacio a pocos metros del memorial, en los terrenos de la Universidad Internacional de la Florida, donde se recuerda a las víctimas del régimen cubano, para lanzar su propuesta de acabar con el embargo económico a la isla.
Fue un gesto audaz, que adquiere cierta particularidad porque ha partido de una exsecretaria de Estado y que ella mismo admitió ser polémico. Pero, a la vez, sirvió como la única solución para lograr acabar con el aislamiento de Estados Unidos y poder demostrar a los cubanos de que una alternativa de sociedad es posible y pasa, dice ella que sin duda, por Estados Unidos, el gran y poderoso vecino del norte de la isla de Fidel Castro.
Como comentó momentos después del discurso el exsecretario de Comercio de la administración de George W. Bush, el cubanoamericano Carlos Gutiérrez, la antigua primera dama fundamentó su propuesta en dos pilares fundamentales: el diplomático, porque Estados Unidos lo único que ha logrado con las sanciones es aislarse internacionalmente, así como la constatación de que la única consecuencia del embargo ha sido el sufrimiento del pueblo cubano, ya que la nomenclatura se ha mantenido incólume todas estas décadas, sin que de algún modo hubiera erosionado el régimen. Acabar con el embargo, para Hillary Clinton es, ante todo, un problema humanitario.
Pero es también la mejor forma de mejorar las relaciones con Latinoamérica, que tiene un nuevo escenario donde Estados Unidos no es ya el gran padrino del norte, sino el garrotero que amenaza con altas tasas de interés y un sistema financiero donde predominan los fondos buitre para pagar deudas que han sido adquiridas sin grandes contemplaciones. No lo dijo pero, por carambola, dejó el recado.
“Esto es algo muy importante, estratégicamente. Nosotros miramos demasiado hacia el Oeste, hacia el Este, pero muy poco hacia el Sur y ninguna región en el mundo es más importante para nuestra seguridad y prosperidad a largo plazo que América Latina. Y no hay otra región en el mundo en mejor capacidad de crecer como una fuerza nueva para la paz y el progreso global”, enfatizó la precandidata demócrata.
Aplausos
En medio de la asistencia en uno de los salones de la FIU, importantes miembros de la comunidad empresarial y financiera de Miami aplaudieron a Hillary Clinton. Según dijo aDIARIO LAS AMÉRICAS, Carlos Domínguez, uno de los analistas de fondos de riesgo de Bank of America en Latinoamérica, “ella sabe bien que la filosofía es llevar el capitalismo adonde no lo conocen en su amplitud, pero lo admiran”.
Y, en eso, la esposa del expresidente Bill Clinton fue clara, aunque de un modo un poco simple, sino silvestre. “Deseo que cada cubano en la isla venga a pasar un día caminando por Miami y vea lo que ustedes han construido, como han transformado esta ciudad en un ciudad dinámica y global. Como han logrado ser empresarios y líderes cívicos de éxito. Me parece que no les tardará mucho en comenzar a exigir oportunidades similares y lograr un éxito similar en Cuba”, dijo.
La cuestión, ha planteado Clinton, es que tras 54 años de sanciones la cosa no ha funcionado y “llegó el momento de acabar con el embargo. Es necesario, porque sin eso no hay progreso en Cuba y los cubanos han esperado ya demasiado tiempo por el progreso. Es sencillo, el embargo debe irse de una vez por todas".
Es difícil de antever si el fin del embargo va a traer el desarrollo a un país, donde la economía centralizada difícilmente promueve los talentos personales. Además, al acabar con una medida restrictiva se espera recibir algo en contrapartida, como ha señalado el exgobernador de Florida, Jeb Bush, en un comunicado distribuido en las redes sociales incluso antes de que Clinton terminara de presentar su propuesta.
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En su opinión, “la política Obama-Clinton tiene sus raíces en la falsa versión que describe el embargo como una reliquia de la Guerra Fría”. Además, “dicen que quieren liberar a Cuba del pasado pero lo cierto es que no entienden el presente. El pueblo cubano no se encuentra prisionero de su pasado sino del régimen castrista”, dijo Bush.
Es posible, sin duda, pero tras más de 50 años de un embargo que apenas ha dado resultados un país como Estados Unidos debe, dijo Clinton, hacer un esfuerzo para invertir la situación y dejar en manos del régimen la responsabilidad de la situación creada.
Reflexiones
Recuérdese, que el embargo fue decretado en 1961 como una medida punitiva a consecuencia de la nacionalización de propiedades estadounidenses en la isla. Pero tampoco fue diseñado para derribar al régimen. En el ínterin se transformó en una religión en la cual muchos comulgaron como una hoja de ruta para acabar con el sistema que, en la mayoría de los casos, los rechazó por disentir.
“Si vamos hacia atrás, nadie se va a beneficiar más que los elementos de línea dura en La Habana. De hecho, no hay argumento más sólido [a favor del levantamiento del embargo] que el hecho de que los elementos de línea dura en Cuba se oponen a ello. Por eso, hay que hacerlo”, subrayó Clinton en su discurso, que fue ovacionado tres veces y aplaudido respetuosamente unas seis.
Como ha recordado Gutiérrez, que en los últimos meses se ha apartado de la monolítica posición republicana de rechazo al régimen y ha admitido que el empresariado estadounidense tiene derecho a buscar otras oportunidades de negocios, cuanto más no sea por aquella cuestión de la libre empresa “llegó el momento de buscar otras oportunidades”.
La exsecretaria de Estado lo enfatizó: “Estamos en un momento crucial de las relaciones entre los dos países y en las próximas elecciones tendremos que decidir si mejoramos los contactos o mantenemos una política de Guerra Fría”.
La propuesta de Hillary Clinton, hecha en el seno de una comunidad que ha sufrido es, al menos, controversial. De hecho, al terminar el acto, los asistentes fueron recibidos por una pequeña manifestación de protesta de un grupo de exiliados. Tampoco es definitiva. Luce como una forma de presentarse electoralmente ante un público que busca conquistar. Cuando se siente en la Casa Blanca, si llega, a lo mejor el pragmatismo se impone.
Después de todo, Hillary estuvo de acuerdo que apoyó la Ley Helms-Burton y en su discurso en FIU no pasó de ello: no ha rechazado la ley más maligna para el Gobierno cubano.
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