Mujeres antes de tiempo
El fenómeno de la erotización de la infancia alcanza en Cuba dimensiones alarmantes
martes, junio 2, 2015 | Luis Cino Álvarez | 27 Comentarios
LA HABANA, Cuba. – El pasado 17 de mayo, en el programa televisivo dominical Pasaje a lo desconocido, el periodista y conductor Reinaldo Taladrid, y la psicóloga invitada Patricia Ares abordaron el tema de la formación sexista que de manera inconsciente reciben muchas niñas. Formándolas, desde edades muy tempranas en los frívolos objetos del placer erótico que serán mañana.
El fenómeno de la erotización de la infancia, aunque ocurre mundialmente por diversas circunstancias, alcanza en Cuba dimensiones alarmantes.
Desde hace unos años, se ha vuelto común que muchos padres vistan a sus hijas como si fueran rameras en miniatura. Para que demuestren cuán precoces son, en cuanta fiesta haya, las animen a contorsionarse y a menear el trasero más todo lo demás que todavía no tienen desarrollado. Mientras más lascivamente mejor, al compás de las piezas del más obsceno reguetón.
Y ni hablar de las costosas fotos y videos de los quince, en que luego de cambiarse varias veces de todos los trajes alquilados para la ocasión, las muchachitas se retratan casi desnudas, envueltas en toallas o en brevísimas tangas; con los ojos en blanco y la lengua fuera, en poses que parecen más bien de estrellas porno en lugar de quinceañeras.
Taladrid y la doctora Ares, preocupados por la forma en que muchos padres violentan etapas en el desarrollo de sus hijas comentaron sobre el aumento de ‘adultización’ de la infancia y de la ‘infantilización’ de la adultez. Ambos culparon del problema al sexismo machista que arrastramos, a las influencias nocivas en nuestra sociedad del consumismo capitalista, la globalización, las muñecas Barbie, el reguetón, el consumo cultural indiscriminado, el paquete, los vídeo-clips de Kattie Perry, Lady Gaga, Beyonce y Shakira.
El periodista y la psicóloga pudieron haber hablado también no solo de las ropas sexy, casi que de rameras, y de los bailes sicalípticos en las fiestas hogareñas y también en las celebraciones escolares, casi siempre alentadas por los propios profesores; sino también de la forma en que muchos padres y madres animan a sus niñas y niños a que les pidan a familiares y amigos residentes en el exterior, regalos de todo tipo y dinero, mucho dinero, cuando vienen de visita a Cuba.
Lo que menos les importa a esos padres es la formación de valores en sus hijos. La espiritualidad, los valores, no se comen ni sirven para comprar en las TRD, dirán. ¡Que no se lamenten luego cuando vean a sus retoños convertidos en jineteras y pingueros!
Son demasiados los padres cubanos, que en medio del despetronque nacional, están convirtiendo a sus niñas y niños en adultos antes de tiempo. Lo que es aún más grave, los convierten en la peor clase de adultos: materialistas, hedonistas, interesados, cínicos, amorales. Ellas y ellos heredarán nuestro maltrecho reino de mentiras y escombros. Amén.
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