Maduro, además, manifestó su solidaridad con Rafael Ramírez, el expresidente de PDVSA, a quien el Parlamento venezolano acusó este 16 de noviembre de supuestamente estar implicado en casos de corrupción por 11.000 millones de dólares.
El presidente indicó que Ramírez está siendo "objeto de una campaña por parte del imperialismo".
"La burocracia y la corrupción están unidas y son el cáncer que debemos sanar de la vida social, económica y política de la nación", dijo el jefe de Estado venezolano desde el palacio presidencial de Miraflores.
Maduro volvió a acusar a la oposición de intentos de desestabilizar al Gobierno.
"Nos han apagado las refinerías tres veces, cada vez que las apagaban estaba coordinaditos con los golpe de Estado que anunciaba la MUD [la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática]", dijo en referencia al pasado 1 de septiembre, cuando la oposición realizó una marcha multitudinaria en Caracas.
Según el mandatario, la industria petrolera venezolana tiene "infiltrados". El Gobierno tendrá "cero tolerancia con la corrupción y la traición", dijo.
El gobernante venezolano pidió al presidente de PDVSA y actual ministro de Energía y Petróleo, Eulogio del Pino, crear de la mano de los trabajadores una comisión de "políticas transformadoras concretas" para "fortalecer" esta empresa.
"Para que la clase obrera pase al mando de PDVSA a todo nivel y haya un profundo proceso de transformación socialista, productiva", agregó Maduro y dijo que espera recibir un informe cada 15 días sobre cómo va el proceso de reestructuración.
Maduro también ordenó profundizar "el plan de siembra petrolera" y elevar la producción de este hidrocarburo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Enviar comentarios: