sábado, 3 de diciembre de 2016

Madrazo: 'Los linchamientos del régimen van en todas las direcciones de la sociedad civil'

Madrazo: 'Los linchamientos del régimen van en todas las direcciones de la sociedad civil'


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Juan Antonio Madrazo (izq), coordinador nacional del CIR, junto al periodista independiente Roberto de Jesús Guerra, director de Hablemos Press. (J. E. RODRÍGUEZ)
Representantes de organizaciones civiles cubanas opositoras al régimen denunciaron este jueves en Ciudad de Panamá la situación de los defensores de derechos humanos en la Isla, durante las audiencias públicas del 159 período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Juan Antonio Madrazo, coordinador nacional del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR), ofreció declaraciones a DIARIO DE CUBA minutos después de terminada una audiencia en la cual activistas cubanos advirtieron que la represión se ha incrementado, así como también los obstáculos que impiden el empoderamiento de la sociedad civil.

¿Qué mensaje envía el régimen de Raúl Castro al mundo con su no participación en las audiencias públicas convocadas por la CIDH?
Los propios comisionados de la CIDH lamentaron "no poder tener la oportunidad de contar con la presencia del ilustre Estado de Cuba".
Este hecho responde a la falta de voluntad política del Estado cubano en avanzar en materia de derechos humanos. Un capítulo por el cual el proceso de normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se hace más difícil es justamente la agenda de los derechos humanos.
Existe resistencia por parte del Estado en ventilar abiertamente este tema en una mesa donde esté presente la sociedad civil. Por ejemplo, aunque el Estado ha reconocido, gracias a la presión de la propia sociedad civil, que tiene que avanzar en materia de discriminación racial, criminaliza nuestra labor y amordaza la de plataformas que se mueven, desde ámbitos oficiales, sobre temáticas del racismo.
La represión del Estado es contra todos los segmentos de la sociedad civil. No se limita a las voces más críticas, sino que es incluso contra la llamada "oposición leal", como es el caso de Periodismo de Barrio o de Cuba Posible. Los linchamientos mediáticos instrumentados desde el Estado van en todas las direcciones.
¿Cuáles son las expectativas de las organizaciones civiles con este período de sesiones de la CIDH en relación con ediciones anteriores?
Casi todos los años presentamos nuestras denuncias y petitorios ante la CIDH, pero es evidente que ahora existe un escenario diferente respecto a los capítulos anteriores. Con el inicio del proceso de normalizar las relaciones con Estados Unidos, la narrativa de "plaza sitiada" del Gobierno se desmoronó.
Pero es muy posible que vuelvan a reciclar esta narrativa con la Administración de Donald Trump. Por lo tanto, para nosotros es importante el acompañamiento de la comunidad internacional, particularmente de los mecanismos internacionales como el CIDH, la Oficina del Alto Comisionado en Ginebra, y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial y toda forma de xenofobia. Es imperativo que nosotros, como sociedad civil contemos con una visibilización que a su vez funcionaría como mecanismo de protección a quienes defendemos los derechos humanos dentro de la Isla.
¿Cuáles deberían ser los próximos pasos de las organizaciones opositoras ahora que la elección de Trump y la muerte de Fidel Castro implican inevitablemente un cambio en el contexto político?
Este nuevo escenario no solamente implica un cambio para la oposición, sino también para toda la ecología política y social. A veces olvidamos, desde la disidencia, otras voces emergentes que se van cruzando con nuestro discurso y que surgen en el interior de las instituciones académicas y culturales.
Pienso que durante la Administración de Obama se logró llevar a cabo una agenda de programas relacionados con la sociedad civil, especialmente con un sector muy vulnerable como son los afrodescendientes cubanos. Muchos de los programas, que se lograron generalmente a sangre, sudor y lágrimas, tienen que ver con el empoderamiento de la sociedad civil y dentro de esta la comunidad afrocubana. Tenemos que defenderlos, no sería saludable un retroceso en este sentido.
Sin el peso simbólico que sin duda alguna significó la figura de Fidel Castro en los últimos casi 60 años, ¿podría finalmente hablarse de un proyecto de restauración de la nación cubana con el pueblo como protagonista?
Particularmente en esa dirección soy bastante pesimista. Hace 10 años Fidel Castro se había jubilado políticamente y no tenía ese poder simbólico o influencia que frecuentemente se esgrime como coacción.
Durante el mandato de Raúl Castro se han disparado las violaciones a los derechos y libertades civiles, particularmente contra los activistas, defensores de los derechos humanos y periodistas independientes. Todavía queda una vieja guardia revolucionaria dispuesta a defender sus intereses al precio que sea, como expliqué ante la audiencia de la CIDH.
Primeramente no existe una cultura política sobre derechos humanos al interior del pueblo cubano. Las organizaciones civiles estamos obligadas a realizar nuestro trabajo de persona en persona, para lograr que se adquiera una conciencia en esta dirección y que el ciudadano de a pie pueda conocer y utilizar los mecanismos internacionales que tienen el compromiso de proteger a los pueblos privados de democracia y de un Estado de Derecho.
Habría que lograr antes que la universidad cubana tenga una cátedra de derechos humanos al servicio de la sociedad civil.

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