Todos queremos más
La próxima visita del presidente de EEUU Barack Obama a Cuba el 21 de marzo ha desatado un sin número de especulaciones en la prensa internacional: que si se va a reunir o no con opositores, la sociedad civil y Fidel Castro, que si va a convocar a elecciones, que si lo van a recibir en el Estadio Latinoamericano, que si va a ser "mareado" con un coro de niños de pañoletas y cánticos... En fin, no sé cuántas ideas más, muchas destinadas a cuestionar el valor de este viaje.
Lo que vaya a hacer o no Obama en Cuba ya debe estar bien acordado y planeado entre ambos gobiernos. El servicio secreto presidencial y la seguridad personal ya deben estar ultimando detalles en sus coordinaciones para garantizar el buen desarrollo de la visita sin incidentes adversos.
Los agentes abiertos y encubiertos del servicio secreto deben estar recorriendo y estudiando los lugares que visitará el mandatario, dónde van a posesionarse antes y durante su paso o estancia. Pero ellos saben muy bien que ni en la Casa Blanca Obama va a encontrar más seguridad en su entorno que en Cuba.
En el protocolo necesariamente estará el recibimiento en el Palacio Presidencial, las conversaciones a puerta cerrada entre los presidentes acompañados de sus comitivas, y tal vez entre los dos mandatarios a solas, y posar para la foto de ocasión. Todo lo demás son posibilidades reales y especulaciones.
Algunas declaraciones previas de Obama sugieren con toda claridad que condicionó la visita a tener plena libertad para realizar los movimientos y actividades que decidiera. Esto solo es un índice de que hará lo que él y su equipo estimen conveniente dentro de la coyuntura específica de esta visita y su significado para su mandato y para Cuba.
Pero están ocurriendo hechos en Cuba, previos a su llegada, que parecen ser un verdadero preludio de lo que puede pasar:
1) Las negociaciones que viene realizando la Iglesia Católica para la liberación y salida del país de algunos presos políticos y el Gobierno cubano ha ofrecido a siete de los 11 ex presos de la Causa de los 75 que decidieron permanecer en Cuba que puedan salir por una vez de Cuba y regresar. En verdad, deberían poder hacerlo cuando quieran.
Pero estos movimientos indican que de alguna forma el tema de los derechos humanos y la liberación de presos políticos está efectivamente en la agenda del presidente Obama en su viaje a Cuba, y que alguna de sus actividades tendrá que ver con la oposición. Todo, a contrapelo de algunas especulaciones que sugieren que el mandatario extranjero se abstendría de abordar el tema para no mortificar a la contraparte cubana.
2) El reciente recorrido de Raúl Castro por las calles de Santiago de Cuba, todo aparentemente violatorio del tradicional protocolo de seguridad personal, baño de pueblo incluido, que contempló toma de fotos con transeúntes, visitas a locales y otras novedades. Mucho se dice en la prensa internacional que Obama es más popular en Cuba que Raúl Castro. ¿Fue un intento por remontar la diferencia y preparar el terreno para una actividad similar del visitante?
Es muy probable que esto nos esté indicando que, efectivamente, una de las actividades de Obama en Cuba sea algún paseo callejero para encontrarse directamente con la población y comprobar qué tan popular es el mandatario en Cuba.
Si solamente esas dos expectativas se cumplieran, ya el viaje de Obama habría alcanzado algo positivo, no solo para el mandatario vecino, sino también para su anfitrión, el Gobierno y, sobre todo, para el pueblo cubano.
Que se permita viajar a una parte los del Grupo de los 75 que decidieron quedarse en Cuba, que se produzcan nuevas liberaciones de presos políticos, que Obama exprese directamente al Gobierno cubano su preocupación por la situación de las libertades civiles y políticas del pueblo cubano y tenga algún encuentro con opositores, que los gobernantes se paseen libremente (bajo control de seguridad, claro está) por las calles y que intercambien con la gente común, ya sería alguna ganancias para los resultados de la visita, además de otros acuerdos a nivel de gobierno que se concreten.
¡Ah, que queremos más…sí!, todos queremos más y la visita debe contribuir a abrir el apetito.
"Todos queremos más, todos queremos más, todos queremos más y más y más y mucho más...", es el estribillo de una vieja y contagiosa canción muy popular en casi toda América Latina que, quizás, pueda volver a ponerse de moda pronto en Cuba.
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