De posadas, timberos… y el Palacio de gobierno
No quieren pasar más tiempo dentro de una posada. Prefieren vivir lo que les queda en un taller de automóviles. A pocas cuadras, el Palacio de gobierno no se entera
viernes, noviembre 14, 2014 | León Padrón Azcuy | 2 Comentarios
LA HABANA, Cuba. – Leonardo Gobell Castro, nacido en el capitalino barrio de La Timba, desde hace algunos años espera por una vivienda mientras vive albergado en la antigua posada de 2 y 31. Cuando se enteró que el edificio donde se encuentran los dos Talleres de Mantenimiento de Autos de la vecindad había sido desmantelado y convertido en un parqueo para automóviles y bicicletas, no pudo menos que enojarse.
“Lo más lógico habría sido entregarle esas instalaciones a las personas que vivimos albergados. La gente lo que necesita es un hogar medianamente confortable, no parques ni parqueos”, declaraba visiblemente molesto.
Jorge Luis Fornaris, más conocido como el Yoyi, se dedica a pintar casas y reside en la Timba desde niño fue otro de los que hubiera dado otro uso al antiguo taller. “Mira, tú ves que la gente dice que debieran habilitarlo para resolver los problemas de la vivienda aquí, yo te digo que el desmonte de ese local durará meses y tal vez años ya lo verás, y al final ni casa ni parque ni nada. Esto se lo tragará la hierba, como pasa con otros tantos locales por toda la ciudad” aseguró.
La peña de dominó de la esquina no dejó de hablar. Todos estaban irritados por el uso que le darán a esos locales, pero al preguntarle si llevarían su preocupación a la reunión de Rendición de Cuentas del Poder Popular que por estos días se celebra, dijeron “es perder el tiempo, nadie confía en ningún funcionario del gobierno y menos un delegado del Poder Popular que todos sabemos que no tiene poder ninguno, ellos están ahí para obedecer órdenes de arriba, no para resolver los problemas de la población”
Lo cierto es que muchos “timberos” se sienten decepcionados de sus representantes gubernamentales. Hace algunos años, y obligados por el caos habitacional de la Timba, las autoridades clausuraron la posada ubicada en la calle 2 y 31, y el conocido Patio de María de 37 y Paseo, para convertirlos en albergues para muchísimas familias, que aún hoy siguen esperando por la asignación de un hogar.
Ante este terrible escenario, se preguntan los timberos cómo es posible que dos recintos que perfectamente pudieran ser habilitados para menguar las pésimas condiciones de vida de muchos de ellos, tengan tan pésimo uso social.
¿Son los habitantes de La Timba de los que creen en que Raúl Castro enfila verdaderos esfuerzos para sacar adelante la cacareada actualización del sistema económico cubano? No lo parece, ellos sólo ven que, después de décadas de vivir a pocas cuadras de Palacio Presidencial, su penosa situación habitacional no ha hecho más que empeorar.
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