viernes, 10 de octubre de 2014

Incomprensible normativa para la pesca submarina

Incomprensible normativa para la pesca submarina

Mientras muchas personas sobreviven a través de esta práctica, el Estado cubano se encarga de ponerle trabas mediante normas confusas. La libre interpretación de las mismas marca el rigor de la ley para estos casos.

 implementos de pescador submarino deteriorados (foto del autor)
Implementos de pescador submarino deteriorados (foto del autor)
LA HABANA, Cuba. –Cada día, con los primeros rayos de sol, Miguel Suárez se dirige al mar. Escopeta, careta y patas de rana son sus herramientas de trabajo. Su familia depende de lo que él pueda pescar, y sin cuestionárselo Miguel lo arriesga todo, pues en la tarea de ganarse el sustento puede perder su licencia de Pesca Deportivo-Recreativa.
Las personas que realizan esta actividad solo pueden adquirir un tipo de licencia, la de Pesca Deportivo-Recreativa, que según las autoridades es lícita únicamente durante los fines de semana. A quienes cazan entre lunes y viernes esto les puede costar el decomiso de todo lo que capturen, más una multa de 1500 pesos y la suspensión de la licencia de por vida.

Julián Martínez, de 34 años, pesca ilegalmente, porque hace tres meses le quitaron la licencia: “No tengo forma alguna de recuperar el permiso. Pero creo que es mejor así, pues de todos modos te ves obligado a incumplir limitaciones absurdas”.
“Creo que la sanción que se implementa a los pescadores que violan esta norma por primera vez debería ser menos radical. Una multa, una sanción o castigo por unos meses, pero no quitarles la licencia de manera definitiva”, sugiere, por su parte, Alejandro Paredes, pescador submarino.
Sin embargo, desde el otro lado del asunto, un inspector que dice llamarse Lázaro declara: “Solo están autorizados a pescar los fines de semana. Ellos lo saben, uno se lo explica, pero no hacen caso”.
En la resolución No. 519/96, del Ministerio de la Industria Pesquera, y el decreto ley No 67, de 1983, artículo 53, inciso r, se establece la cantidad de hasta 15 kg (33 libras) como cuota máxima de captura permisible en las zonas de gran interés económico. Pero en las zonas de menor interés económico la cantidad asciende a 30 kg (66 libras). Todo pescador deportivo-recreativo que esté autorizado para la práctica de esta modalidad de pesca tendrá derecho a dichas cuotas por cada salida al mar que realice.
Alejandro García, pescador, de 34 años, alega: “He leído las resoluciones y no he visto nada que diga que solo se permite pescar sábados y domingos. La cantidad de 15 kg que puedo pescar es cada vez que salga al mar, así lo entendí yo”.
Por otro lado, los turistas capturan habitualmente las langostas sin impedimento, algo prohibido para la población cubana, aunque la ley no establece excepciones.
Edgar Suárez, de 41 años, explica que los pescadores submarinos obtienen sus equipos comprándoselo a otro pescador o algún familiar que se los trae del extranjero. Y al respecto puntualiza: “En la calle yo compro una careta en 20 dólares y unas aletas en 90 dólares, pero si voy a una tienda deportiva estatal, el monto llegaría a los 250 dólares”.
Para poder mantenerse en este tipo de prácticas, muchos pescadores submarinos construyen sus propios implementos, ya que la entidad a la que pertenecen no asegura sus equipamientos. Los materiales se obtienen en el mercado negro, con personas que trabajan en las empresas que usan metales. “La Antillana de Acero, la Unidad de Comunicación o la Empresa Aeronáutica son los lugares donde se obtiene este tipo de materiales”, asegura el pescador Edgar Suárez.
Los pescadores submarinos, limitados a pescar con fines deportivos, incumplen la ley continuamente. Tratando de legalizar su actividad, algunos desisten y dejan este tipo de ocupación. Los más osados permanecen, con o sin documento, en su lucha diaria por sacar del mar su sustento.

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