Abogadas independentes cubanas denunciaron arbitrariedades del sistema penitenciario cubano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington D.C.
octubre 28, 2014
En lo que va de año seis reos se han suicidado por las malas condiciones de las cárceles cubanas y las violaciones sistemáticas de derechos humanos a las que son sometidos, aseguraron abogadas independentes cubanas en audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington D.C.
Las juristas Bárbara Estrabao y Laritza Diversent, del Centro de Información Legal Cubalex , hicieron especial hincapié en la situación de los menores infractores, que a partir de los 16 años tienen responsabilidad penal y son juzgados como mayores.
En general, explicaron que la superpoblación, el uso excesivo de la fuerza y la falta de mecanismos de control y servicios básicos en las cárceles de Cuba fomentan el “incumplimiento sistemático” de los derechos humanos de los presos, a los que se llega a someter a “torturas”.
En la audiencia, a la que no asistió ningún representante del Gobierno cubano pues éste no reconoce la competencia de la comisión adjunta a la Organización de Estados Americanos (OEA), Diversent leyó el testimonio de un preso, de 36 años de edad, que ha denunciado abusos y que lleva en prisión desde 1993, es decir, 21 años.
“El maltrato, las malas condiciones de vida del mundo carcelario son insoportables. Estas cárceles no tiene respeto a nada ni a nadie”, leyó Diversent.
En su relato, el reo habla de una “gran violencia” por parte de los responsables de prisiones, que superan en agresividad a los propios presos, señaló EFE.
El hambre, el rigor de los guardias y el acatamiento de las órdenes de otros reclusos para la “supervivencia” fueron algunas de las calamidades que tuvo que soportar este preso cuando solo tenía 16 años, según cuenta.
Precisamente, “las torturas, los tratos degradantes y los maltratos físicos y psicológicos” llevan a los reos a clavarse objetos, darse latigazos o emprender huelgas de hambre para protestar, según las denunciantes.
Su relato evocó cárceles húmedas con cucarachas y habitaciones sin luz en las que el guardia trae agua a los presos en un cubo de pintura.
“Las celdas son para uno y las ocupan dos. Los guardias les quitan el colchón a las cinco de la mañana y no se lo devuelven hasta las ocho de la tarde”, señaló Diversent.
También destacaron la situación de “extrema vulnerabilidad” de las presos con enfermedades mentales, en silla de ruedas o que caen enfermos y a los que no se les proporciona “ningún tipo de asistencia, ni medicamento”.
En respuesta, uno de los siete miembros de la CIDH, Felipe González, pidió a las denunciantes mayor información sobre las seis muertes de reclusos, así como sobre las condiciones bajo las que vive la población carcelaria en Cuba.
Por su parte, las denunciantes aportaron un informe de 90 páginas con fotografías de las cárceles y extractos de la ley cubana sobre el sistema penitenciario.
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