viernes, 10 de octubre de 2014

Las victorias pírricas de Fidel Castro

Las victorias pírricas de Fidel Castro

La lucha de Fidel Castro por el poder y sobre todo por derrocar el sistema capitalista representado por Estados Unidos, está colmada de victorias pírricas.

File photo of Cuban President Castro attending May Day parade in Revolution SquareLA HABANA, Cuba.- Desde los inicios de la revolución cubana, la turbulencia, el subterfugio, la argucia y la mentira acompañaron a Fidel Castro como un pájaro de mal agüero. Mientras su gobierno se fue convirtiendo en uno de los más represores del mundo. Si ha gobernado durante largos años, ha sido porque se convirtió en patrón de los cubanos.
Sin embargo, entre la bulla y la batahola que le ha gustado emplear al vetusto dictador caribeño en sus acciones, poco ha logrado en más de medio siglo.

En los primeros días de octubre, las efemérides que se reflejaron dicen a las claras muchas cosas. Éstas narran que el día 22 en el año 1962 tuvo lugar la “Crisis de Octubre”. Es evidente que tal epíteto no se trata de un error. Un hecho tan vergonzoso para su historial político-bélico, plagado de ocultamiento, prepotencia, gran irresponsabilidad y sobre todo, traición a Cuba, jamás se nombra como realmente fue: la instalación de armas nucleares soviéticas apuntando hacia Estados Unidos, sin haber consultado antes con el pueblo.
En dichas efemérides, aparece que la Crisis terminó el día 28, seis días después de haber sido iniciada. ¡Falso! Se necesitaron trece días de negociaciones entre Washington y Moscú, para que los misiles fueran retirados, negociaciones a las que el Comandante en Jefe se le prohibió participar. Fue, posiblemente, la humillación más grande que afrontó en su vida. Algo que no perdona a los soviéticos.
Por esa razón sufrió una perreta tan descomunal, que apretó el botón de arranque para que se desatara una guerra nuclear y Cuba fuera hundida en el mar. Instó a la URSS a que no aceptaran las condiciones del presidente Kennedy y comenzara un ataque a territorio estadounidense. Por suerte, el viejito Khrushchev no estaba loco.
Otro de sus grandes fracasos como guerrero, al estilo del monarca griego Pirro de Epiro -279 antes de Cristo-, fue el ataque al Cuartel Moncada en 1953, donde muchos ni siquiera pudieron entrar a la instalación militar y quienes lo lograron, fueron masacrados. Castro escapó. Luego fue capturado y solo gracias a la compasión del célebre teniente Sarría continuó con vida y fue condenado a prisión.
En 1961 sucede la invasión de cubanos en Bahía de Cochinos. Por muchas razones, fue también una victoria pírrica para el barbudo caudillo. La invasión, llena de errores, estaba destinada al fracaso. Se perdieron todas las armas y municiones en un barco que fue hundido de inicio, el lugar no era propicio para recibir apoyo de la población y no había montañas cercanas para una lucha posterior.
Los hombres de la invasión quedaron vivos, apenas sin disparar un tiro. Marcharon a sus casas y Fidel Castro perdió, aún sin aclarar, más de 150 hombres, muchos de los cuales no llegaban a los 20 años. Me consta que se comentaba en los medios periodísticos de la época que dos batallones de milicianos, uno de ellos nombrado el número 111, confundidos en la noche, habían combatido entre sí, a pesar de estar bien dirigidos por el Comandante en Jefe, “liderando” en un tanque de guerra, según las fotos.
La guerra de los cubanos en Angola fue posiblemente la más dolorosa e injusta imposición que haya sufrido el pueblo cubano durante largos años de dictadura. Nos preguntamos cuál fue el beneficio logrado, ante el enorme perjuicio de haber perdido a más de dos mil de nuestros hijos, según consta en un monumento levantado en Sudáfrica.
Hoy, a pesar de que Angola se encuentra entre las diez economías de mayor crecimiento en el mundo, a pesar de ser el primer productor de petróleo de Africa, un país que goza de un gobierno multipartidista, con una economía de mercado capitalista y un presidente elegido por sufragio democrático, con una hija millonaria, nos preguntamos qué hace a favor de Cuba, un país pequeño, hambreado y atrasado. Sólo elogios, alabanzas, loas en discursos políticos. Nada más.

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