Posible candidatura presidencial de Rosario Murillo estremece la política en Nicaragua
MANAGUA.- Crecen los rumores de que la poderosa primera dama de la nación centroamericana podría tomar las riendas del poder
LUCHA POR EL PODER | 10 de octubre de 2014
MANAGUA.- La primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, junto al presidente Daniel Ortega. (EFE)
JOSUÉ BRAVO / Especial para DLA
La posibilidad de que la todo poderosa primera dama de Nicaragua y Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, de 63 años, sea la candidata presidencial del oficialismo en las elecciones de 2016, estremeció de nuevo la política de la nación centroamericana.
Han sido los partidarios del Gobierno y de la familia presidencial quienes han insinuado sobre la posible candidatura de Murillo por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), portando calcomanías adhesivas en sus vehículos con letras de los colores rojo y negro del partido y la leyenda "Rosario Presidente 2017', el año en que se celebran las elecciones.
Una candidatura de “La Chayo”, como se le conoce popularmente, no deja de causar revuelo en un país sumido en los vaivenes de la política, donde ha ocurrido de todo, desde guerras y dictaduras, hasta hambrunas y terremotos. Un mandato suyo sólo oficializaría el poder que se le atribuye y que, comentan, es igual o superior al de Ortega.
La posibilidad de que la todo poderosa primera dama de Nicaragua y Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo, de 63 años, sea la candidata presidencial del oficialismo en las elecciones de 2016, estremeció de nuevo la política de la nación centroamericana.
Han sido los partidarios del Gobierno y de la familia presidencial quienes han insinuado sobre la posible candidatura de Murillo por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), portando calcomanías adhesivas en sus vehículos con letras de los colores rojo y negro del partido y la leyenda "Rosario Presidente 2017', el año en que se celebran las elecciones.
Una candidatura de “La Chayo”, como se le conoce popularmente, no deja de causar revuelo en un país sumido en los vaivenes de la política, donde ha ocurrido de todo, desde guerras y dictaduras, hasta hambrunas y terremotos. Un mandato suyo sólo oficializaría el poder que se le atribuye y que, comentan, es igual o superior al de Ortega.
Para el exdiplomático y actual diputado por Nicaragua ante el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), Mauricio Díaz, tales “señales” demuestran una lucha sorda en la relación de la pareja Ortega-Murillo, ya que las pretensiones presidenciales de Rosario son cada vez más evidentes.
“Ella ha venido ‘probando terreno’ de diferentes maneras, en el seno del partido, en la campaña mediática en rótulos de calles y carreteras donde se sitúa al lado del comandante Ortega vendiendo la idea de una pareja feliz que comparte el poder”, explicó Díaz.
“Para nadie es ya un secreto que ha venido escalando en el manejo del poder y en la administración del Estado, pues decide desde nombramientos de ministros y viceministros, hasta la remoción de las bedeles encargadas de la limpieza en las diversas instituciones públicas. Ahora han aparecido calcomanías de ella ya sola, sin la compañía de Daniel Ortega, lo que podría ser un indicio de que está apostando a fortalecer su liderazgo personal”, añadió.
En el año 2009, cuando el sandinismo no pudo obtener los votos parlamentarios suficientes para una reforma constitucional que permitiera la reelección de Ortega, el magistrado sandinista de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) Rafael Solís habló por primera vez de una candidatura de la primera dama.
"Es obvio que si no hay reformas [a la Constitución] hay una fuerte posibilidad de que Rosario sea la candidata" presidencial del FSLN en el 2011, sostuvo Solís, quien era miembro de una comisión que impulsaba reformar la Constitución.
Ortega logró ser candidato para la reelección no por la vía parlamentaria, sino mediante un cuestionado fallo de magistrados afines en la CSJ.
Bastó que las fotografías de los seguidores de Murillo llegaran a los medios de comunicación para que surgiera la polémica. Juristas en Managua aseguran que ella no puede ser candidata porque el artículo 147 de la recién reformada Constitución impide a los familiares del presidente en función optar por ese cargo.
Independiente de la advertencia legal, en la Nicaragua donde el Gobierno dispone y ordena incluso encima de la ley y la oposición, atomizada por sus propios errores, busca coalición para enfrentar al sandinismo en la campaña de 2016.
Representantes de la sociedad civil, al margen de una posible unidad entre opositores liberales, buscan crear un candidato presidencial que sea aceptado por todos los grupos e integrar una fórmula combinada y listas de candidatos a diputados juntos, entre políticos y de la sociedad civil, con un discurso frontal al FSLN que genere polarización electoral.
El expresidente del Partido Conservador y excandidato presidencial, Noel Vidaurre, ha dicho tener información de que en los siguientes comicios Murillo sería candidata y por eso hay que unirse todos los grupos de oposición.
El diputado y jefe de la bancada sandinista en el Parlamento, Edwin Castro, no quiso confirmar o desmentir las aspiraciones presidenciales de Murillo. “Diga lo que diga puede ser usado en mi contra”, justificó.
“No conozco ahorita. El partido no está pensando en candidaturas, pero si te digo que sí es verdad, algunos periódicos van a decir que estoy promoviéndola y si te digo lo contrario dirán que estoy en contra de esa candidatura, mejor no hago comentarios", afirmó.
Una reciente encuesta de la firma CID Gallup otorna a Murillo el 71% de opiniones favorables, ubicada detrás de Ortega, quien lidera una lista de personalidades con 76%.
Las cifras no son obras de la casualidad. Murillo es una de las caras visibles de la continua propaganda del Gobierno. A ella se le asoció también con una candidatura a vicepresidente de Ortega en las elecciones de 2001, dado que los sandinistas siempre han considerado que en caso de ausencia del presidente Ortega, el sustituto para reemplazarlo es el vicepresidente, según la Carta Magna.
Los partidarios siempre han querido tener a alguien de confianza en el cargo de vice por cualquier circunstancia.
Hay un mercadeo político desarrollado durante años sobre la imagen de la esposa de Ortega, quien en los hechos actúa como una primera ministra del país a la cual le temen todos los ministros y las estructuras del partido, según el columnista Raúl Arévalo.
“Ella fue, de hecho, la secretaria privada de Ortega desde el triunfo del poder del FSLN en 1979 y la que definitivamente influye en sus decisiones políticas. Algunos directores y ministros de Estado han insinuado en pláticas cercanas que ellos están en el cargo más por Rosario que por Daniel”, escribió.
“Es una figura odiada pero a la vez respetada por su capacidad de trabajo, que va en desmedro del compañero presidente, quien desaparece del escenario público dando lugar a especulaciones acerca de su salud”, añadió el diputado Díaz.
Díaz auguró tensiones internas en el FSLN si se concreta la candidatura de Murillo, quien claramente ha conseguido poder desplazando a la vieja guardia sandinista, sustituyéndola por jóvenes y hasta niños, que conforman las nuevas estructuras partidarias probablemente más leales a ella que a Ortega.
“Desde mi visión particular, su candidatura sería un serio revés a los esfuerzos por institucionalizar la alterabilidad en el poder y la democracia electoral. Sentaría las bases para una nueva dictadura muy similar y con más poder económico, político y militar que el de la familia Somoza”, puntualizó.
“Están creando una nueva dinastía familiar que está usando importantes espacios en la administración pública y en el manejo de la riqueza nacional, sobre todo la creada por los recursos petroleros venezolanos. El nepotismo vinculado a la corrupción es cada vez más conocido por los medios independientes y recogido en las redes sociales”, añadió.
Aún quedan dudas por despejar en cuanto a sus pretensiones de desplazar a su marido-socio en el control del poder y hasta dónde llegarán sus aspiraciones, subrayó Díaz. Sobre todo no se sabe “si se consolidará una dictadura bicéfala o al final del camino sólo habrá un tigre o una tigresa en la colina”.
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