¿Para qué 'quemarse las pestañas' en provincia?

Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo. (M. A. LEÓN VELÁZQUEZ)
Pese al notable deterioro de la enseñanza, el Gobierno mantiene el acceso a la educacióngratuita como uno de los pilares de su propaganda. La otra cara de la historia, lo que sucede cuando los graduados salen al mercado laboral, rara vez se menciona en la prensa estatal, y es un problema especialmente preocupante en el interior del país.
En Guantánamo, como en otras provincias, muchos graduados se ven en situación de desempleo, obligados a emigrar a la capital o al exterior o, con suerte, trabajar en labores muy alejadas su profesión.
"Luego de un período de entre cinco y seis años de estudio ininterrumpido, terminamos en labores para nada relacionadas con nuestro perfil", dijo un universitario guantanamero que pidió el anonimato por temor a ser despedido de su trabajo.
En la provincia "no es extraño" que los recién graduados, incluso universitarios, "pasen a formar parte de la campaña contra el mosquito Aedes aegypti, o intenten abrirse camino en el empleo privado", generalmente en el sector de los servicios, señaló.
Opinó que la falta de perspectivas y la situación económica de muchas familias lleva a un aumento de los delitos entre los jóvenes "para resolver sus necesidades" y al abandono de los estudios "para buscar trabajo a temprana edad".
José Félix Jay Tejeda, de 27 años, es técnico medio en Psicología de la Salud. Según afirmó, por las necesidades familiares y la experiencia de amigos que terminaron en brigadas de fumigación para evitar quedar "disponibles" (el eufemismo que utiliza el Gobierno para evadir el término "desempleados"), decidió dejar los estudios superiores.
"Para qué quemarse las pestañas estudiando tanto tiempo si al final de la jornada terminas chapeando, o en cualquier otro puesto de trabajo que no corresponde con lo que estudiaste", dijo Jay Tejeda.
El Gobierno suele decir que su oferta de estudios para los jóvenes del interior del país tiene base en las necesidades de cada provincia, pero la situación de muchos graduados orientales indica que el acierto es cuestionable.
"En una sociedad cerrada como la de Cuba, existen pocas oportunidades reales para que la juventud alcance sus sueños", dijo el bayamés Irvin Visora Sánchez, licenciado en Informática.
Visora Sánchez fue sancionado por intentar tener conexión a internet en su hogar, utilizando la de la empresa en la que trabajaba.
"En esa época nadie tenía acceso a internet y yo logré puentearla, realmente fue así y no lo niego. La tuve en mi casa", reconoció Visora Sánchez. "El Estado me descubrió y no pude tocar durante dos años una computadora".
La infracción, en un país donde el Gobierno decide quién puede tener internet en su hogar, le costó su puesto de trabajo como administrador de redes, por lo cual Visora Sánchez debió buscar otras vías para sobrevivir.
"Tuve que hacer dulces, pizza, vender bocaditos y refresco. En fin, tuve que hacer lo que estuviese a mi alcance para mantener a mi familia", dijo.
A Milton Guillermo Zamora Martínez, ingeniero industrial, la falta de oportunidades laborales lo llevó a trabajar en una panadería. Su sueño es abandonar el país, aunque sea ilegalmente, para lograr lo que se propuso cuando decidió estudiar una carrera.
"Vale el riesgo porque, imagínate, llevo 24 años aquí y es lo mismo", declaró.
La panadería no es un lugar desconocido para Zamora Martínez. A los 12 años de edad ya trabajaba en una de noche.
"Necesitaba ayudar a que mi familia me comprara mochila, zapatos y ropa para la escuela", dijo.
Geovanelis Betancourt López ha tenido aún menos posibilidades. Perdió a sus padres cuanto era un adolescente y tuvo que enfrentar la vida solo.
"Tuve que sacrificar mi juventud. Mi gran sueño siempre fue incursionar en el mundo de la música, pero no ha sido posible", comentó.
"Aparte de mi trabajo en la campaña antivectorial, hago otros, como por ejemplo la albañilería. Todo para sostener a mi niño de 11 meses de edad y a mi esposa", agregó.
Betancourt López fue sentenciado a dos años de trabajo correccional sin internamiento por "consumo de carne de res".
Pese a las medidas del Gobierno y el nuevo contexto de oportunidades que algunos creen se abre con el restablecimiento de relaciones Washington-La Habana, este joven también está convencido de que sus sueños no tienen futuro en Cuba.
"Realmente, no lo veo posible en esta sociedad", concluye.
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