viernes, 24 de junio de 2016

Opiniones

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    Obama vs los disidentes
    El presidente cubano, Raúl Castro, a la derecha, levanta el brazo del presidente Obama en la conclusión
    de su conferencia de prensa conjunta en el Palacio de la Revolución en La Habana el 21 de marzo.
    (Ramon Espinosa/Associated Press)
    Por Jackson Diehl Vice Director Página Editorial, Junio 12
    Existen dos formas en que pueden terminar las dictaduras, dice Óscar Elías Biscet. “Una es la
    revolución de la superestructura, en que la parte superior se cambia a sí misma. La otra es un
    cambio de abajo hacia arriba", como los que introdujeron la democracia al sudeste de Asia,
    Europa del Este y, más recientemente, Túnez. Los principales disidentes de Cuba están
    seguros de su elección. “Queremos construir un movimiento cívico, no violento, que derroque al
    régimen y traiga la democracia a Cuba ", dijo Biscet.
    El presidente Obama ha apostado por la otra opción. Ha pasado los últimos años buscando
    arreglarse con el régimen de Raúl Castro, con la teoría de que las relaciones diplomáticas
    normales y el aumento del comercio darán lugar, finalmente, a una mayor libertad para los
    cubanos. Al anunciar la apertura, llegó incluso a decir que ni los cubanos ni los
    estadounidenses deberían desear que "colapsara" el régimen de Castro.
    El miércoles pasado, mientras Biscet llegaba a Washington por primera vez en su vida,
    enviados estadounidenses del FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento
    de Estado se reunían en La Habana con los interlocutores elegidos por Obama - los
    funcionarios de seguridad del régimen, incluidos los del notorio Ministerio del Interior,
    encargado de la represión interna. Biscet, quien llegó a conocer bien al Ministerio del Interior
    durante los doce años que pasó como preso político, explicaba entretanto por qué es más
    probable que la estrategia de Obama contribuya a afianzar el comunismo cubano que a
    transformarlo.
  • “Esta fue una jugada muy conveniente para Castro", dijo el doctor de 54 años de edad, que fue
    galardonado con la Medalla Presidencial de la Libertad por George W. Bush en 2007, mientras
    estaba en prisión. El acercamiento con Estados Unidos, dijo, proporcionó a Cuba un apoyo
    económico vital en un momento en que estaba perdiendo el apoyo de una Venezuela en
    implosión. Por otra parte, "cuando la gente ve a Obama saludando a Castro en la forma en que
    lo hizo, da una legitimidad mundial al régimen totalitario”.
    La política de Obama ha tenido el efecto de descalabrar a las personas más pro-democracia y
    pro-estadounidenses en Cuba - los activistas que se han pasado la vida luchando contra el
    sistema a un enorme costo personal. Mientras que el régimen recibe cooperación y dólares de
    EE.UU., la represión contra la oposición ha aumentado considerablemente; según la Comisión
    Cubana de Derechos Humanos, hubo 6.075 detenciones por motivos políticos durante los
    primeros cinco meses de este año, el número más alto en décadas.
    Este mes a dos de los líderes disidentes más importantes, Biscet y José Daniel Ferrer, se les
    permitió salir de la isla por primera vez. ¿Por qué los Castro les concederían súbitamente este
    permiso para viajar? “Ellos se sienten fuertes", dijo Biscet. “Piensan que en este momento no
    vamos a recibir mucha atención." Ambos, sin embargo, llegaron a Washington para exponer
    sus argumentos. Pese a todo, los republicanos del Congreso todavía les prestan oído; acaban
    de aprobar una legislación que limitaría el desarrollo1 º de contactos militares entre
    EE.UU. y Cuba.
    Biscet y Ferrer tienen mucho en común: Ambos fueron detenidos a principios de la década del
    2000, durante una amplia oleada represiva contra la oposición, y condenados a 25 años de
    prisión. Cuando una amnistía de los presos políticos mediada por el Vaticano, tuvo lugar en
    2010, los dos permanecieron tras las rejas, porque se negaron a exiliarse. Finalmente liberados
    en 2011, ambos iniciaron movimientos políticos de pueblo. Biscet dirige el Proyecto Emilia, con
    sede en La Habana, que según él ha recogido 3.000 firmas en un manifiesto a favor de la
    democracia.
    Ferrer, de 45 años y residente en la ciudad oriental de Santiago de Cuba, encabeza la aún
    mayor Unión Patriótica de Cuba, que da sus propios servicios sociales y distribuye DVDs de las
    noticias y la información prohibida en las plazas públicas de Cuba.
    Difieren, sin embargo, en cuanto a la iniciativa de Obama. Biscet se opone implacablemente, a
    pesar de que todavía llama a Estados Unidos " un faro de libertad." Ferrer evita la condena, a la
    que llama " suicidio político", dado el amplio apoyo a la apertura entre los cubanos de a pie,
    que desesperadamente esperan algún cambio.
    Ferrer, no obstante, tiene una visión similar de la iniciativa de Obama. "Se corre el riesgo de
    que el régimen sea el que salga ganador", dijo durante una conversación una semana antes de
    la visita de Biscet. "Se está haciendo posible que cualquier cambio en Cuba no termine en
    democracia, sino en algo parecido a la Rusia de Vladimir Putin."

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