El anuncio de que Nespresso quiere importar café cubano en Estados Unidos ha venido acompañado de los comentarios de los habaneros, como era de esperar.
"Dicen en el noticiero que no tomar café cubano por culpa del bloqueo era un castigo para los norteamericanos. Yo me pregunto, ¿a nosotros quién nos castigó?, porque aquí es igual de difícil tomárselo", comenta una muchacha.
El café que venden por la libreta de abastecimiento, a razón de 115 gramos por consumidor, satisface a muy pocos.
"El café de la bodega, para empezar, no es café", dice Susana, cuentapropista. "No huele a café, no sabe a café. Yo prefiero no tomar nada que tomar eso".
Beatriz, jubilada, dice que lo mezcla con café comprado en El Escorial, en la Habana Vieja. "Yo sé que todo el mundo no puede hacerlo, porque el paquete más chiquito cuesta 3.25 CUC, pero es que el café de la bodega dice en sus ingredientes que tiene un porciento de café y otro de 'sucedáneos'. Con el tiempo se les ha olvidado ponerle el café y nada más que le echan los sucedáneos".
A pesar de la mala calidad que se le reconoce de forma unánime, el paquete de café racionado cuesta cuatro pesos cubanos en el mercado y 15 en la bolsa negra.
"La gente que se toma eso es la que es tan pobre que no puede pagar ni los cafés con chícharo que venden por ahí", opina Susana. "Aunque yo conozco gente que de tanto tomar café malo ya ha perdido el paladar y le da lo mismo".
En todos los barrios hay tostadores y vendedores de café, más o menos mezclado con chícharos. Los precios varían, sobre todo porque se venden en paquetes confeccionados previamente por el vendedor y la cantidad en ellos depende de su cálculo. Hay desde paquetes a 10 pesos hasta algunos a 48 pesos o más.
Mayda, quien vende varios termos de café todas las mañanas, lo tuesta y muele ella misma. "Se lo compro a un guajiro que me lo trae directo a mi casa, lo preparo y lo vendo listo para tomar. No me gusta vender café que no haya tostado yo, porque no sé lo que le echan", afirma.
La oferta de las tiendas en CUC
Miladis compra siempre café en las tiendas en divisas. "El de la bodega lo vendo, porque echar a perder el café bueno mezclándolo es un crimen", dice. "Lo malo es que en las mismas tiendas se desaparece el café. Hace tiempo que no veo Cubita, Turquino o Serrano".
"Hace poco compré un paquetico pequeño de Regil, que no me gusta mucho, en una tiendecita frente al Capitolio. En mi barrio lo que hay es El Arriero, que no es malo, pero los paquetes que llegaron son los grandes, de 12.60 CUC, y la cuenta no me da", añade.
El preferido de Maritza es el Serrano, pero tampoco lo encuentra a menudo. "Se pierde, igual que los otros. La mayoría de las veces termino haciendo la cola de El Escorial, porque los cafés importados de España que venden en CUC están peor que el de la bodega".
Maritza no entiende cómo en un país que es productor de café y que tiene tantas marcas nacionales, las tiendas tengan más suministro de café importado. "Está el Gallego, el Bahía, el Mokarabia. Ninguno de esos se para al lado de los cubanos, aunque cuestan lo mismo, tres y pico de CUC los 500 gramos. Yo no los compro, pero sí he tenido que comprar café instantáneo de Nestlé porque no encuentro marcas cubanas".
El suministro de café instantáneo Nestlé es uno de los más estables. Las variedades Clásico y Dolca se encuentran habitualmente en los estantes de las tiendas Panamericanas o TRD en pomos de 89 hasta 175 gramos, pero la mayoría de las personas lo compran para tomar cuando no les queda más remedio. "El café instantáneo es para el café con leche y cuidado", opina Miladis.
Café de Estados Unidos
También se ha hecho habitual la venta en bolsa negra de café traído de los Estados Unidos por viajeros, o enviado en paquetes por algún familiar.
Sandra vende los paquetes de 500 gramos en siete CUC cada uno. "Y me vuelan", comenta. "La mayoría de las veces yo le mando a pedir a mi hermana una cantidad que me encargaron y cuando llegan están ya todos vendidos".
Las marcas más populares entre los habaneros son La Llave, Bustelo y Pilón.
"Son buen café. ¿A cuánto le va a vender el Estado el café a los americanos?", se pregunta Miladis. "Por mucha calidad que tenga el café que manden, la competencia es muy grande".
Nespresso dijo que comprará el café a productores independientes cubanos, que es lo autorizado por el Departamento de Estado norteamericano. Sin embargo, la insuficiente producción cubana está fuertemente controlada por el Gobierno, que impone precios de acopio y numerosas restricciones a los campesinos.
"Hasta ahora era difícil encontrar el café en las tiendas; con este nuevo comercio se va a desaparecer completo", se queja Maritza. "Y el colmo sería que allá fuera más barato. Vamos a tener que ir a comprar café Serrano a Miami".
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