Díaz-Canel ofreció el "abrazo solidario" al pueblo nicaragüense, al Frente Sandinista de Liberación Nacional y a Ortega, a quien calificó como su "líder indiscutible" y les extendió una "calurosa felicitación" por los avances alcanzados en "años de luchas y de victorias".
El vicepresidente cubano mencionó a figuras como Augusto César Sandino, el comandante Carlos Fonseca Amador y "a todos aquellos que cayeron en la lucha contra la ocupación extranjera, la dominación imperialista y la tiranía somocista; a todos aquellos que —dijo— lucharon por la definitiva libertad, independencia y soberanía de su patria y por la construcción de una sociedad más justa y solidaria".
Se refirió a "logros políticos, económicos y sociales" alcanzados en Nicaragua y apeló al respaldo del pueblo al Gobierno de Ortega y al Frente Sandinista de Liberación Nacional como "garantía de la continuidad de la revolución".
En su discurso, Díaz-Canel celebró que "Nicaragua no solo es libre y soberana, democrática y pacífica, sino también profundamente antiimperialista, solidaria con las causas justas de todos los pueblos y activa promotora de la unidad y la integración latinoamericana y caribeña".
En ese sentido consideró que la región está viviendo "tiempos difíciles" y cargó contra "el imperialismo y la oligarquía" que "han lanzado una ofensiva contra los gobiernos de izquierda en América Latina con el objetivo —dijo— de destruir los procesos revolucionarios y progresistas, recuperar su hegemonía, restaurar el neoliberalismo y revertir las conquistas políticas, económicas y sociales alcanzadas" en los últimos 15 años.
En tal sentido puso como ejemplo lo que sucede en Venezuela con el Gobierno de Nicolás Maduro, en Brasil con Dilma Rousseff cuya separación por el proceso de 'impeachment' calificó de "golpe de estado parlamentario", así como los "intentos de desestabilización" contra los "procesos revolucionarios en Bolivia y Ecuador".
Por último, el enviado de La Habana leyó una carta de Raúl Castro, a quien excusó de no haber podido asistir a Managua "como era su deseo". En la misiva, el general le trasladó al Gobierno aliado de Daniel Ortega "el apoyo incondicional de la revolución cubana" y el "orgullo de compartir la misma trinchera revolucionaria y antiimperialista".
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