La élite empresarial cubanoamericana de Miami busca oportunidades de negocio en la Isla
Empresarios millonarios, hombres de negocio y de la política de Miami, cubanoamericanos todos, supuestamente de vacaciones de Semana Santa en la Isla, pasaron los siete días siguiéndole la pista al presidente Barack Obama y explorando oportunidades de inversión.
Según una publicación de El Nuevo Herald, el vestíbulo del
Hotel Saratoga de La Habana parecía el de un country club habanero de antaño, donde se vieron el empresario tecnológico Manny Medina; Mike Fernández, el magnate de los servicios médicos y Jorge Pérez, el rey de los condominios.
También se vieron los abogados Pedro Freyre y Ralph Patino; Andrés Fanjul, el magnate azucarero; el empresario Carlos Saladrigas; el ex embajador estadounidense Paul Cejas; el exsecretario de Comercio durante la administración George W. Bush, Carlos Gutiérrez, o los empresarios Enrique Sosa y Ariel Pereda.
Joe Arriola, presidente del Fideicomiso de Salud de Miami-Dade, citado por el periódico miamense, también aquí, mencionó los lejanos regímenes comunistas de China y Vietnam. En Cuba, sostuvo, "las cosas van a cambiar mucho más rápido".
Algunos miembros de la élite empresarial cubanoamericana de Miami participaron en actividades oficiales de la Casa Blanca como parte de la estela dejada por Obama. Otros observaron desde la periferia, testigos de la historia, mientras trataban de descifrar cómo impulsar las nuevas políticas con el poder de sus billeteras, señala el diario.
"Yo estoy trabajando, no divirtiéndome", dijo Fernández, quien invitó a varios a viajar a La Habana en su avión privado, el día de la partida hacia la Florida. "Yo no bebo alcohol, y bailo muy mal, de manera que no vine a divertirme".
Invertir en la Isla: Lo que antes nunca habrían considerado
De acuerdo con El Nuevo Herald, hace unos cuantos años, muchos de estos empresarios —varios de ellos republicanos de toda la vida— se hubieran negado a poner el pie en La Habana, y mucho menos a invertir aquí. Pero ahora están entre los defensores más destacados del plan del actual presidente demócrata por impulsar la cooperación con el Gobierno cubano.
Varios de ellos se reunieron con Obama en la Casa Blanca la semana anterior al viaje del presidente y ofrecieron sus ideas de lo que pudiera decir en en la Isla. Y el mandatario aceptó muchas de esas ideas, manifestaron satisfechos los cubanoamericanos el martes, después de ver en persona la alocución del mandatario.
Y están bien acompañados. Entre los que viajaron a Cuba con Obama para un foro empresarial que Obama celebró el lunes en una antigua cervecería habanera, había varios presidentes de ejecutivos de compañías nacionales, como las cadenas hoteleras Marriott y Starwood, el sistema de pagos electrónicos PayPal, Xerox y Airbnb.
A los magnates se unió gente común y corriente de Miami, que también llegó en masa a La Habana en los últimos días, por el viaje de Obama, pero también para ver el juego de exhibición entre los Rays de Tampa Bay contra la selección nacional, o para asistir al concierto de los Rolling Stones, o sencillamente pasar el Viernes Santo en La Habana con amigos y familiares.
"Él decidió ir la misma semana que yo", dijo Carlos Delgado, de 51 años, quien se marchó de la Isla en 1985. Delgado planeó su viaje hace varios meses y estaba encantado de que coincidiera con el del Presidente —y los Rolling Stones: "¡Es una semana muy importante!"
El día más importante en el calendario político cubano de los últimos tiempos no hubiera sido igual sin la presencia de exiliados. Ver a parte de la vieja guardia cubanoamericana aquí —la misma que la televisión estatal cubana critica con tanta frecuencia— fue un choque.
"Tomar estas posiciones hace 10 o 15 años en Miami no era algo bien visto", dijo Patrick Hidalgo, de 37 años, quien trabajaba para el Gobierno de Obama. "Algunas personas me han increpado en discusiones que ahora parecerían muy benignas".
Hidalgo confesó que al principio tuvo "sentimientos encontrados" sobre el viaje de Obama a Cuba. Pero aceptó la invitación al discurso en La Habana, donde se quedó en casa de un primo. "Así es como mi familia y yo le tomamos el pulso a lo que piensa el pueblo cubano", y dijo que muchos conocidos del sur de la Florida esperaban viajar también a la Isla.
La mayoría de los empresarios de Miami tutean a los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla y de la embajada de Estados Unidos. Los invitan a reuniones privadas, señala el diario miamense.
Consideran que La Habana Vieja es una zona poco aprovechada —tanto para cubanos como extranjeros— para construir tiendas y apartamentos. E insisten en que los cambios políticos —la democracia— le seguirá, lo que molesta a los de línea dura en Miami, que primero quieren ver la liberación de los presos políticos y garantías para las libertades fundamentales.
Mientras tanto, los miembros del nuevo establishment cubanoamericano visitan galerías de arte o corren por el Malecón. Se congregan en el Saratoga, con sus servicios de lujo como masajes, piscina en la azotea y botellas de Freixenet y la ya tradicional presencia de agentes de la Seguridad del Estado. Y disfrutan de bufés que la mayoría de los cubanos no puede siquiera soñar.
"Y pensar que podemos comer de todo y ellos tienen la comida racionada. Sí, eso me molesta", dijo Ricky Arriola, comisionado de Miami Beach, quien hizo el viaje separado de su padre. "Pero a final de cuentas, al impulsar el cambio, estamos haciendo lo correcto".
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