"En este momento el diálogo es más necesario que nunca"
"Si hubiésemos seguido las conversaciones habría sido más fácil enfrentar esta crisis" (...) "Está claro que hay sectores interesados en un desenlace violento de las contradicciones"
Leopoldo Puchi sostiene que 80% de los venezolanos se inclina a favor del modelo imperante en el país VICENTE CORREALE
ROBERTO GIUSTI , LEOPOLDO PUCHI , MIEMBRO DE LA CONFERENCIA DE PAZ | EL UNIVERSAL
domingo 5 de octubre de 2014 12:00 AM
Leopoldo Puchi se desplaza por el abrupto camino del diálogo, sobre la base de unas decisivas coincidencias entre la oposición y el gobierno. Miembro de la fallida Conferencia de Paz, apuesta por el acuerdo y la convivencia, a través de un camino intermedio que armonice, por ejemplo, las contradicciones entre " "el capitalismo liberal a plenitud" y "la propiedad social de los trabajadores", con la adopción de un esquema de alternabilidad consagrado por un "compromiso entre las dos partes. Y todo eso en un momento en el que el diálogo luce distante y esquivo.
-En los últimos meses has advertido, en tu columna de Últimas Noticias, cómo "la violencia de la calle y las conspiraciones para derrocar a Maduro son un peligro real". Has llamado la atención, también sobre la existencia de "grupos fanatizados que trabajan por un golpe militar". ¿Vinculas el asesinato de Robert Serra y de su asistente a esas denuncias?
-Primero se impone condenar el crimen; segundo, esperar los resultados de la investigación; y tercero que se haga justicia con los resultados de la investigación por delante. Está claro que hay factores interesados en un desenlace violento de las contradicciones de la sociedad venezolana y a estas alturas uno no sabe si tales grupos se vinculan a este suceso en particular. Pero existen fuerzas de extrema derecha, tanto adentro como afuera del país, que trabajan en función del derrocamiento del gobierno por la vía de la fuerza.
-¿Te refieres a la oposición en general?
-Me refiero a sectores minoritarios en la oposición. Pero para ser precisos afirmaría, para hacer una distinción precisa, que hay tres segmentos: un amplio sector integrado por los principales partidos políticos; un grupo micro interesado en eventos terroristas y finalmente un tercer factor, distinto al anterior, que ha planteado, equivocadamente, un mecanismo (La Salida) que consiste en la violencia mínima de calle.
-Es evidente que el crimen enrareció aún más el clima político, se radicalizaron las posiciones y se han condenado las posibilidades de un diálogo que no termina de concretarse.
-Si en algún momento ha sido indispensable el diálogo es ahora, cuando urge retomar la Conferencia de Paz. Si el diálogo se hubiese mantenido en las mesas de trabajo, con sus naturales altibajos, se habría facilitado el manejo de una crisis como esta. Habríamos tenido un punto de encuentro para estrecharse de manos y expresar opiniones diversas. Frente a un acontecimiento como el que estamos viviendo es necesario reiniciar el diálogo entre gobierno y oposición.
-Desde la oposición ha habido gestos como la suspensión de la marcha convocada para el 4 de octubre. Del Gobierno llovieron imputaciones e insultos, además de que Diosdado Cabello advirtió que "no necesitamos condolencias de la derecha".
-Hay que buscar una conducta común para enfrentar la situación. Me parece un gesto importante, por parte de la Mesa de la Unidad, haber suspendido el evento. No se trata de buscar peros, de parte y parte, sino de propiciar la reinstalación de la Conferencia de Paz. Debe comprenderse, también, que en situaciones tan tensas siempre hay inclinaciones a posiciones que no favorecen el diálogo. Diosdado Cabello participó en las conversaciones y tuvo opiniones positivas en el sentido de avanzar por ese camino.
-Un gesto podría haber sido la composición equilibrada del Comité de Postulaciones para el CNE.
-Si la mesa de diálogo hubiese continuado ese habría sido un tema a tratarse de manera más adecuada e inteligente.
-¿Acaso le interesa al Gobierno un CNE equilibrado?
-La mesa de diálogo se suspendió porque así lo dispuso la oposición y fue una decisión equivocada porque apenas teníamos cuatro semanas trabajando. En todo caso, eso es clavo pasado. Lo importante es retomar la iniciativa. En el caso del CNE hay que ser realistas. Se van a designar unas comisiones con una determinada correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional. El punto esencial es que algunos de los potenciales miembros son independientes pro-gobierno y otros pro-oposición.
-Pero la mayoría de quienes se pretende escoger son pro-gobierno, incluso algunos fungen como empleados de la Asamblea al servicio de diputados chavistas.
-Si son 10, hay que buscar un acuerdo para que seis sean simpatizantes del gobierno y cuatro de la oposición. Eso de acuerdo con la correlación de fuerzas en la Asamblea.
-El resultado es que la decisión la tomará el TSJ y ya sabemos... .
-Eso se puede retomar, pero con los pies en la tierra y sin eufemismos. Se van a escoger 10 personas y si eso se hace con sentido práctico se puede llegar a un acuerdo. Y por ahora no lo veo porque la oposición quiere seis miembros y el gobierno también. Es un juego trancado.
-¿No pueden ser cinco y cinco?
-Eso no se corresponde con la correlación de fuerzas.
-Pero sí con el número de votantes, cuya mayoría se pronunció por los candidatos de la oposición.
-Las instituciones las designan los organismos. Esa es la correlación de fuerzas de esa institución.
-¿No crees que ese es un punto neurálgico del cual... ?
-Lo es, pero hay que abordarlo, desde ambos lados, con pragmatismo. Como se hizo hace cinco años, cuando la oposición aceptó la composición del CNE.
-¿No crees que la única forma de propiciar la participación y desactivar a los radicales es con la designación de un CNE que ofrezca garantías a todos y no a uno solo de los bandos en liza?
-Por supuesto. Que le genere confianza a la oposición, pero también al gobierno.
-La urgente necesidad que expresas de reinstalar la llamada Conferencia de Paz, ¿no es el reconocimiento tácito de que las instituciones llamadas a asumir esa tarea, como la Asamblea Nacional, no están funcionando?
-Por supuesto.
-¿No se busca mecanismos democráticos extraordinario porque los ordinarios están paralizados?
-Cuando se convoca al diálogo a través de la Conferencia de la Paz era evidente que había una situación excepcional y serias dificultades en la Asamblea Nacional. Uno de los puntos que planteamos fue el de recomponer la vía parlamentaria como centro de encuentro y de diálogo.
-¿En el fondo lo que está planteado no es la existencia de un gobierno que se resiste a abrir las compuertas de la democracia y pretende mantener el control de las instituciones?
-Tanto en la oposición, como en el gobierno, hay posiciones extremas. Este último está revestido de legitimidad como resultado de votaciones y por eso tiene tanto la Presidencia de la República como la Presidencia de la Asamblea Nacional. Ahora, es evidente que esos poderes deben ejercerse con criterios menos sectarios y una mayor integración. Igualmente la oposición debe manejarse con un sentido más democrático. Hay sectores que no estaban acostumbrados a ese rol y requieren de un aprendizaje. Ahora, en ambos sectores hay temores. El Gobierno fue amenazado una semana después de ser electo. En diciembre se pretendió convertir las elecciones en una suerte de plebiscito, y enero se inicia con un intento de derrocarlo. Entonces, se entiende que el Gobierno se cierre sobre sí mismo al verse amenazado. Por su parte la oposición también siente que puede estar siendo asfixiada. La salida está en un diálogo que permita despejar las amenazas existentes.
-De tus afirmaciones uno puede inferir que ni en la oposición ni en el gobierno, existe la intención de acordarse en torno a la convivencia democrática. Cada uno tiene sus intereses y los defiende a rajatabla
-Cada uno tiene sus intereses. Por eso es necesario negociar sobre la base de esos intereses y a través de esa negociación puede encontrarse puntos compatibles. Hay interese diversos, en lo político, en lo social, en lo internacional. Lo primero es reconocer su existencia. Luego pasas a trabajar sobre los puntos en los cuales puede haber coincidencias. Así se va construyendo una plataforma de convivencia.
-¿Puedes mencionar uno de esos puntos?
-El 80% del país se inclina por el modelo actual. No por sus perversiones, deformaciones o ineficiencias en la ejecución de las políticas públicas. Pero sí se inclina globalmente por una economía mixta, por la redistribución de la renta, por la integración suramericana, por la separación del dispositivo geopolítico estadounidense.
-Yo tenía entendido que el 80% de la población rechaza la gestión de este gobierno.
-Estar en desacuerdo con el gobierno no implica rechazar el modelo. En Chile perdió Piñera y eso no significa que la gente se haya pronunciado contra el sistema.
-Dices que la gente está de acuerdo con una economía mixta, pero en Venezuela se atenta contra el sector privado y es evidente el dominio creciente de la economía por un gobierno que, también es el Estado.
-Es una economía mixta. Los venezolanos son partidarios de una economía con amplia participación del Estado.
-El hecho es que esa "participación" implica la liquidación de miles de empresas privadas.
-Los empresarios han tenido inmensa ganancias durante estos años. Todos. El 70% del Producto Interno Bruto es privado. Hay un amplio campo de desarrollo. Pero eso no niega que en el ámbito de políticas macroeconómicas y en el ejercicio de sus funciones, el gobierno haya sido ineficiente.
-En los últimos meses has advertido, en tu columna de Últimas Noticias, cómo "la violencia de la calle y las conspiraciones para derrocar a Maduro son un peligro real". Has llamado la atención, también sobre la existencia de "grupos fanatizados que trabajan por un golpe militar". ¿Vinculas el asesinato de Robert Serra y de su asistente a esas denuncias?
-Primero se impone condenar el crimen; segundo, esperar los resultados de la investigación; y tercero que se haga justicia con los resultados de la investigación por delante. Está claro que hay factores interesados en un desenlace violento de las contradicciones de la sociedad venezolana y a estas alturas uno no sabe si tales grupos se vinculan a este suceso en particular. Pero existen fuerzas de extrema derecha, tanto adentro como afuera del país, que trabajan en función del derrocamiento del gobierno por la vía de la fuerza.
-¿Te refieres a la oposición en general?
-Me refiero a sectores minoritarios en la oposición. Pero para ser precisos afirmaría, para hacer una distinción precisa, que hay tres segmentos: un amplio sector integrado por los principales partidos políticos; un grupo micro interesado en eventos terroristas y finalmente un tercer factor, distinto al anterior, que ha planteado, equivocadamente, un mecanismo (La Salida) que consiste en la violencia mínima de calle.
-Es evidente que el crimen enrareció aún más el clima político, se radicalizaron las posiciones y se han condenado las posibilidades de un diálogo que no termina de concretarse.
-Si en algún momento ha sido indispensable el diálogo es ahora, cuando urge retomar la Conferencia de Paz. Si el diálogo se hubiese mantenido en las mesas de trabajo, con sus naturales altibajos, se habría facilitado el manejo de una crisis como esta. Habríamos tenido un punto de encuentro para estrecharse de manos y expresar opiniones diversas. Frente a un acontecimiento como el que estamos viviendo es necesario reiniciar el diálogo entre gobierno y oposición.
-Desde la oposición ha habido gestos como la suspensión de la marcha convocada para el 4 de octubre. Del Gobierno llovieron imputaciones e insultos, además de que Diosdado Cabello advirtió que "no necesitamos condolencias de la derecha".
-Hay que buscar una conducta común para enfrentar la situación. Me parece un gesto importante, por parte de la Mesa de la Unidad, haber suspendido el evento. No se trata de buscar peros, de parte y parte, sino de propiciar la reinstalación de la Conferencia de Paz. Debe comprenderse, también, que en situaciones tan tensas siempre hay inclinaciones a posiciones que no favorecen el diálogo. Diosdado Cabello participó en las conversaciones y tuvo opiniones positivas en el sentido de avanzar por ese camino.
-Un gesto podría haber sido la composición equilibrada del Comité de Postulaciones para el CNE.
-Si la mesa de diálogo hubiese continuado ese habría sido un tema a tratarse de manera más adecuada e inteligente.
-¿Acaso le interesa al Gobierno un CNE equilibrado?
-La mesa de diálogo se suspendió porque así lo dispuso la oposición y fue una decisión equivocada porque apenas teníamos cuatro semanas trabajando. En todo caso, eso es clavo pasado. Lo importante es retomar la iniciativa. En el caso del CNE hay que ser realistas. Se van a designar unas comisiones con una determinada correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional. El punto esencial es que algunos de los potenciales miembros son independientes pro-gobierno y otros pro-oposición.
-Pero la mayoría de quienes se pretende escoger son pro-gobierno, incluso algunos fungen como empleados de la Asamblea al servicio de diputados chavistas.
-Si son 10, hay que buscar un acuerdo para que seis sean simpatizantes del gobierno y cuatro de la oposición. Eso de acuerdo con la correlación de fuerzas en la Asamblea.
-El resultado es que la decisión la tomará el TSJ y ya sabemos... .
-Eso se puede retomar, pero con los pies en la tierra y sin eufemismos. Se van a escoger 10 personas y si eso se hace con sentido práctico se puede llegar a un acuerdo. Y por ahora no lo veo porque la oposición quiere seis miembros y el gobierno también. Es un juego trancado.
-¿No pueden ser cinco y cinco?
-Eso no se corresponde con la correlación de fuerzas.
-Pero sí con el número de votantes, cuya mayoría se pronunció por los candidatos de la oposición.
-Las instituciones las designan los organismos. Esa es la correlación de fuerzas de esa institución.
-¿No crees que ese es un punto neurálgico del cual... ?
-Lo es, pero hay que abordarlo, desde ambos lados, con pragmatismo. Como se hizo hace cinco años, cuando la oposición aceptó la composición del CNE.
-¿No crees que la única forma de propiciar la participación y desactivar a los radicales es con la designación de un CNE que ofrezca garantías a todos y no a uno solo de los bandos en liza?
-Por supuesto. Que le genere confianza a la oposición, pero también al gobierno.
-La urgente necesidad que expresas de reinstalar la llamada Conferencia de Paz, ¿no es el reconocimiento tácito de que las instituciones llamadas a asumir esa tarea, como la Asamblea Nacional, no están funcionando?
-Por supuesto.
-¿No se busca mecanismos democráticos extraordinario porque los ordinarios están paralizados?
-Cuando se convoca al diálogo a través de la Conferencia de la Paz era evidente que había una situación excepcional y serias dificultades en la Asamblea Nacional. Uno de los puntos que planteamos fue el de recomponer la vía parlamentaria como centro de encuentro y de diálogo.
-¿En el fondo lo que está planteado no es la existencia de un gobierno que se resiste a abrir las compuertas de la democracia y pretende mantener el control de las instituciones?
-Tanto en la oposición, como en el gobierno, hay posiciones extremas. Este último está revestido de legitimidad como resultado de votaciones y por eso tiene tanto la Presidencia de la República como la Presidencia de la Asamblea Nacional. Ahora, es evidente que esos poderes deben ejercerse con criterios menos sectarios y una mayor integración. Igualmente la oposición debe manejarse con un sentido más democrático. Hay sectores que no estaban acostumbrados a ese rol y requieren de un aprendizaje. Ahora, en ambos sectores hay temores. El Gobierno fue amenazado una semana después de ser electo. En diciembre se pretendió convertir las elecciones en una suerte de plebiscito, y enero se inicia con un intento de derrocarlo. Entonces, se entiende que el Gobierno se cierre sobre sí mismo al verse amenazado. Por su parte la oposición también siente que puede estar siendo asfixiada. La salida está en un diálogo que permita despejar las amenazas existentes.
-De tus afirmaciones uno puede inferir que ni en la oposición ni en el gobierno, existe la intención de acordarse en torno a la convivencia democrática. Cada uno tiene sus intereses y los defiende a rajatabla
-Cada uno tiene sus intereses. Por eso es necesario negociar sobre la base de esos intereses y a través de esa negociación puede encontrarse puntos compatibles. Hay interese diversos, en lo político, en lo social, en lo internacional. Lo primero es reconocer su existencia. Luego pasas a trabajar sobre los puntos en los cuales puede haber coincidencias. Así se va construyendo una plataforma de convivencia.
-¿Puedes mencionar uno de esos puntos?
-El 80% del país se inclina por el modelo actual. No por sus perversiones, deformaciones o ineficiencias en la ejecución de las políticas públicas. Pero sí se inclina globalmente por una economía mixta, por la redistribución de la renta, por la integración suramericana, por la separación del dispositivo geopolítico estadounidense.
-Yo tenía entendido que el 80% de la población rechaza la gestión de este gobierno.
-Estar en desacuerdo con el gobierno no implica rechazar el modelo. En Chile perdió Piñera y eso no significa que la gente se haya pronunciado contra el sistema.
-Dices que la gente está de acuerdo con una economía mixta, pero en Venezuela se atenta contra el sector privado y es evidente el dominio creciente de la economía por un gobierno que, también es el Estado.
-Es una economía mixta. Los venezolanos son partidarios de una economía con amplia participación del Estado.
-El hecho es que esa "participación" implica la liquidación de miles de empresas privadas.
-Los empresarios han tenido inmensa ganancias durante estos años. Todos. El 70% del Producto Interno Bruto es privado. Hay un amplio campo de desarrollo. Pero eso no niega que en el ámbito de políticas macroeconómicas y en el ejercicio de sus funciones, el gobierno haya sido ineficiente.
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