El movimiento prodemocracia de Hong Kong enfrenta prueba de resistencia
Ante el descontento separatista en el Tibet y Xinjiang, Pekín teme que los llamados a favor de la democracia en Hong Kong puedan extenderse a la parte continental del país. La dirección del Partido Comunista ha calificado las protestas de Hong Kong como ilegales, pero ha dejado hasta ahora que el Gobierno de Leung encuentre una solución.
Manifestantes se sientan frente a una barricada en el barrio de Mongkok de Hong Kong (AFP)
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EL UNIVERSAL
lunes 6 de octubre de 2014 06:41 AM
Hong Kong, China.- Hong Kong comenzó a volver a trabajar el lunes después de más de una semana de protestas en la ciudad controlada por China, y el movimiento prodemocracia se enfrenta a una prueba de resistencia después de enfrentamientos adicionales con la policía y con quienes apoyan al Gobierno afín a Pekín.
Los funcionarios públicos comenzaron a llegar para trabajar en las principales oficinas del Gobierno del líder de Hong Kong, Leung Chun-ying, que han sido el punto focal de unas protestas que inicialmente atrajeron a decenas de miles de personas a las calles. A los burócratas se les permitió pasar a través de las barricadas, informó Reuters.
La cantidad de personas que protestaban cayó fuertemente durante la noche a unos cuantos cientos. Los manifestantes continúan en un punto muerto con el Gobierno de Leung y no hay ninguna señal de avance sobre las conversaciones que se propusieron para poner fin a la disputa.
Las protestas han ido y venido durante la semana pasada y las personas han abandonado las calles durante la noche para volver más tarde. La prueba de este lunes será si ese patrón continúa frente a la determinación del Gobierno por hacer que Hong Kong vuelva a funcionar normalmente.
Ante el temor a una represión después de que los líderes de la ciudad pidieron que las calles fueran limpiadas para que las empresas, las escuelas y la administración pública pudieran reanudar sus labores el lunes, los manifestantes se retiraron del exterior de la oficina de Leung.
Una funcionaria pública que identificó su apellido como Hung dijo que había recibido una notificación de que iba a volver a trabajar como de costumbre. "Es mucho mejor que antes", dijo.
Sólo unos 100 manifestantes se mantenían en la vía que conduce al distrito central de negocios, pero la calle aún estaba cerrada al tráfico a pesar de que muchos se retiraron durante la noche. En otras vías se reportó el paso de tráfico pesado.
Durante la semana pasada, decenas de miles de manifestantes exigieron que Leung renunciara y que China les dé el derecho de votar por un nuevo líder de su preferencia en las elecciones del 2017.
Ante el descontento separatista en el Tibet y Xinjiang, Pekín teme que los llamados a favor de la democracia en Hong Kong puedan extenderse a la parte continental del país. La dirección del Partido Comunista ha calificado las protestas de Hong Kong como ilegales, pero ha dejado hasta ahora que el Gobierno de Leung encuentre una solución.
Los grupos de protesta cedieron a la presión del Gobierno, los propietarios de tiendas y los conductores de taxis y dijeron que iban a desmantelar las barricadas que cerraban el paso a los edificios clave del Gobierno y permitirían que los funcionarios públicos fueran a trabajar el lunes.
Algunos bancos que tuvieron sus sucursales cerradas durante los disturbios de la semana pasada abrieron sus puertas al público el lunes.
Las protestas han presentado a Pekín uno de sus mayores retos políticos desde que aplastó en 1989 las protestas prodemocracia en los alrededores y el interior de la Plaza de Tiananmen en la capital china.
En un eco de la Plaza de Tiananmen, activistas en el principal distrito gubernamental construyeron una estatua de la "Diosa de la Democracia" con bloques de madera cerca de la sede del Gobierno.
La estatua sostenía un paraguas amarillo, que se ha convertido en el símbolo de las protestas de Hong Kong después de que los estudiantes usaron paraguas para protegerse del espray de pimienta utilizado por la policía hace una semana.
Los funcionarios públicos comenzaron a llegar para trabajar en las principales oficinas del Gobierno del líder de Hong Kong, Leung Chun-ying, que han sido el punto focal de unas protestas que inicialmente atrajeron a decenas de miles de personas a las calles. A los burócratas se les permitió pasar a través de las barricadas, informó Reuters.
La cantidad de personas que protestaban cayó fuertemente durante la noche a unos cuantos cientos. Los manifestantes continúan en un punto muerto con el Gobierno de Leung y no hay ninguna señal de avance sobre las conversaciones que se propusieron para poner fin a la disputa.
Las protestas han ido y venido durante la semana pasada y las personas han abandonado las calles durante la noche para volver más tarde. La prueba de este lunes será si ese patrón continúa frente a la determinación del Gobierno por hacer que Hong Kong vuelva a funcionar normalmente.
Ante el temor a una represión después de que los líderes de la ciudad pidieron que las calles fueran limpiadas para que las empresas, las escuelas y la administración pública pudieran reanudar sus labores el lunes, los manifestantes se retiraron del exterior de la oficina de Leung.
Una funcionaria pública que identificó su apellido como Hung dijo que había recibido una notificación de que iba a volver a trabajar como de costumbre. "Es mucho mejor que antes", dijo.
Sólo unos 100 manifestantes se mantenían en la vía que conduce al distrito central de negocios, pero la calle aún estaba cerrada al tráfico a pesar de que muchos se retiraron durante la noche. En otras vías se reportó el paso de tráfico pesado.
Durante la semana pasada, decenas de miles de manifestantes exigieron que Leung renunciara y que China les dé el derecho de votar por un nuevo líder de su preferencia en las elecciones del 2017.
Ante el descontento separatista en el Tibet y Xinjiang, Pekín teme que los llamados a favor de la democracia en Hong Kong puedan extenderse a la parte continental del país. La dirección del Partido Comunista ha calificado las protestas de Hong Kong como ilegales, pero ha dejado hasta ahora que el Gobierno de Leung encuentre una solución.
Los grupos de protesta cedieron a la presión del Gobierno, los propietarios de tiendas y los conductores de taxis y dijeron que iban a desmantelar las barricadas que cerraban el paso a los edificios clave del Gobierno y permitirían que los funcionarios públicos fueran a trabajar el lunes.
Algunos bancos que tuvieron sus sucursales cerradas durante los disturbios de la semana pasada abrieron sus puertas al público el lunes.
Las protestas han presentado a Pekín uno de sus mayores retos políticos desde que aplastó en 1989 las protestas prodemocracia en los alrededores y el interior de la Plaza de Tiananmen en la capital china.
En un eco de la Plaza de Tiananmen, activistas en el principal distrito gubernamental construyeron una estatua de la "Diosa de la Democracia" con bloques de madera cerca de la sede del Gobierno.
La estatua sostenía un paraguas amarillo, que se ha convertido en el símbolo de las protestas de Hong Kong después de que los estudiantes usaron paraguas para protegerse del espray de pimienta utilizado por la policía hace una semana.
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