EEUU no ha multado a ningún estadounidense por viajar a Cuba desde que Obama alcanzó la presidencia
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos no ha multado a ningún estadounidense por visitar Cuba desde que Obama asumió en enero de 2009 la presidencia, según informa Reuters. La información apunta
además que actualmente la industria turística cubana está bajo una presión sin precedentes para satisfacer la demanda récord de visitantes, un año después de la distensión con Estados Unidos que renovó el interés por viajar a la Isla.
Los empresarios y cuentapropistas han subido los precios de los viajes en taxi, comidas y recuerdos. Mujeres cubanas que posan para las fotos con vestidos de colores y pañuelos mientras mastican tabaco cobran cinco dólares en lugar de uno.
Cuba recibió un récord de 3,5 millones de visitantes en 2015, un 17,4% más con respecto al año anterior. Las visitas de estadounidenses aumentaron un 77%, a 161.000, sin incluir cientos de cubano-estadounidenses.
Fuentes de la industria turística se preguntan cómo la Isla será capaz de absorber un mayor número de visitantes cuando comiencen los vuelos regulares de las aerolíneas comerciales y servicios de ferri desde Florida planeados para este año.
Mientras tanto, los extranjeros encuentran dificultades extremas para reservar hoteles y alquilar autos, y quienes esperaba descubrir Cuba antes de que la masa llegara se dan cuenta de que es demasiado tarde.
"Cuba está repleta de turistas. He visto a tantos estadounidenses, ni siquiera es gracioso", dijo Ana Fernández, de 44 años, de Nashville, Tennessee.
Estados Unidos y Cuba acordaron en diciembre de 2014 poner fin a cinco décadas de enemistad y desde entonces restablecieron lazos diplomáticos. La apertura ha beneficiado al pequeño sector privado de Cuba, que ofrece restaurantes y habitaciones para alquilar en casas de familia.
Pero la infraestructura turística, con solo 63.000 habitaciones de hotel en todo el país, sigue siendo en gran medida operada por el Estado y ha languidecido bajo décadas de sanciones económicas estadounidenses y el subdesarrollo.
"Desde la llegada al aeropuerto hasta la disponibilidad de restaurantes, la infraestructura está al máximo", dijo Collin Laverty, presidente de la Agencia Cuba Educational Travel que organiza viajes legalmente para estadounidenses a la Isla.
Un selecto número de hoteles operados por extranjeros, como el Meliá Hotels International SA de España, se llenan rápido, dejando a muchos con pocas opciones y deben recurrir a obsoletos moteles estatales o cuartos en casas particulares.
"Es como una bofetada en la cara, ya que han sido los turistas canadienses y europeos los que han ayudado a mantener la economía cubana a flote durante los últimos 25 años", dijo Keri Montgomery, de viajes Finisterra con sede en Vancouver.
El Gobierno cubano busca mayor inversión extranjera y planea llegar a 85.000 habitaciones de hoteles en 2020, pero el ritmo es lento y el desarrollo ha favorecido hasta ahora el destino de playa en lugar de centros culturales. Funcionarios no respondieron a solicitudes de Reuters para hacer comentarios.
El turismo estadounidense todavía está prohibido bajo el embargo comercial de Washington, pero desde hace unos años a los ciudadanos del país y a los residentes se les permite visitar la Isla bajo 12 categorías que incluyen intercambios religiosos, educativos, culturales y deportivos, entre otros.
En una de sus primeras medidas después de acercamiento, el presidente estadounidense, Barack Obama, flexibilizó las 12 categorías de los viajeros para ir a Cuba.
El martes, su Gobierno anunció un mayor relajamiento de las restricciones a su régimen de sanciones sobre la Isla que incluyen algunas vinculadas a los viajes aéreos autorizados para permitir acuerdos sobre espacios reservados, código compartido y de arrendamiento con las líneas aéreas cubanas.
El aumento de la presencia de estadounidenses se nota especialmente en La Habana y, por el poco cumplimiento de la prohibición del turismo, algunos están disfrutando de las playas y bares de Cuba con poco esfuerzo para ocultar sus intenciones.
Decenas de autobuses turísticos de 40 pasajeros hacen filas en las aceras del centro colonial de La Habana, donde multitudes abruman hoteles y restaurantes sobrevendidos.
Cifras oficiales refieren que unos 70.000 turistas estadounidenses más caminaron en 2015 por La Habana.
"El sector del turismo no estaba preparado para un escenario diferente al que había prevalecido en la Isla durante más de 50 años", dijo José Luis Perelló, un profesor de turismo de la Universidad de La Habana.
El aeropuerto internacional de La Habana carece de infraestructura para manejar la afluencia de visitantes como suficientes carros para transportar equipajes y escaleras para pasajeros, lo que causa cuellos de botella.
"Esto es una locura total", dijo Roniel Hernández, de 38 años y empleado de la terminal aérea que recibe los vuelos de Estados Unidos. "Los empleados están haciendo todo lo posible para satisfacer a los visitantes, pero el equipo es muy antiguo y necesita recambio", añadió.
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