Ley de Ajuste y beneficios: dos caras del mismo problema
Carlos Curbelo, en su proyecto de ley, reconoce lo que no se dice muy a menudo en relación con el perfil del exilio cubano: “algunos son perseguidos políticos, pero otros muchos, no. Lo declaran ellos mismos, no es ninguna especulación”
REPORTE
MIAMI.- SERGIO OTÁLORA
sotalora@diariolasamericas.com
@sergiootalora
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Dos hechos de esta semana podrían entenderse como consecuencia del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, anunciado hace un año, el 17 de diciembre de 2014.
El primero, la encuesta llevada a cabo por la firma investigadora Bendixen y Amandi –especializada en el mercado hispano– en la que se revela que después de 12 meses de negociaciones, un 56 por ciento de cubanoamericanos respalda la política del presidente Barack Obama de normalizar las relaciones con Cuba. Pero lo más sorprendente para Fernand Amandi, director de la firma, es que es “la primera vez que vemos, por lo menos en nuestros estudios, a una mayoría de cubanoamericanos que quiere eliminar el embargo”. Las cifras así lo registran: el 53 por ciento de los encuestados afirmó que no se debe continuar con el también llamado “bloqueo”.
Pero los congresistas cubanoamericanos del sur de la Florida, no parecen haber tomado nota de esa realidad. Ileana Ros-Lehtinen declaró, en una rueda de prensa, que “seguirá, con sus colegas, el trabajo en el Congreso de asegurar que el embargo se mantenga, a pesar de que el presidente Obama dijo que su meta para el año entrante será derogarlo”. Y al igual que sus colegas, sigue en una oposición cerrada a cualquier acercamiento del Gobierno estadounidense con el régimen de La Habana.
Beneficios
Otro hecho que marca un cambio en la percepción de lo que es el exilio cubano es el proyecto de ley presentado por el representante republicano, por el distrito 26, Carlos Curbelo.
Su mayor motivación es la de “frenar el abuso que existe con los beneficios para los refugiados”. Se refirió a los casos “más flagrantes” de cubanos que vienen a Estados Unidos, reciben los beneficios que la ley reserva para refugiados políticos, luego se devuelven a vivir a Cuba y de nuevo regresan.
Bajo la normativa legislativa propuesta por el representante, los cubanos que busquen beneficios federales deberán demostrar que dejaron la isla escapando de la persecución y no podrán regresar mientras no se acabe “la dictadura totalitaria”, como lo afirmó Curbelo.
Para el abogado de inmigración, Joshua Bratter, la propuesta de este congresista republicano expresa un “alto nivel de conciencia política”, porque representa la necesidad de intentar un diálogo más equilibrado entre la preservación de la Ley de Ajuste Cubano, los beneficios de los que realmente sufren la herencia dejada por la tiranía cubana y aquellos que abusan de la disposición del Gobierno de Estados Unidos para facilitar ese proceso humanitario a quienes han sufrido la persecución.
Abusos
Amandi dijo no conocer ningún estudio científico donde se demuestre que una mayoría de cubanos abusa de esos beneficios, nacidos del decreto que existe en la Ley de Asistencia en Educación de 1980, que trata a todos los cubanos como refugiados y asilados al concederles beneficios federales.
Según el investigador, “es seguro que hay casos, no es en blanco y negro. Pero hasta que no haya un estudio estadístico que diga, o bien que hay un porcentaje mucho más grande de lo aceptable que abusa, o que la mayoría de la gente no está defraudando al Gobierno o al que paga impuestos, se debe ser muy cauteloso con ese tipo de afirmaciones de que todos los casos o la mayoría de los casos [de refugiados] encajan dentro de ese concepto [aprovecharse de manera ilegal de los beneficios].
La apertura de Estados Unidos hacia Cuba, para los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart, ha intensificado el abuso de los programas de beneficios para los refugiados cubanos, según lo afirmaron en dos comunicados enviados a DIARIO LAS AMÉRICAS.
De acuerdo con Díaz Balart, “Carlos [Curbelo] logra un importante equilibrio que empieza con la solución al indignante abuso contra el dinero de los contribuyentes, multiplicado por las política del presidente Obama, al tiempo que asegura que los cubanos que huyen de la persecución, tengan un lugar seguro en Estados Unidos”.
Por su parte, la congresista Ros-Lehtinen coincidió al señalar que la “equivocada política de la Casa Blanca ha causado incertidumbre y pánico para los cubanos que escapan de la opresión”.
En ese sentido, el abogado Bratter cree que la decisión de Obama de restablecer relaciones con Cuba, incluyendo la apertura de embajadas en los dos países, “estuvo inspirada en buenas intenciones de promover una política más igualitaria y humanitaria hacia la isla”. Pero para este experto en temas de inmigración, hubo un fracaso al no dejar en claro cómo sería la implementación, a largo plazo, de esa política. Por lo tanto, “se ha creado esta histeria general, y ha habido un fracaso de relaciones públicas para promover, en su integridad, las implicaciones de esa política”.
Curbelo, al plantear su proyecto de ley, reconoce lo que no se dice muy a menudo en relación con el perfil del exilio cubano: “algunos son perseguidos políticos, pero otros muchos, no. Lo declaran ellos mismos, no es ninguna especulación”. Desde su perspectiva, Estados Unidos se merece tener una política coherente en cuanto a los refugiados políticos y a los inmigrantes económicos. Y es definitivo al afirmar que “ningún ciudadano estadounidense debe tolerar que un grupo abuse de la generosidad de este país”.
Un año después, los cubanoamericanos apoyan la política de Obama hacia Cuba
Una encuesta, recién salida del horno, realizada por la empresa Bendixen y Amandi (dedicada al estudio de las tendencias políticas de la comunidad hispana en Estados Unidos) da cifras muy reveladoras.
Un año después, el 46% de los cubanoamericanos cree como positivo el desempeño del presidente Barack Obama en relación con su política hacia la isla. El 44% opina lo contrario.
Lo más impactante es que en diciembre 17 de 2014, cuando Washington y La Habana anunciaron el restablecimiento total de sus relaciones diplomáticas, un 60% tenía una opinión negativa sobre ese acercamiento.
Y a pesar de todo lo anterior, otros resultados que llaman la atención de este sondeo: el 93% de los encuestados no ha visitado la isla después del día del anuncio, y un 61% no planea viajar a su país de origen en un futuro próximo.
Contrario a la férrea oposición de los republicanos a cualquier asomo de contacto entre Estados Unidos y Cuba, el 50% de los que respondieron la encuesta pertenece al GOP, el 35% es demócrata y el 14% es independiente.
Desde el punto de vista de generaciones, el 35% de los encuestados es mayor de 65 años y el 27% está entre los 50 y 64. Además, el 76% nació en Cuba y el 24% en los Estados Unidos.
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