Por Ariel Clavijo -
Todo parece indicar que la muerte de Orlando Zapata, y la puesta en libertad de
los últimos presos políticos del grupo de los 75 han aclarado la mente de
algunos otros que se encontraban estancados en cómo iniciar algo con seriedad
para buscar la definitiva línea de la libertad de Cuba,
Un misticismo ha
hecho posible que se haya establecido una comparación con los 12 Apóstoles para
afianzar las ideas de unión de los grupos opositores y disidentes dentro de
Cuba. La idea de unión interna no parece descabellada, pues de esa forma los
grupos del exterior se verían obligados a incorporarse a la unión planteada por
los cubanos de la isla. Todo tiene una base lógica, pues si trataran de unir a
los grupos en el exterior, con sus marcadas diferencias, heridas profundas de
antaño, el protagonismo de muchos de los dirigentes de esas organizaciones y
partidos, la ambición de llegar a ser los conquistadores del trofeo cubano,
tardarían varios años más y tal vez el próximo de la dinastía de los Castro
seria el que ganaría el galardón de iniciar las aperturas que tantas vidas ha
costado al hambriento pueblo de Cuba.
Considero muy
oportuno que se plantee la unión de los grupos en el interior de Cuba, pues es
la vía más fácil y segura de buscar el consenso nacional que se ha estado
buscando desde hace mucho tiempo. Ya se denotan algunas figuras dentro de los
doce Apóstoles que despuntan como líderes de esa oposición. Hombres que han
demostrado integridad, disposición, firmeza política y una clara definición
ideológica, factores necesarios para formar un verdadero líder que pueda
representar la lucha del pueblo de Cuba por su liberación.
No perdemos de
vista al Dr. Oscar Elías Biscet, que por muchos años se ha destacado como un
verdadero líder, sin doblegarse, sin ceder terreno al enemigo, siempre de frente,
con ideas firmes, capaz, con entendimiento sobre la materia y las necesidades
políticas de su pueblo. Biscet es un profesional, no solo de la medicina, sino
también en su comportamiento como ser humano, como hombre, como político y como
ideólogo. Su integridad como luchador es innegable y de intachable moral lo
convierten en ese líder que por mucho tiempo hemos estado esperando para
encabezar la lucha contra la tiranía de los Castro.
No quitamos meritos
a todos aquellos, que con su determinación de permanecer dentro de Cuba, han
hecho posible el renacer de las esperanzas de un pueblo, que durante cincuenta
y dos años ha venido buscando la forma de sacudirse la férrea tiranía que lo
oprime.
Los meritos
existen, las buenas intenciones les sobran, solo les falta el entendimiento de
aquellos que no se han despegado de su egoísmo para que se integren a una lucha
sana y verdadera.
Aquí podemos ver el
espíritu Martiano que existe en estos doce hombres que han tomado la decisión
de enfrentar a un tirano que dentro de sus planes esta el desaparecerlos
físicamente o destruirlos políticamente sin importarle escudriñar en la moral
de los mismos.
La iniciativa ha
sido lanzada, la tomamos o la dejamos.
Dejemos trabajar a
estos hombres y mujeres, que desde dentro de la isla, se juegan a cada momento
su vida para devolvernos a la patria libre que hemos deseado. Aquellos, que con
sus palabras llenas de odio hieren a los que desinteresadamente luchan, deben
respetar las iniciativas emanadas de la isla. La cooperación con ellos es
básica. Permítanle a aquellos que no están sentados en un reclinable, o en el
Versalles y la Carreta saboreando su café cubano, que elaboren los planes para
nuestra liberación y prestemos todo la ayuda necesaria a esos hombres que están
trabajando por la patria.
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