sábado, 29 de octubre de 2011

Proyecto de nación "Fundación Lawton"

 Dr. Oscar Elías Biscet

 Presidente de la Fundación Lawton de Derechos Humanos
 Medalla Presidencial de la Libertad





 En 1997, la Fundación Lawton de Derechos Humanos decidió poner en práctica los fundamentos teóricos de la lucha cívica no violenta, y tomó como escenario el encuentro que había de efectuarse en la Plaza Cívica José Martí, donde el Papa Juan Pablo II ofreció una homilía al pueblo cubano. El objetivo de nuestra organización no gubernamental es promover entre los ciudadanos cubanos la idea de que es posible librarse del régimen tiránico de los Castro a través del desafío político no violento con menor costo en sufrimiento para los mismos ciudadanos.

 Cuando el Papa hizo su entrada en la plaza habanera hacía ya una hora que los miembros de la Fundación Lawton habíamos izado un estandarte con la inscripción “Acuérdense de los presos y de los que sufren” y por el reverso rezaba “libertad para los preso políticos y de conciencia”. Esta última frase estaba acompañada de una lista de nombres de prisioneros, entre ellos los de la “Patria es de Todos”.

 Fuimos expulsados violentamente del recinto, cinco minutos antes de la entrada del mandatario Fidel Castro. Gracias a la protección de unos sacerdotes franceses y de dos periodistas de la Fox News pudimos salir de la plaza, muy preocupados pero sin males mayores.

 Desde entonces la Fundación Lawton de Derechos Humanos ha trabajado con decoro, inteligencia, amor altruista y perseverancia por el respeto a la vida del niño no nacido y de los derechos humanos del pueblo cubano.

 Este bello e intenso trabajo de la Fundación ha hecho que sus méritos hayan sido reconocidos a nivel nacional e internacional. Sin embargo la mayoría de su labor se ha ejecutado en silencio y fuera de toda publicidad con matices de protagonismo. Por eso felicito a todos sus miembros y los estimulo a que sigan desarrollando esta digna obra.

 Nos proponemos promover la estrategia de la resistencia no violenta como el arma mas idónea que debe utilizar el movimiento democrático opositor cubano en su búsqueda del respeto de los derechos humanos y de la libertad de todo nuestro pueblo. Y las valientes, amorosas, sabias y patrióticas palabras del arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, nos llenaron de un intenso amor patriótico que nos estimuló a desafiar el terror de estado impuesto en este infortunado país. Aquellas palabras fueron:

 “[…] Cuba es un pueblo que tiene una entrañable vocación a la solidaridad, pero a lo largo de su historia, ha visto desarticulado o encallados los espacios de asociación y participación de la sociedad civil, de modo que le presento el alma de una nación que anhela reconstruir la fraternidad a base de libertad y solidaridad”.

 “Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida por causa de un camino de despersonalización que es fruto del paternalismo”.

 “Le presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con una ideología. Son cubanos que, al rechazar todo de una vez sin discernir, se sienten desarraigados, rechazan lo de aquí y sobrevaloran todo lo extranjero. Algunos consideran esta como una causas más profundas del exilio interno y externo”.

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