Diario de Cuba - La muerte de Laura Pollán se produce en un momento en el que las Damas de Blanco han renovado sus objetivos. En este sentido, con menos presos en las cárceles, ¿deben la disidencia y el exilio replantearse sus programas contra la dictadura?
No. Creo que el número de presos que exista en las cárceles cubanas en un momento determinado no debe ser razón para cambiar la forma de actuar ni los planes de trabajo, tanto del exilio como de la disidencia. Sabemos muy bien que el régimen castrista, en el momento en el que realmente pudieran aumentar las manifestaciones de descontento popular, va a utilizar la represión y meter en la cárcel, golpear y probablemente a eliminar a cuanto cubano pueda hacerlo.
Más bien creo que en este momento, si miramos a la situación interna y a la global, tenemos que estar muy preocupados y muy conscientes de que en el futuro cercano pueden producirse en Cuba situaciones de crisis de gobernabilidad que lleven al régimen a aumentar la represión de una forma sustancialmente diferente a la que ha venido haciendo en los últimos tiempos.
Si algo debemos hacer es intensificar nuestros esfuerzos de ayuda directa a la sociedad civil dentro de Cuba, no solamente a los opositores activos, sino a todos los segmentos de la población. Todos nosotros tenemos que pensar en el riesgo tremendo que resulta para el pueblo el hecho de que el régimen no tenga absolutamente ningún plan, ningún programa de solución para la crisis que se está viviendo.
Tras la muerte de Pollán hay voces que piden a Obama medidas más duras, en referencia al tema de los viajes y las remesas. ¿No hay vías políticas más efectivas —y menos facilistas— que no impliquen meterse con los asuntos familiares?
Ciertamente, como las ha tenido la política con anterioridad. La política de Estados Unidos tiene en sus manos recursos que pudieran servir de manifestación en contra de la actividad del régimen castrista. Los cubanos del exterior somos prácticamente la única reserva que tiene el pueblo para poder desarrollar su capacidad de oposición al régimen y su búsqueda de una solución del problema. Si vamos a limitarnos nosotros mismos, si vamos a pedirle al gobierno norteamericano que, como resultado de la represión que se produzca en Cuba, vamos a cortar absolutamente o limitar los vínculos del exilio con nuestro pueblo dentro de la Isla, estamos haciendo un daño, estamos disparándonos en el pie.
Para mí, ese es el único objetivo que nosotros no podemos atacar de ninguna manera. Sabemos muy bien que se cometen excesos en las circunstancias actuales. Y sabemos que el régimen castrista, de alguna manera, se aprovecha de esta situación. Pero, a través de estas casi seis décadas, hemos tenido que hacer un análisis de costo y beneficio con respecto a la libertad de Cuba. Y la realidad es que sí existe un costo: enviando remesas se beneficia el régimen. Pero hay un beneficio muchísimo mayor para el pueblo, porque, a fin de cuentas, el régimen tiene en su poder todos los recursos necesarios, incluso si se eliminan las remesas, incluso si se eliminan los viajes y todo lo demás.
El pueblo, en cambio, no tiene nada más. Por lo tanto, es un absurdo que nosotros vayamos ahora a pedirle al gobierno de Estados Unidos que nos cierre la puerta a nuestra propia casa.
La otra cara del asunto es, por ejemplo, la visa que Estados Unidos ha concedido al grupo teatral La Colmenita, que presenta en varias ciudades una obra con contenido militarista y en defensa del espionaje. ¿Debería Washington limitar su entrada al país?
Si yo fuera el que tuviera que dar las visas, definitivamente no las hubiera dado. Eso, sin duda de ninguna clase, porque conocemos la situación del régimen castrista, y cómo utiliza a los niños y todo lo que esté en sus manos para la propaganda. No hay nada más detrás de esta visita que servir de propaganda al régimen.
Si tuviera la oportunidad de influenciar en los burócratas que dan esas visas, les diría: "óiganme, tienen que tener un poco más de raciocinio". El intercambio cultural, primero que todo, debería ser un intercambio abiertamente de ambas partes. Y si el pueblo americano pudiera hacer lo mismo dentro de Cuba, obviamente habría que considerarlo. Ojalá existiera una forma en la cual se pudiera definir claramente qué es lo puramente cultural y artístico y qué es lo propagandístico.
Grupos de exiliados en España han solicitado a los gobiernos democráticos que no se les conceda visas a las personas que participen en actos represivos. ¿Estaría en condiciones la Fundación Nacional Cubano Americana de pedir lo mismo al gobierno de Estados Unidos.
Sin duda. Es más, la ley de Estados Unidos prohíbe que se le conceda visa a nadie que haya participado en actos represivos, independientemente del país. Ciertamente se debe impedir, pero con evidencias. Además, también debería anunciarse que aquellos que aparezcan en la represión, ya sea por medio de fotografías o de denuncias ante la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, no se les va a conceder visado y no se les va a permitir la entrada a Estados Unidos.
El pueblo, en cambio, no tiene nada más. Por lo tanto, es un absurdo que nosotros vayamos ahora a pedirle al gobierno de Estados Unidos que nos cierre la puerta a nuestra propia casa.
La otra cara del asunto es, por ejemplo, la visa que Estados Unidos ha concedido al grupo teatral La Colmenita, que presenta en varias ciudades una obra con contenido militarista y en defensa del espionaje. ¿Debería Washington limitar su entrada al país?
Si yo fuera el que tuviera que dar las visas, definitivamente no las hubiera dado. Eso, sin duda de ninguna clase, porque conocemos la situación del régimen castrista, y cómo utiliza a los niños y todo lo que esté en sus manos para la propaganda. No hay nada más detrás de esta visita que servir de propaganda al régimen.
Si tuviera la oportunidad de influenciar en los burócratas que dan esas visas, les diría: "óiganme, tienen que tener un poco más de raciocinio". El intercambio cultural, primero que todo, debería ser un intercambio abiertamente de ambas partes. Y si el pueblo americano pudiera hacer lo mismo dentro de Cuba, obviamente habría que considerarlo. Ojalá existiera una forma en la cual se pudiera definir claramente qué es lo puramente cultural y artístico y qué es lo propagandístico.
Grupos de exiliados en España han solicitado a los gobiernos democráticos que no se les conceda visas a las personas que participen en actos represivos. ¿Estaría en condiciones la Fundación Nacional Cubano Americana de pedir lo mismo al gobierno de Estados Unidos.
Sin duda. Es más, la ley de Estados Unidos prohíbe que se le conceda visa a nadie que haya participado en actos represivos, independientemente del país. Ciertamente se debe impedir, pero con evidencias. Además, también debería anunciarse que aquellos que aparezcan en la represión, ya sea por medio de fotografías o de denuncias ante la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, no se les va a conceder visado y no se les va a permitir la entrada a Estados Unidos.
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