Padura, orgulloso de ser el primer cubano que gana el Princesa de Asturias
"Soy cubano por mis 64 costados. Dos patrias tengo yo: Cuba y mi lengua. Aunque ahora tengo tres: Cuba, mi lengua y mi trabajo".
Leonardo Padura recibe el Premio Princesa de Asturias
octubre 23, 2015
El novelista Leonardo Padura confesó el orgullo que siente de ser el primer cubano que gana el Premio Princesa de Asturias de las Letras.
"Soy cubano por mis 64 costados. Dos patrias tengo yo: Cuba y mi lengua. Aunque ahora tengo tres: Cuba, mi lengua y mi trabajo", dijo el escritor, que acudió a la ceremonia de entrega de los Premios vistiendo una guayabera.
"Merecer este premio no es cualquier cosa. Lo recibo con el orgullo de ser el primer escritor cubano. Lo recibo como un premio a mi primera patria", aseguró el autor.
En su discurso de agradecimiento, aprovechó lo que llamó su "día más mediático, para agradecer a su barrio de Mantilla, a sus padres, a sus amigos de siempre y a España, a quien le debe el honor de que el Consejo de Ministros le diera la nacionalidad Española.
Explicó que a España acudió por primera vez en 1988 para asistir a la primera edición de la Semana Negra de Gijón (norte), donde fue galardonado en 1995 con el Premio Café Gijón.
También tuvo palabras elogiosas para su esposa, Lucía López Coll: "Gracias por soportarme durante casi 40 años" y para su "compañero de luchas", el detective Mario Conde, que le ha acompañado en el empeño de explorar y revelar "la vida y la sociedad cubanas".
Tras admitir que debe a Cuba, su cultura y su historia, casi todo lo que es, tanto profesional como humanamente, el autor de El hombre que amaba a los perros dijo pertenecer, como escritor, a la lengua que aprendió en la cuna, "la maravillosa lengua española", una de sus patrias junto a Cuba como afirmó parafraseando al "apóstol" de la nación cubana, José Martí.
Ser escritor, explicó, ha sido "una bendición" que asumió como una responsabilidad artística y civil, que ha sido y será ardua" y que le ha generado incomprensiones y marginaciones cuando era considerado "apenas un autor de novelas policiacas".
Tras aprender hace 40 años que para lograr algo la única fórmula era "el trabajo diario", Padura incidió en que sus tres patrias tutelares le condujeron hasta un momento como el de hoy, uno de los más "importantes" de su vida y el "más mediático", junto a muchas coyunturas y personas que permitieron llegar a concretar "lo real maravilloso".
"Hoy es un día de vino y rosas y así quiero guardarlo en mi memoria", proclamó antes de advertir que pese a "las luchas, las dudas, los silencios y los resquemores", las recompensas que debe a sus patrias son "un pretexto de lujo para disfrutar y compartir esta felicidad".
Y lo hacía con una pelota de béisbol en la mano, con el mismo espíritu con que compartía hace más de 50 años su bate, su guante y su pelota con sus amigos del barrio, donde aprendió a gozar la satisfacción del éxito en el barrio habanero llamado Mantilla "donde palpita el corazón" de sus tres patrias.
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